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La elección del nombre del barrio fue elegido de manera unánime (Foto: El Miércoles Digital).
SEMANA DE LA MEMORIA

El barrio 30 viviendas lleva el nombre de Chilo Zaragoza

La comisión vecinal del Barrio 30 viviendas realizó el sábado 26 de marzo, con un emocionante acto, el “bautismo” de su vecindad con el nombre de “Barrio Chilo Zaragoza”, en homenaje al militante uruguayense asesinado por la Triple A en 1975, un año antes del golpe de Estado.

 

El año pasado, los vecinos y vecinas del barrio 30 Viviendas –construido por Copul y financiado por el IAPV– resolvieron denominar “Chilo Zaragoza” a su conjunto habitacional. Mediante un trámite realizado ante el Concejo Deliberante, lograron que la Municipalidad aprobara el pedido. En noviembre de 2015 se dio curso favorable al expediente Nº 993423 iniciado por Flavia Bernhardt, en nombre de la comisión vecinal.

Ahora, al cumplirse los 40 años del golpe de Estado y en el marco de las diferentes actividades llevadas a cabo para la “Semana de la Memoria”, se realizó el acto formal de imponer el nombre al barrio, con la presencia de familiares de los hermanos Zaragoza, miembros de la Comisión Memoria, Verdad y Justicia de Concepción del Uruguay, y representantes de fuerzas políticas y sociales. También actuaron artistas locales y hubo palabras emocionadas para el recuerdo de Chilo, por parte de familiares y ex compañeros.

 

EL PORQUÉ DEL NOMBRE

En nombre de los vecinos y vecinas, Flavia Bernhardt explicó las razones por las que eligieron el nombre de Chilo, uniendo su lucha con la de quienes se organizaron para acceder a sus viviendas, con la lucha y la organización como ejes de esa conexión. También se refirió a la necesidad de recordar a nuestras victimas del terrorismo de Estado.

Explicó que “hace más de ocho años entrábamos en este plan de viviendas y comenzábamos a soñar con nuestro hogar. Pero el sueño se alejaba y no teníamos respuestas. Fue así que entendimos que debíamos unirnos para ser escuchados. Nos organizamos sin tener mucha idea de adónde ir ni a quién recurrir. Pero sabíamos que iba a tener mas peso si estábamos unidos. (…) El camino fue largo, y un día surgió la inquietud de ponerle nombre a nuestro barrio”.

“Decidimos homenajear a un hijo de esta ciudad. Llegó a nuestras manos el informe sobre los desaparecidos uruguayenses, y el nombre de Chilo surge casi espontáneamente. Paradójicamente fue otro 9 de junio cuando nos reunimos y decidimos en una votación unánime el nombre que llevaría nuestro barrio (…)”

“Son sus valores y su lucha lo que quisimos rescatar. El hecho de pelear ante una gran injusticia junto a sus compañeros, cuando se opusieron a la desaparición de su carrera. Salvando las enormes distancias es lo que también hicimos al juntarnos: organizarnos y pelear por lo que creímos justo: tener nuestra casa”.

“Pero como sociedad y como vecinos de esta ciudad, le debíamos este homenaje hace tiempo. Desde nuestro humilde lugar, mantenemos vivo el recuerdo de Chilo cuando le contamos a nuestros hijos que fue un gurí de esta ciudad que se destacó en sus estudios, respetuoso e inquieto, comprometido con lo que pasaba a su alrededor y con una ‘inextinguible fe en el futuro’. Así seguirá vivo siempre”.

“Hoy con el objetivo cumplido, es necesario recordar los momentos vividos en estos años. Fuimos un grupo que incomodó a algunos, pero también hubo muchos que nos ayudaron. A ellos nuestro agradecimiento. A nuestras familias y amigos y a nuestros queridos vecinos que dedicaron tanto, valió la pena el enorme esfuerzo realizado. Gracias por el camino recorrido juntos, y a no bajar los brazos, que quedan cosas por las que seguir luchando”.

