A tres años del inicio de la invasión rusa, motivada en parte por la chance de que los ucranianos ingresen a la Alianza Atántica, Trump los bloqueó y se puso al frente de la negociación con Putin. Cómo funciona la organización militar hegemónica en el Mundo.
Por GABRIEL MICHI (*)

Una puerta se cerró. Y lo hizo con dureza. Con determinación. Una puerta que había actuado como supuesto disparador de una guerra. La posibilidad de que Ucrania ingresa a la OTAN -algo que se barajaba antes del inicio de la invasión rusa que comenzó hace casi tres años- hoy terminó de ser descartada. El gobierno de los EE.UU. -la nación más poderosa del Mundo y la que digita casi todas las decisiones de la Alianza de defensa- fue claro: no hay chance que el país se convierta en el miembro 33 de la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Lo dijo el propio Donald Trump.
Y no sólo eso, prometió que terminaría con la guerra: organizó una mesa de negociación con Rusia en Arabia Saudí a la que Ucrania decidió no concurrir. Todo hace pensar que el gran ganador de esto será Vladimir Putin, quien sueña con quedarse con los 110.00 kilómetros cuadrados que conquistó de territorio ucraniano desde que se inició el conflicto el 24 de febrero de 2022. De hecho, con un gesto claro de cuál es su mirada, Trump habló primero por teléfono con el líder ruso y luego lo hizo con el ucraniano, algo que molestó mucho a Volodymyr Zelensky.
En el encuentro en Arabia Saudí, el enviado estadounidense Keith Kellogg, ratificó que la posición de su gobierno es que Ucrania no se incorpore a la OTAN, algo que le va a transmitir personalmente -además de los resultados de esta cumbre- al propio Zelensky-: el acuerdo alcanzado establece un "alto al fuego", elecciones y un acuerdo final (además de un mecanismo de consultas ruso-estadounidense para reducir tensiones y restaurar el personal diplomático en Washington y Moscú y buscar la cooperación económica y los precios energéticos).
En la reunión el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, ratificó lo mismo: que la membresía de Ucrania en la OTAN era "inaceptable". Pero agregó algo más: también rechazó la aparición de tropas miembros de esa Alianza, incluso si operaban allí bajo una bandera diferente.
"Hoy hemos explicado a nuestros colegas lo que el presidente Putin ha subrayado en repetidas ocasiones: que la ampliación de la OTAN, la absorción de Ucrania por la alianza del Atlántico Norte, es una amenaza directa a los intereses de la Federación Rusa, una amenaza directa a nuestra soberanía", dijo Lavrov. Vale recordar que aquel potencial ingreso ucraniano en ese Tratado fue el que sirvió de excusa para que Rusia lance su "Operación Militar Especial" sobre ese territorio.

El rechazo a esa posibilidad se inscribe en el fastidio ruso por cómo la OTAN fue acrecentando cada vez más su presencia en sus fronteras, pese a los acuerdos que se habían alcanzado en el pasado. La posibilidad de que esos casi 2.300 kilómetros limítrofes (1.974 terrestres y 321 marítimos) entre Ucrania y Rusia se conviertan en una nueva y conflictiva vecindad entre la Alianza Atlántica y Rusia, disparó todos los resortes de defensa del Kremlin, más allá de la historia que vinculó a ambas naciones y a la advertencia de Putin por la presunta "nazificación" del otro lado de la frontera.
Sin embargo, hubo un "efecto boomerang" para Rusia porque su agresión sobre Ucrania llevó a que la Unión Europea (acuerdo que Ucrania tampoco integra) salga en su respaldo y redoble su inversión en defensa. Pero no sólo eso, ante la amenaza rusa, hubo otros países como Suecia y Finlandia que se incorporaron a la OTAN, este último país con una frontera de más de 1.340 kilómetros con Rusia. Así el límite en común se duplicó: antes era de apenas 1.215 kilómetros. Hoy hay más de 2.500 kilómetros de frontera entre la OTAN y los rusos.
Con el ingreso de esos dos nuevos miembros nórdicos, la OTAN pasó a contar con 32 integrantes, convirtiéndose en la alianza militar más poderosa del planeta. Cuando se creo esta organización, el 4 de abril de 1949 en Washington, fijaron como sede a Ginebra (Suiza), en un contexto de post Segunda Guerra Mundial y plena vigencia de la Guerra Fría.
En esa génesis los miembros fundadores fueron: Estados Unidos, Canadá, Bélgica, Dinamarca, Francia, Holanda, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Reino Unido y Portugal. En su Estatuto establece que todos los países que lo componen deben ir a la ayuda en caso de cualquiera de sus miembros sea atacado por otro agente. En ese momento los temores se extendían hacia el otro lado de la "Cortina de Hierro": la poderosa Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Y se basaron en el artículo 51 de la "Carta de Naciones Unidas", que reconoce el derecho de legítima defensa, individual o colectiva, en caso de agresión.

