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La Asamblea Abierta de Mujeres de Concepción del Uruguay resolvió en un DOCUMENTO ÚNICO

La Asamblea Abierta de Mujeres de Concepción del Uruguay resolvió en un DOCUMENTO ÚNICO.

El Paro Internacional de Mujeres es un hito histórico y un grito a nivel global. Es una construcción colectiva, trasversal, transnacional, multilingüe, interseccional y heterogénea.

El Paro del #8M es el momento para poner de manifiesto que si nosotras paramos, se para el mundo.

Por eso decimos ¡Si nuestras vidas no valen, produzcan sin nosotras! Porque nos preguntamos ¿quiénes y cómo producimos? y ¿cómo distribuimos la riqueza social?

El paro es un espacio de expresión, resistencia y transformación que nos damos las trabajadoras pagas y no pagas.

Paramos para repudiar todas las formas de violencias machistas y por nuestro derecho a vivir libres.

Paramos contra los despidos, el ajuste del Gobierno Nacional y por Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

Paramos porque venimos a decirle basta a las violencias femicidas y travesticidas, así como a las violencias económicas, policiales, judiciales y estatales que las sustentan. Nos organizamos a nivel nacional en asambleas abiertas, horizontales, participativas y colectivas para definirnos con un horizonte de futuro que nos conecta también con nuestra genealogía histórica del 8 de marzo como lucha histórica.

La expresión de mayor violencia hacia nosotras es el femicidio. El 2018 comenzó en Concepción del Uruguay con la condena a prisión perpetua del femicida de Yohanna Carranza, sus hijas y su pareja, quienes fueron asesinados el 4 de noviembre de 2016 y desde entonces esperábamos que actúe la justicia.

En nuestro país, las escalofriantes cifras de femicidios son un grito de alerta. Sólo el año pasado, ocurrieron 254 femicidios en la Argentina dando como estadística el asesinato de una mujer cada 29 horas y al mismo tiempo, se cuadruplicaron los crímenes de jóvenes entre 16 y 20 años y se triplicaron los asesinatos de víctimas de entre 11 a 15 años. Y todo esto en el absoluto desconocimiento de cifras oficiales, ya que son los organismos sociales y los colectivos feministas los que elaboran y analizan los índices de violencias.

No debemos olvidarnos que en el mes de abril se cumplirá el primer aniversario del femicidio de Micaela García, militante y luchadora y a quien también queremos hacer presenta en esta nueva jornada de paro y movilización.

También paramos para decir basta a las violencias y criminalización de las identidades disidentes. Es el machismo, la misoginia y el odio hacia mujeres, lesbianas, bisexuales, travestis y trans lo que nos mata. Los derechos conquistados por la comunidad LGTTBI deben ser considerados derechos humanos. Y sin embargo, también la exigencia al Estado del Cupo Laboral Trans es una deuda pendiente para que las mujeres trans y travestis no sean negadas y excluidas del mercado laboral formal.

Porque nuestros cuerpos y vidas importan es que visibilizamos que con la aprobación de la Ley de Trata 26.842 de 2008 que comprende la trata de personas con fines de explotación sexual como un acto de violencia por razón de género, se clausuraron numerosos prostíbulos que mantenían a niñas y adolescentes de los sectores más pobres, cautivas y esclavizadas. Sin embargo, la falta de políticas públicas para la asistencia socioeconómica de las víctimas generó que muchas de esas chicas rescatadas no cuenten con alternativas y caigan en otras redes de trata. Por eso denunciamos el desfinanciamiento y cierre de refugios para víctimas y seguimos diciendo: “Sin clientes no hay trata”.

Paramos cuando hacemos visible el mapa del trabajo en clave feminista y porque hemos tramado en asamblea alianzas transversales entre los distintos conflictos.

