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Trump y Musk: una pelea de lucha libre y de poder que revela el deterioro democrático en EE.UU.

En el siguiente artículo, Germán Nobile, oriundo de Gualeguaychú pero que hace casi 30 años vive en Estados Unidos, intenta hacer hacer un racconto de la pelea mediática entre dos pesos pesados. Sin embargo, resalta que en lo esencial siguen de acuerdo: "Ninguno de los dos -ni el presidente ni su acaudalado aliado- se opone al proyecto por lo que realmente lo hace tan perjudicial: redistribuye recursos públicos hacia los más ricos, a costa de drásticos recortes para la clase media, los pobres y prácticamente todos los demás". Exactamente igual que en la Argentina.

 

Por GERMÁN ANDRÉS NOBILE (*)

 

Para los que siempre disfrutaron y extrañan, me incluyo, el exitoso “Reality TV The Apprentice” donde la figura principal del show, Donald Trump se deleitaba despidiendo gente por sus supuestas fallas en la forma de supervisar su “Team” en diferentes proyectos, y en su mayoría Teams compuestos de gente famosa, como el cantante de Meat Loaf, Cindy Lauper y el ex gobernador de Illinois Rod Blagodjevich entre otros. Ahora podemos disfrutar de otro de los tantas peleas de lucha libre que nos regala el actual president de los Estados Unidos.

La reciente disputa entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el empresario Elon Musk, ha captado la atención internacional, no sólo por el calibre de los protagonistas, sino también por el telón de fondo en el que se desarrolla: una controversial propuesta legislativa que promete redefinir el gasto público, reduciendo al estado entre otros detalles que seran dignos de destacar en otro artículo.

Todo comenzó cuando Musk calificó como “repugnante” y “una abominación” a la llamada “Gran y hermosa ley”, un ambicioso proyecto impulsado por Trump que, entre otras medidas, propone recortes masivos en programas sociales.

El CEO de Tesla acusó al Presidente de deslealtad, recordando que su apoyo económico fue clave para las victorias republicanas en las elecciones de 2024. Trump, fiel a su estilo combativo, respondió desde su red Truth Social con una amenaza directa: cancelar los subsidios y contratos gubernamentales otorgados a las empresas de Musk.

En un giro aún más polémico, Musk replicó con insinuaciones sobre presuntos vínculos de Trump con Jeffrey Epstein, comentarios que luego eliminó.

Para los que no viven aqui en EEUU o no recuerdan quien fue Jeffrey Epstein, fue un financiero norteamericano con gran éxito, uno de los financieros más conocidos y ricos de Wall Street, que se lo vio con Donald Trump en varias ocasiones. En 2019 Epstein fue acusado de abusar sexualmente menores de edad , condenado a un ano de prison , donde luego ( supuestamente ) se suicido.

El cruce, aunque cargado de dramatismo, no puede analizarse como una simple riña de egos. Lo que revela este enfrentamiento es una dinámica preocupante: la creciente influencia de intereses personales y corporativos – de ambos- en la toma de decisiones políticas, en detrimento del bienestar general.

La política estadounidense, cada vez más condicionada por el poder económico de unos pocos, parece alejarse de los principios fundamentales de una democracia representativa. Algo que vivimos en la primera administracion de Trump. Aun así, más allá del tono surrealista del intercambio, los problemas de fondo son reales. La democracia está en grave peligro algo que ya sabiamos que pasaria si ganaba Trump la presidencia una vez mas.

Sin embargo, ninguno de los dos —ni el presidente ni su acaudalado aliado— se opone al proyecto por lo que realmente lo hace tan perjudicial: redistribuye recursos públicos hacia los más ricos, a costa de drásticos recortes para la clase media, los pobres y prácticamente todos los demás.

Que dos multimillonarios, comportándose como niños malcriados, tengan tanto poder como para empobrecer a millones de personas en beneficio propio, es una señal alarmante sobre el estado de la democracia en Estados Unidos. Lo cual en la actualidad, parece ser- lamentablemente- el modelo para muchos paises en Europa y Sudamerica.

El empresario y presentador Scott Galloway graciosamente define esta situacion, como una pelea de dos adolescentes en la cafetería del colegio secundario. Y la verdad coincide ciegamente que los dos se están comportando como adolescentes, sin notar o mejor dicho – una vez má- sin importarles que billones alrededor del pais y el planeta entero, miramos esta lucha libre desde afuera esperando que se termine en cuanto antes… ¡suerte con eso!

Según el Centro de Prioridades Presupuestarias y Políticas (CBPP), el plan contempla los mayores recortes a la asistencia alimentaria en la historia del país, retirando unos 300 mil millones de dólares del programa SNAP, que actualmente asiste a millones de estadounidenses de bajos ingresos.

Que dos figuras con tanto poder económico y mediático se enfrasquen en un duelo cargado de acusaciones infantiles, mientras se definen políticas que afectan directamente la vida de millones de ciudadanos, es un signo preocupante del deterioro democrático.

También se prevén recortes históricos en Medicaid y en la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA), lo que dejaría a aproximadamente 15 millones de personas sin cobertura médica. La misma organización estima que otros 22 millones verían encarecerse sus seguros o perderían acceso a ellos, incluyendo trabajadores autónomos y pequeños empresarios.

En contrapartida, la ley incluye significativas reducciones impositivas para los sectores de mayores ingresos, lo que agravaría la desigualdad fiscal y sumaría billones a la ya abultada deuda nacional.

Se trata de una redistribución de recursos que favorece a los más privilegiados, en un contexto de inflación persistente y creciente tensión social.

Mientras usted y yo seguiremos pagando lo que nos corresponde en impuestos (o incluso mas), mientras multimillonarios como Jeff Bezos y Mark Zuckerberg, por nombrar sólo a algunos, verán reducida su carga fiscal gracias a las mismas politicas que recortan servicios esenciales para el resto de los ciudadanos.

La confrontación entre Trump y Musk, no sólo expone el personalismo y la fragilidad institucional que atraviesa la política estadounidense. También pone de manifiesto un fenómeno más amplio: la captura del Estado por parte de intereses privados, capaces de moldear la agenda pública a su conveniencia.

Que dos figuras con tanto poder económico y mediático se enfrasquen en un duelo cargado de acusaciones infantiles, mientras se definen políticas que afectan directamente la vida de millones de ciudadanos, es un signo preocupante del deterioro democrático.

Y todo este espectáculo público entre Trump y Musk ocurre, además, en un momento sumamente fragil para la economía estadounidense. Como si no fuera suficiente, Trump parece estar perdiendo otra batalla que él mismo empezo: la guerra comercial con China, que lejos de doblegar a Beijing, ha generado tensiones que se traducen en impactos negativos para el comercio y la inversión.

¿Será Xi Jinping el próximo contrincante en este ring de peleas políticas sin fin? No lo sabemos. Pero, por las dudas, no cambie de canal: la lucha libre —versión siglo XXI, con magnates y mandatarios— todavía tiene muchos rounds por delante.

(*) El autor es Criminologo, analista político y especialista en política estadounidense. Colabora regularmente con medios internacionales.

 

 

 

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