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Investigan el tiroteo al auto de un amigo del ex chofer narco de la Gobernación

Investigadores policiales tratan de determinar las extrañas circunstancias producidas en Concordia, que involucran a un chofer oficial que prestó servicios en Fiscalía de Estado, la Gobernación y en la Comisión Técnica Mixta (CTM) de Salto Grande. En días recientes le tirotearon el vehículo en un barrio concordiense y se estima que los hechos podrían tener relación con cuestiones vinculadas al narcotráfico. El conductor en cuestión era amigo personal de Marcelo Alejandro Acosta, el chofer narco de la Gobernación, actualmente detenido en la cárcel de Pinto, en Santiago del Estero.

Luego de que estallara en 2014 el escándalo del chofer de la Secretaría Privada de la Gobernación, Marcelo Alejandro Acosta, detenido con 20 kilos de cocaína en su poder, la revista ANÁLISIS prestó atención al inusual comportamiento de otro chofer, Augusto García, responsable de manejar el auto oficial de Sergio Urribarri. En un "off the record", ANÁLISIS relató que García "había dejado de asistir a su lugar de trabajo, muy 'golpeado' por la situación de su amigo Marcelo Alejandro Acosta (...). Aparentemente, a raíz del shock emocional que sufría García, no se encontraría apto para conducir el vehículo oficial del mandatario provincial, por lo que se lo vio cumpliendo funciones en la Comisión Administradora del Fondo Especial para Salto Grande (CAFESG), en Concordia. El lugar se lo habrían pedido al propio Ángel Giano, quien lo conoce a García desde hace un buen tiempo, así como también a su padre, considerado otro de los 'hombres de confianza' del gobernador para el manejo de los vehículos de la Gobernación".

De García nada se supo hasta el miércoles 9 de noviembre último, cuando un ómnibus de la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande y una camioneta particular fueron atacados a balazos en Concordia, en inmediaciones de la Estación de Servicios del Chiqui García, adonde el colectivo había sido llevado a lavar, según informó El Entre Ríos.

"Es verdad que en la zona del acceso sur suelen dispararle a los ómnibus, pero tratándose de la vida de nuestro personal y de bienes públicos, que pertenecen a toda la comunidad, nuestra misión es protegerlos y denunciar cualquier hecho, como corresponde", explicó Roberto Niez, presidente de la Delegación Argentina ante la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande, al justificar su determinación de hacer conocer a la Policía lo sucedido esa misma noche, gesto que implicó tirar de la punta de una madeja mucho más enredada de lo que en ese momento podía suponerse.

Al producirse el ataque a balazos, había dos choferes de CTM a cargo del colectivo. Uno de ellos es Aníbal Briceño, el mismo que hasta diciembre de 2015 conducía los vehículos que trasladaban a Juan Carlos Cresto. El otro, "un tal García".

Aunque aún la investigación está en sus comienzos, algunos indicios llenaron de preocupación a las nuevas autoridades de Salto Grande, alimentando la hipótesis de que el ataque no fuera una balacera con propósito de robo o de hacer daño sino más bien un "mensaje mafioso" o hasta un intento de intimidación. ¿Quiénes? ¿Por qué? ¿A CTM o a alguno de los choferes?

Ni bien los choferes notificaron a las autoridades de la Delegación que habían sido atacados, recibieron una orden tan elemental como razonable, pero que, inexplicablemente, desobedecieron: "Quédense ahí. No toquen nada hasta que llegue la Policía y haga las pericias".

No sólo que movieron el ómnibus baleado hasta la sede de la "Mutual del Deportista Concordiense", que funciona en Monseñor Tavella y Ricardo Rojas, sino que una vez allí emplearon una aspiradora para "limpiar" el interior y encintar las ventanillas dañadas. Todo eso, antes de la denuncia policial.

Cuesta entender por qué llevar un colectivo de CTM a una mutual sin vínculo alguno con el organismo binacional y que tiene como figura visible a Rubén Pato Zubillaga, ligado al urribarrismo, excoordinador del Argentina Trabaja.

También sorprendió que, ya en la Comisaría Octava, y cuando se aprestaban a declarar, García pidió dejar "afuera" a su camioneta, a pesar de que también había recibido impactos de bala. "Si los dos vehículos están involucrados, no corresponde denunciar sólo por uno", le respondió el oficial a cargo.

A tan extraños gestos se sumó otro, en el momento en que Briceño y García exponían sobre lo sucedido. "Ya nos habíamos ido de la Estación de Servicio cuando escuchamos un ruido. Así que di marcha atrás, di la vuelta y volví a lo del Chiqui a cargar combustible", contó García. "¿Cómo hizo para dar la vuelta con un colectivo Volvo de esas dimensiones?", preguntó el policía que tomaba nota. Otra pregunta quedó flotando en el aire, aunque nadie se animó a decirla: ¿Por qué no cargaron combustible al retirar el vehículo del lavadero?

Briceño y García también dijeron que en ese ir y venir fueron atacados otra vez y que una vecina había visto todo, pero se apuró a aclarar que la mujer no quería hablar.

Tantas incongruencias, titubeos e imprecisiones, llamaron la atención de las autoridades de la Delegación Argentina ante la CTM, aunque aún no habían tomado conocimiento de un dato clave.

En efecto, enorme fue la sorpresa cuando quedó en evidencia que el tal García no es otro que Augusto Gonzalo David García, ex chofer de Sergio Urribarri, compañero de Marcelo Acosta, el mismo que -según relató ANÁLISIS- estuvo "desaparecido" por un tiempo hasta ser visto en Concordia, supuestamente manejando autos de CAFESG, aunque ahora viene a saberse que fue finalmente Juan Carlos Cresto, por entonces Presidente de CTM, quien le dio "asilo".

Pero aún faltaba mucho por descubrir sobre García. La documentación publicada en internet por la Administración Nacional de Seguridad Social (Anses) y la Administración Fiscal de Información Pública (AFIP) documenta que no sólo las puertas de Salto Grande se le abrieron generosamente al compañero del narcochofer.

Figura también como empleado de la Fiscalía de Estado de la provincia, adonde ingresó, en un primer período, en octubre de 2005, cuando la titular del área era la actual Presidente del Superior Tribunal de Justicia, Claudia Mizawak. Se fue más tarde en julio de 2007, pero reingresó en enero de 2015 y aún continúa, a juzgar por los aportes previsionales realizados desde el área que lidera el doctor Julio César Rodríguez Signes.

Como si esto ya no fuera bastante, los registros muestran que durante 2015 García acumuló ni más ni menos que tres trabajos: Fiscalía de Estado, desde enero; CTM, desde febrero; y el Servicio Administrativo Contable de la Gobernación, desde abril.

Vale decir que después de la "crisis" que vivió en 2014, cuando dejó de vérselo por un tiempo al conocerse la noticia que su compañero Acosta había caído preso con cocaína, al año siguiente el chofer Augusto García recibió un tratamiento especialísimo, al extremo de verse beneficiado por la anterior gestión con un insólito triple empleo: Fiscalía de Estado, Gobernación y Comisión Técnica Mixta de Salto Grande.

¿Por qué estos inentendibles privilegios para este hombre? ¿Por qué fue sacado del área donde era compañero del narcochofer y se lo trasladó a un organismo binacional, en zona de frontera, con pase libre hacia el Uruguay en vehículos oficiales? Y todo ello, mientras se le multiplicaban los aportes previsionales desde tres empleadores en simultáneo.

(Fuente: El Entre Ríos)

 

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