Paramos las ocupadas y desocupadas, las asalariadas y las que cobramos subsidios, las trabajadoras de la economía popular y las que realizamos tareas domésticas y de cuidado. Politizamos la reforma previsional porque entendemos que tiene que ver con la reproducción de nuestra vida y de cómo las principales afectadas somos las mujeres y los cuerpos feminizados, haciendo público un diagnóstico feminista de la crisis.

Luchamos contra el ajuste del neoliberalismo que encara en nuestro país el gobierno de Macri y la Alianza Cambiemos, con la connivencia de los gobiernos provinciales. Nuestra lucha hermanada pide el cese de los despidos y la flexibilización laboral con la que intentan disciplinarnos como clase trabajadora.

Las mujeres exigimos un mayor nivel de participación en la vida pública, política, gremial, gubernamental y empresarial. El techo y las paredes de cristal a las cuales estamos sometidas son una realidad mientras que la paridad en relación a los lugares que ocupan los varones es un derecho aún por conquistar.

A nivel mundial, según muestra la información relevada por ONU, las mujeres tienen mayor participación en ministerios de desarrollo social y todos aquellos que se ocupan de familia, infancia, asuntos de la mujer, educación y cultura. En el otro extremo, casi no hay ministras en medios y comunicación, defensa, transporte, economía y finanzas. Queremos más voces feministas en todos los debates políticos, económicos, sociales, culturales, somos productoras de sentidos y luchas en todos los ámbitos

¡Dejen de hablar por nosotras!

La asimétrica distribución del trabajo en peores condiciones que los varones y sin una redistribución equitativa, sumado a la invisibilización del trabajo doméstico y reproductivo no remunerado.

Las cifras lo dicen todo: las mujeres aportamos en torno a 10 billones de dólares a la economía global mediante trabajos de cuidado no remunerados como el cuidado de los hijos y de las personas mayores y las tareas del hogar.

Según estudios  del Indec las mujeres destinamos 6 horas por día en el cuidado de las personas dentro del hogar, mientras que los varones sólo lo hacen 3,8 horas al día. 9 de cada 10 mujeres cumplimos estas tareas mientras que sólo 4 de cada 10 varones realizan alguna de ellas.

En cuanto al rol de los cuidados, le exigimos al Estado el tratamiento y la ampliación de las licencias por maternidad y paternidad, para equiparar las responsabilidades del cuidado familiar y promover un mayor porcentaje de mujeres con una vida laboral activa y formal.

Paramos porque reclamamos la aplicación de la Ley de Emergencia social y alimentaria, al mismo tiempo que rechazamos la suspensión del Seguro de Capacitación y Empleo (SCyE)  que perjudica especialmente a las personas travestis/trans, mujeres en situación de violencia doméstica, personas en situación de prostitución y personas viviendo con VIH.

Rechazamos la disolución del Plan Ellas Hacen y el desmantelamiento de programas de Salud Pública sobre tratamientos hormonales. Más presupuesto para políticas públicas que garanticen tareas de cuidado: escuelas infantiles y jardines comunitarios para trabajadoras, con vacantes suficientes. Repudiamos que el “presentismo” como premio castigue las tareas de cuidado que quedan a cargo principalmente de las mujeres.

Vemos también con un signo de alarma creciente el recorte de pensiones y la ausencia de políticas públicas especialmente en discapacidad visual y auditiva. Por eso exigimos al Estado que destine un mayor presupuesto en materia de accesibilidad ya que las mujeres sordas se encuentran atravesadas por una doble opresión, por un lado por el sistema patriarcal y por otro lado, como personas sordas son oprimidas por la falta de accesibilidad en la comunicación en todos los espacios de la vida cotidiana: salud, trabajo, educación, cultura y recreación.

Los pañuelos verdes de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto nos hermanan en un grito que ya es global: Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Esta marea verde que se multiplica en cada reclamo para exigir nuestro derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas. Hace apenas dos días se presentó por séptima vez el proyecto de ley por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito en el Congreso de la Nación. Y esta exigencia simboliza una de las deudas más grandes de la democracia.