 

Los vecinos explicaron que eligieron el nombre de Chilo, uniendo su lucha con la de quienes se organizaron para acceder a sus viviendas, con la lucha y la organización como ejes de esa conexión.  (Foto: El Miércoles Digital).
Los vecinos explicaron que eligieron el nombre de Chilo, uniendo su lucha con la de quienes se organizaron para acceder a sus viviendas, con la lucha y la organización como ejes de esa conexión. (Foto: El Miércoles Digital).

LA EVOCACIÓN DE CHILO

La evocación del perfil de Chilo Zaragoza estuvo a cargo de nuestro compañero Américo Schvartzman, quien definió a Zaragoza como “un estudiante excelente, un hijo amoroso y atento, un hermano mayor protector, un ciudadano crítico y responsable, un dirigente estudiantil sensato, aplomado y revolucionario; un enemigo de la violencia política; un defensor de la democracia y la libertad; un trabajador esclarecido; un librepensador creyente en la ciencia y en el progreso social”.(Ver abajo, el texto completo)

Eladio Bochatay y Juan Echeverría, compañeros de Chilo en los 70 en la Federación Juvenil Comunista, recordaron su figura y la de su hermano Neco, a la que consideraron indisoluble de la de Chilo: “Recordar a uno de ellos es recordar a los dos”, dijo Echeverría. Y convocó a mantener altos los ideales por los que lucharon.

También hablaron brevemente la profesora Viviana Elizalde, acompañada de dos Jóvenes por la Memoria, estudiantes que vienen recuperando la figura de Chilo Zaragoza y que planean continuar con esa labor en el presente año; y Cachi Amoz, dirigente de Agmer y prima hermana de los Zaragoza, quien agradeció emocionada la decisión de la comisión vecinal y las presencias, entre las cuales se destacaban familiares de desaparecidos uruguayenses, jóvenes de la FJC, de la Juventud Guevarista, de la JP Evita y referentes de diversas extracciones partidarias.

La actividad contó además con la participación de artistas locales.  Los músicos Gabriel Godoy como solista, Víctor Nichele con los Uruguayenses, y en el cierre Juan Martín Bustos con integrantes de la cuerda de candombe La Candela, dieron el toque de ritmo y alegría a una ceremonia cargada de intensa afectividad.

 

CHILO, UNA VIDA LUMINOSA

Por Américo Schvartzman

Cuando Flavia me llamó, hace unos meses, para contarme que los vecinos y vecinas de este barrio habían decidido ponerle el nombre de Chilo Zaragoza a su vecindad, no pude reprimir la mezcla de emoción y alegría que me produjo la noticia.

Siempre en los aniversarios se agolpan un montón de sentimientos que pugnan por aflorar. Creo que es por eso que los seres humanos hacemos conmemoraciones. Yupanqui dice que seguimos “andando curtidos de soledad, / y en nosotros nuestros muertos / pa’ que naide quede atrás”. Creo que no sentimos menos solos cuando traemos a quienes, como también dice Atahualpa, si murieron “es solo para volver a nacer”. Ese es el caso de Chilo.

Juan Ramón Chilo Zaragoza es el primer entrerriano en la larga lista de víctimas –muertos o desaparecidos– del terrorismo de Estado en la Argentina. Chilo no es un desaparecido, aunque por ahorrar palabras, se lo incluye en la lista de los desaparecidos uruguayenses. Chilo fue asesinado antes del golpe. Casi un año antes. Y su cuerpo apareció, cosido a balazos. La Triple A se atribuyó el asesinato y hasta lo celebró. Es bueno recordarlo, porque el horror empezó antes, y empezó de la mano de un gobierno legitimo, que ilegitimamente financió y dio armas a la organización terrorista que asesinó a miles, entre ellos a Chilo.  Se calcula que la Triple A mató entre 1.500 y 2.000 personas. Y sus responsables, los que sigan vivos, siguen también impunes. Paradojas de la historia, la causa que investiga (entre otros) el asesinato de Chilo, que no avanzó nada, está en manos de otro uruguayense, uno que nos avergüenza desde hace años, el juez Oyarbide.