Pese a las tensiones que se vivieron hasta la debacle del comunismo y la disolución de la URSS, simbolizada en la caída del Muro de Berlín (el 9 de noviembre de 1989) y, con ello, la virtual desaparición del "Pacto de Varsovia", hay que remontarse a marzo de 1999 para ver por primera vez en acción a la OTAN: ese debut se dio con los ataques aéreos contra posiciones serbias en Kosovo, que duraron once semanas. Fue la primera ocasión en que la OTAN empleó la fuerza contra un país soberano sin que mediara una aprobación previa por la ONU.
Dos años y medio después, en octubre de 2001, tras los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos, la OTAN invocó por primera y única vez el artículo 5 de su Tratado, que obliga a los aliados a prestar apoyo si un miembro sufre una agresión exterior en su territorio y, con eso, se puso en marcha una alianza militar trasnacional que desplegó sus ataques en Irak y Afganistán.

Sin embargo, lo que más ha despertado su atención en cuanto a la geopolítica es el incremento en la hostilidad entre Rusia y Ucrania. Ya desde el 2014, cuando los rusos anexaron la Península de Crimea y comenzaron con el apoyo a los movimientos separatistas del Donetsk y Lugansk (en el este ucraniano), la OTAN mantiene una misión "defensiva" para proteger el espacio aéreo de los tres países bálticos: Estonia, Letonia y Lituania, ex repúblicas soviéticas que hoy forman parte de la Alianza Atlántica y que tienen fronera con Rusia.
El incremento de los países miembros no sólo se ha encontrado con limitaciones de factores exógenos (como el caso de Rusia) sino también endógenos, con integrantes activos que se opusieron por mucho tiempo a la incorporación de otras naciones con las que mantenían algún tipo de diferendo y el rechazo de un solo socio puede bloquear la llegada de otros Estados.

Cada país que integra la OTAN debe destinar al menos el 2% de su PBI anual a gastos en defensa que a su vez se traduce en el respaldo a la Alianza. Sin embargo, no todos los países llegan a ese compromiso. De hecho sólo 10 lo alcanzan. Y eso suele ser un reclamo constante de Donald Tump que sostiene que no todos cumplen de igual manera y con el mismo sacrificio con el sostenimiento de la Organización.
Cada nación que forma parte del Tratado asume el costo de los medios y el personal militar que pone a su disposición para las operaciones conjuntas. Estados Unidos aporta el 70 % del gasto conjunto de la OTAN, seguido de Reino Unido (6 %) y Alemania (5 %). Por eso Trump se muestra tan desafiante y ha amenazado una y otra vez con no defender a los países miembros que destinen menos del citado 2 % a Defensa.
Según datos de 2024, Estados Unidos invirtió 967.707 millones de dólares en defensa, seguido muy de lejos por Alemania (97.686 millones), Reino Unido (82.107 millones), Francia (64.271 millones) y Polonia (34.975 millones), todos ellos en el top cinco. Luego se ubicó Italia (34.462 millones), Canadá (30.495 millones), Turquía (22.776 millones), Países Bajos (21.460 millones) y España (21.269 millones).
En total los 32 países aportan más de 3,4 millones de militares a la OTAN, de los que el 38% son estadounidenses. Esa Alianza es hoy la principal fuerza militar hegemónica en todo el Mundo y la que logró mantenerse en pie a través del tiempo.
A ella quería ingresar Ucrania, algo que fue rechazado en más de una ocasión por algunos de esos miembros que, por ejemplo, necesitaban el gas, el petróleo u otras fuentes de energía proveniente de Rusia y que sabían que la adhesión de aquella nación podía enojar a los rusos y, con eso, complicar sus propias realidades.
Ese potencial ingreso a la Alianza fue también parte del origen de una invasión que ya lleva casi tres años y que ha provocado la muerte de más de 350.000 personas de ambos bandos, muchos de ellos civiles, además de una destrucción multimillonaria y de emigraciones masivas y crisis económicas y humanitarias.
Finalmente Ucrania no pudo ingresar a una OTAN que sí aceptó a otras naciones. Y ahora el propio Donald Trump le cerró la puerta en forma deteminante. Mientras se puso al frente de una negociación de paz con la Rusia de Vladimir Putin, relegando a la Ucrania de Volodymyr Zelensky a un rol pasivo. Como si no tuviera un papel central en una guerra que se está desarrollando en su propio territorio. En su propia casa.
Cronología de los ingresos a la OTAN
1949: 12 países crean la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Ellos son: Estados Unidos, Canadá, Bélgica, Dinamarca, Francia, Holanda, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Reino Unido y Portugal.
1951: Se suman Grecia y Turquía.
1955: Se agrega Alemania Occidental.
1982: Es el turno de la incorporación de España.
1999: Se suman los primeros países ex comunistas a la Alianza. Son Polonia, República Checa y Hungría.
2004: En la "Cumbre de Praga" (21 de noviembre 2002) o "Cumbre de la transformación", la OTAN invitó a siete países ex comunistas (Rumanía, Bulgaria, Eslovenia, Eslovaquia, Estonia, Letonia y Lituania) a adherirse, algo que se consumó dos años después.
2009: Se suman Croacia y Albania.
2017: Es el turno de Montenegro.
2020: Macedonia del Norte pasa a integrar la Alianza.
2023: Finlandia logra su incorporación.
2024: Suecia se convierte en el último país -hasta el momento- en formar parte de la OTAN, que así alcanza sus 32 miembros actuales.
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