En la Argentina se realizan entre 500 mil y 600 mil abortos al año en condiciones de clandestinidad. Y somos una vez más las mujeres las que dejamos la vida ejerciendo un derecho que se nos ha sido negado históricamente. Las mujeres pobres, las que pertenecemos a los sectores de la población más vulnerables que no podemos pagar un aborto seguro, lo hacemos en condiciones infrahumanas engrosando las recaudaciones millonarias del negocio de las clínicas clandestinas. El aborto es una realidad que existe y el Estado debe considerarlo como un asunto de salud pública para diseñar e implementar las leyes y políticas públicas que nos garanticen el derecho a la autonomía de nuestros cuerpos. Hoy más que nunca volvemos a repetir: “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”.

Sabemos que la educación sexual integral, laica y científica, es uno de los pilares para sostener y garantizar el acceso a derechos sexuales y reproductivos de forma responsable y que permita eliminar todo tipo de prejuicios de género. Por esto es que volvemos a exigir el sostenimiento de los Programas de Educación Sexual y de Salud Sexual y Procreación Responsable.

Paramos y  nos reconocemos en las luchas indígenas, populares y afrodescendientes: Remarcamos nuestro protagonismo de en las luchas comunitarias por la vida y los territorios. El neoliberalismo inyectó en las trayectorias de nuestras luchadoras sociales una nueva conciencia de clase, de género y de empoderamiento de los sectores populares. Son ellas, las que se pusieron al frente de las demandas de los sectores invisibilizados y silenciados históricamente para enfrentarse al avance de un modelo económico excluyente, patriarcal, represivo y extractivista.

Por nuestras libertades y el derecho a vivir una vida digna exigimos la libertad de las luchadoras sociales y políticas Gladys Diaz, Mirta Guerrero, Mirta Aizama y Graciela López. Así como exigimos cumplimiento con la inmediata liberación de Milagro Sala, la primer mujer presa política durante el macrismo.

Exigimos el cumplimiento de las consideraciones de los organismos internacionales así como de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que cataloga a su detención como arbitraria. Denunciamos y resistimos la dominación racista, por condición de género y capitalista sobre nuestras luchadoras sociales.Paramos porque nos mueve el deseo, porque somos un movimiento internacional feminista que está revolucionando el mundo.  Planteamos que este cambio radical debemos hacerlo aquí y ahora.

Por todo ello exigimos:

- Fin del ajuste y represión, porque las mujeres somos las más perjudicadas en épocas de crisis

- Fin de los femicidios, travesticidios, persecución policial y la complicidad estatal

- Correcto cumplimiento de la Ley Nacional 26.485 de Protección Integral a las Mujeres.

- Celeridad en las causas judiciales

- Correcto funcionamiento de las instituciones gubernamentales responsables de la protección integral de los derechos de las mujeres.

- Aborto legal seguro y gratuito

-Licencias por violencia de género

- Educación sexual integral laica y científica en todas las escuelas y niveles de escolaridad

- Separación de la Iglesia y el Estado

- Fin de la discriminación salarial contra las mujeres

- Socialización de las tareas de crianza y domésticas

- Derecho a parto respetado

- Fin de la persecución por raza, nacionalidad, género y clase

- Creación de la Fiscalía en Violencia de Género en Concepción del Uruguay

-Fortalecimiento del Área de la Mujer municipal que cuente con un equipo interdisciplinario exclusivo de dicha área y especializado en violencia de género

- Desmantelamiento de las redes de trata con fines de explotación sexual y condena efectiva a los proxenetas

- La creación inmediata del hogar refugio para mujeres víctimas de violencia de género y sus hijas e hijos en Concepción del Uruguay.

 

¡Viva el paro internacional feminista! #NiUnaMenos #VivasNosQueremos!

 

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