Los músicos Gabriel Godoy como solista, Víctor Nichele con los Uruguayenses, y en el cierre Juan Martín Bustos con integrantes de la cuerda de candombe La Candela, dieron el toque de ritmo y alegría a una ceremonia cargada de intensa afectividad. (Foto: El Miércoles Digital).
Los músicos Gabriel Godoy como solista, Víctor Nichele con los Uruguayenses, y en el cierre Juan Martín Bustos con integrantes de la cuerda de candombe La Candela, dieron el toque de ritmo y alegría a una ceremonia cargada de intensa afectividad. (Foto: El Miércoles Digital).

Es muy común idealizar a las figuras del pasado, y a veces ocurre con las víctimas del terrorismo de Estado. Muchas veces cuando los describimos remarcamos virtudes y disimulamos los defectos o imperfecciones que puedan manchar la imagen que se quiere reivindicar. Algo de eso sabía Borges, que escribió que “no hay cosa como la muerte / para mejorar la gente”. Quiero decirlo de entrada: con la vida de Chilo Zaragoza, es inevitable: todos los datos sobre su breve vida son ejemplares.

Chilo fue un estudiante excelente, desde la escuela hasta la facultad. Un hijo amoroso y atento, un hermano mayor protector, un ciudadano crítico y responsable, un dirigente estudiantil sensato y pacifista, un enemigo de la violencia política, un defensor de la democracia y la libertad, un trabajador esclarecido, y un librepensador creyente en la ciencia y en el progreso social.

Primer hijo del matrimonio formado por su papá, Juan Ramón, Tito, trabajador del “Ministerio” y comunista convencido, y su mamá Luisa Cecchini, desde la primaria se esforzó por enorgullecerlos. Y lo logró, con el “Cuadro de Honor” y con sus promedios siempre arriba de 8, con su titulo de profesor de Música y Guitarra antes de cumplir 17, en el Conservatorio Iberoamericano. Y también con el el compromiso, la solidaridad, la participación, y la mirada protectora sobre su hermanito Neco.

Chilo nació el 14 de julio (el día de la Revolución Francesa, la de las tres banderas que Chilo levantó: libertad, igualdad, fraternidad). Empezó la secundaria en la Escuela Normal pero como no quería ser maestro (el título que otorgaba la escuela por aquellos años) al terminar tercer año se mudó al Colegio, de donde egresó como bachiller. Sus compañeros y profesores lo recuerdan como un alumno inquieto y respetuoso, capaz de discutir los contenidos de las materias con argumentos sólidos.

En sus estudios se destacó siempre, pero los puntajes más altos los tuvo en cuarto año: 8.66 fue el promedio anual. Brillaba en literatura, en idioma extranjero, en las distintas ciencias “duras”, pero también en humanidades.

Durante su vida universitaria fue uno de los mejores alumnos de su promoción. En 1975 era alumno regular de 5º año de la Carrera de Bioquímica. Su capacidad era tan grande que aunque trabajaba (como profesor de guitarra) y militaba activamente en el Centro de Estudiantes, no había perdido un solo año de su carrera.

En las cartas que enviaba a su mamá, desgrana ternura y humor, le cuenta de sus estudios, pero también de sus actividades: en agosto del 74, por ejemplo, le escribe:

“Mañana se sabe el resultado de las elecciones del Centro. Creo que ganamos seguro. Me dieron la beca: 14.000 por mes y los vales del comedor. Mañana también cobro el primer sueldo de profesor (de guitarra) (...) Por eso a partir del mes que viene no me mandes más de 5 o 10. Lo demás dáselo al Neco o comprate algo que te guste. El Neco (no le vayas a decir que te avisé pero me parece que anda estudiando poco)”.

En otra carta, un par de días después, le dice a Luisa que siente ganas de ir al campo “a andar a caballo”. En esa misma carta le anuncia “le ganamos a la JUP por 8 votos, sobre un total de 1.200 y pico”.

Al igual que los estudiantes de la Noche de los Lápices, su pecado fue pelear por la jerarquía de la educación pública. Soñó una universidad abierta a todos los sectores sociales, y no solo a las elites. Soñó una ciencia y una tecnología volcadas a resolver los problemas populares, destinadas a hacer más iguales a las personas, a poner el conocimiento, el poder y la riqueza en manos de todos. Por eso también le contaba a Luisa, en la última carta que recibió que “Nos quieren reformar la carrera, es todo una manganeta para destruir la Universidad, que es lo que quiere la Misión Ivanissevich. Así que la cosa va a estar movida”.

