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OPINIÓN

UNA RAMPLONA VACUIDAD IMPREGNA Y DOMINA LA POLÍTICA ARGENTINA

El vacío de contenidos llena los discursos de los máximos dirigentes políticos nacionales.

 

Escribe JULIO MAJUL

 

La decadencia intelectual de la clase política argentina ha llegado a límites intolerables. Los discursos de varios de los máximos dirigentes nacionales fueron una muestra cabal de la decadencia de una dirigencia que tuvo hasta hace años gente como Perón, Illia, Frondizi o Pellegrini; gente con cuyas ideas se podía disentir pero que tenía ideas propias de estadistas.

Escuchar el domingo a las estrellas del firmamento político nacional, Mauricio Macri y Cristina Fernández, daba vergüenza ajena, por la pobreza de su pensamiento y la estrechez de sus mentalidades.

Es muy preocupante pensar que los dos máximos dirigentes manifiestan tan grosero déficit de profundidad en su pensamiento.

Tal parece que la política ha quedado en menos de los ricos, interesados sólo en su progreso personal; no asoma nadie que parezca sentir la política como el servicio a la gente, en especial a la pobre gente pobre.

 

POR QUÉ SE DICE LO QUE SE DIJO

Un amigo muy querido, en las antípodas de cualquier anti, resumía el discurso triunfal de Macri luego de las elecciones, asegurando que en esencia dijo: “Que sí se puede, que vamos juntos, que los argentinos somos imparables, imparables, imparables, que lo que soñamos se puede juntos, juntos, juntos, porque sí se puede sin límites, sin límites, de corazón”.  Muy lindo como arenga a la muchachada, pero carente de toda profundidad, de ideas, de ideales (esto ni se habla, ya, por cierto).

Se me dirá que era un festejo, pero la campaña total de Cambiemos no fue muy distinta; el discurso era algo así como “cambiemos juntos, juntos somos más, juntos se puede cambiar”. De qué y cómo cambiar, ni una palabrita.

Y lo de la otra gran dirigente nacional no fue mucho mejor: Cristina no perdió, sino que no alcanzó para ganar, pero “quedamos como el futuro, los que seremos más”; para qué, cómo, nada.

O el peronismo entrerriano, que en los casi 30 años de gobiernos nacionales peronistas no se acordó de pedir nada de Salto Grande, pero cuando hay un gobierno nacional de otro signo político, le agarra un súbito ataque artiguista y federal, y “vamos a exigir lo que es nuestro”. ¿Y si también le exigieran a Urribarri que devuelva lo que es nuestro? Digo, nomás, ya que estamos pidiendo lo que es nuestro, ¿no?.

En fin: como dicen los que eligen resignarse, “es lo que hay”. Otros creemos que hay otra gente, con valores, con decencia, con dignidad, con ideales. Pero no tienen dinero ni contactos para figurar  como líderes nacionales.  Claro que eso es otra historia.

Hoy quería hablar de esta dirigencia decadente, soberbia y petulante. Quería hablar de la victoria de la ramplona vacuidad, que reunió la abrumadora mayoría de los votos

 

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