Se asociaron con una facultad para estudiar las características y los beneficios del propóleo, que varía según su origen geográfico. El objetivo es profundizar el conocimiento sobre sus aplicaciones más allá de su uso como alimento, explorando su potencial terapéutico.
Fundada en 2006 en La Picada, la Cooperativa de Trabajo El Espinal Ltda. se sostiene sobre el trabajo colaborativo de siete asociados que transforman la miel y el propóleo en suplementos naturales de alto valor nutricional.
Articulando con la ciencia y apostando a la innovación, como la reciente incorporación de tecnología para el procesamiento de propóleo, demuestran que el futuro de la apicultura está en el agregado de valor y la defensa de la biodiversidad.
Glenda Jaquet compartió la historia y el presente de la Cooperativa El Espinal, nacida en 2006 en La Picada, localidad cercana a la capital entrerriana. “En la actualidad, quien es el presidente Martín (Masslein), empezó teniendo colmenas acá y después se fueron acercando otros apicultores. Empezaron a pensar en juntarse para comprar insumos, como se trabaja asociativamente en la actividad”, relató sobre los orígenes del grupo.
Aunque no desarrollan exportación, han consolidado una sala de fraccionamiento y una línea de productos que incluye polen, propóleo y jalea real.
El trabajo colaborativo atraviesa toda la estructura. “Hay que tener salas para extraer la miel, para envasar. Es un poco en consonancia con el trabajo de las abejas”, expresó. Gracias a un proyecto de financiamiento nacional, incorporaron una máquina de procesamiento de propóleo que optimizó tiempos y permitió obtener extractos más concentrados. “Lo que hacíamos de manera artesanal en unas semanas, lo hace en algunas horas”, explicó.
La Cooperativa también articula con la Facultad de Bromatología de Gualeguaychú, investigando las propiedades del propóleo y su caracterización según las zonas. “No es solo alimento lo que ofrece la cooperativa, sino también medicina”, destacó la trabajadora.
En cuanto a la comercialización, la Cooperativa pasó de vender en ferias a tener puntos de venta en Buenos Aires, como el Colectivo Solidario y Caracoles y Hormigas. También están gestionando envíos por Correo Argentino. “Somos 7 asociados, con el capital colaborativo, todo es de todos”, explicó la apicultora. Aunque cuentan con cerca de 200 colmenas, el valor agregado les permite sostenerse. “Ahora está siendo un poco duro este último año, se está sintiendo”, reconoció.
Finalmente, hizo un llamado a la conciencia ambiental: “Necesitamos empujar el cuidado de toda esta zona que es la fuente de trabajo para nosotros. Si no hay ambiente sano y biodiverso, no hay producción apícola”.
Fuente:El Portal de las Cooperativas- Noticias Radio Reflejos.
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