Oscar Ivanissevich era el ministro peronista de educación, un fascista confeso, miembro de un clan que protegió a nazis refugiados en la Argentina, y que como ministro había iniciado una cacería de “subversivos” en la Universidad, bajo el auspicio del gobierno conducido por López Rega e Isabel Perón. Por eso en esa carta Chilo escribe su nombre reemplazando las dos “eses” por la cruz nazi.

Contra esos reaccionarios luchó. Era un militante comunista, enemigo de la violencia política y un estudiante destacado y aplicado. Sus perseguidores, los fascistas de la Triple A lo deshonraron incluso después de muerto: su tumba en el cementerio de Concepción del Uruguay fue ultrajada, un año después del golpe. Las Tres A, como escribió Rodolfo Walsh, ahora eran las Tres Armas.Y Junio se transformó en el mes trágico de la familia Zaragoza. Un 9 de junio del 75 apareció el cuerpo de Chilo, con 40 balazos de la triple A. Un 9 de junio pero del 77  secuestraron a su hermano Neco, también en La Plata. Luisa, la mamá que debió afrontar desde entonces ese terrible dolor, que nunca abandonó el reclamo por sus hijos, soportó hasta el año 2002, cuando también en junio, dio su último aliento… en las vísperas del día 9.

Hasta hace poco,Chilo, homenajeado en La Plata –ciudad donde desarrolló sus estudios y su militancia–  no era recordado en las efemérides “oficiales” en su propia ciudad de origen.

Hace diez años exactos escribi una nota con el titulo “Una pared en Concepción”, celebrando una pintada en homenaje a Chilo, en una calle céntrica de la ciudad. Pero poco después las lluvias destiñeron ese homenaje y las operaciones comerciales liquidaron esa pared. Y terminaba la nota diciendo:

“Se merece, Chilo, otra mano de pintura memoriosa. Algún mural, alguna calle, alguna placita, por qué no algún barrio, que lleven su nombre. Que esta vez siga allí, en su recuerdo, para que la ciudad no olvide a sus hijos víctimas de la violencia política. Y que cuando se despinte, cuando el viento, la lluvia o el paso del tiempo atenúen sus colores, nuevas manos, jóvenes como las de Chilo y plenas de “la inextinguible fe en el futuro” que tenía él, vuelvan a dibujar su rostro y llenar una, dos, tres, muchas paredes, con su querida presencia. Que así sea”.

Por eso me emocioné tanto cuando supe que este barrio llevará su nombre. Los vecinos y vecinas de este barrio están haciendo Memoria, verdad y justicia, al traer su nombre a esta comunidad. Mi deseo es que la luminosa vida de Chilo, sus ideales eternos, alumbren el andar cotidiano de cada una de las personas que viven aquí, y al resto de la comunidad uruguayense.Yo no quiero terminar estas breves palabras con oscuridad, con el reclamo a la justicia para que alguna vez castigue a los asesinos materiales e intelectuales de Chilo. Quiero cerrar con los valores por los que él vivió, y que contagió a quienes militaron con él y aun hoy lo recuerdan. Por eso quiero compartir con ustedes unos versos, que pretenden tomar lo mejor de Chilo como parte de la mejor tradición de lucha de quienes nacimos y vivimos en esta provincia que, con él, perdió quizás a uno de sus mejores hijos. Esos versos sencillos dicen así:

 

Soy orgulloso entrerriano / Por esos que nombro acá

Como el ChiloZaragoza / que iluminan el andar.

Entrerriano como el Chilo / soñando universidá

De puerta abierta y que todos / allí puedan ingresar…

Pa formarse y ser personas / Y no pa privilegiar

Porque el saber que no sirve / pa avanzar en la igualdá…

No es saber, es pura excusa / del que sabe dominar.

Y la verdadera ciencia / es la de desparramar.

Gracias a todos los vecinos y vecinas del Barrio Chilo Zaragoza, por hacer Memoria, verdad y justicia, con tanta serena contundencia. Y gracias por invitarme a ser parte de este momento.

Chilo Zaragoza, presente, ahora y siempre.

 

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