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OPINIÓN

Doblemos la apuesta. Ahora Boleta única papel

¿Existe algo más democrático que el voto? Sí: el voto transparente. ¿Por qué? Porque concede legitimidad a quien ha resultado electo, y por ende, devuelve credibilidad a la institución democrática. Hacia ese modelo vamos los argentinos paso a paso, en el arduo desafío que enfrentamos quienes tenemos la responsabilidad pública de avanzar hacia la recuperación de la institucionalidad del país. Este camino hacia la transparencia electoral podrá ser lento y sinuoso, pero resulta ya inexorable.

 

(*) Por JORGE D´AGOSTINO

 

El propio presidente Mauricio Macri explicitó en los últimos días que la boleta única en papel es una alternativa viable para avanzar hacia la modernización de nuestro sistema electivo en los comicios legislativos de 2017. Lo hizo luego del traspié que vivió la iniciativa del Gobierno para imponer un proyecto de reforma en el Congreso, que tenía como insignia la instauración de la boleta de impresión electrónica. No puedo menos que sentirme identificado por esta definición presidencial. Desde mi banca en la Cámara de Diputados de la Nación he trabajado incesantemente en la dirección que el jefe del Estado ha decidido seguir: soy el autor del proyecto de ley que propone modificar el Código Electoral Nacional y sus leyes complementarias a fin de reemplazar la boleta de sufragio, que actualmente diseña, imprime, distribuye y fiscalizan los partidos políticos, por la boleta única de confección y distribución a cargo del Estado (http://www.diputados.gov.ar/proyectos/proyecto.jsp?id=179486).

La práctica electoral demuestra que el sistema actual es fácilmente falible, dejando abierta la posibilidad a prácticas inescrupulosas por parte de dirigentes políticos, quienes pueden manejar y viciar el sentido del sufragio expresado por el elector, vulnerando el derecho de los ciudadanos a disponer de una oferta electoral completa y transparente para elegir a sus representantes.

Es por esto que creamos y regulamos la boleta única en papel para reducir los márgenes de los riesgos de manipulación y garantizar una oferta electoral completa, fortalecer las identificaciones partidarias y privilegiar la autonomía del elector en la selección de sus representantes. Actualmente la mayoría de los Estados modernos la utilizan. Entre ellos, Francia, España, Suecia y Noruega. A nivel regional, en América latina, sólo dos países utilizan aún el sistema de una boleta por partido político. Ellos son la Argentina y Uruguay. Debemos, sin dudas, tomar el tren del progreso, que el resto de la región ya abordó… Hoy los senadores han bloqueado la boleta única de impresión electrónica, para mantener sistemas feudales, corruptos y fraudulentos. No dejemos esto como está. Doblemos la apuesta. Es nuestro deber es erradicar todo tipo de sospechas y procurar la existencia de actos eleccionarios inobjetables a fin de que las autoridades elegidas posean una legitimidad indubitable. Es simple: el voto transparente produce instituciones creíbles y aprobar la boleta única papel ayudará a dar un paso fuerza que la República necesita.

 

(*) Diputado nacional y actual Presidente del Comité provincial de la UCR de Entre Ríos.

 

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