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La crisis en el sector automotor adelanta el modelo de sociedad que viene

El autor de esta columna, con más de tres décadas en el rubro, analiza lo que está sucediendo en la comercialización de vehículos con una mirada aguda y preocupada: la clase media (y ni hablar de los sectores populares) excluidos del consumo. “El cambio social que se está produciendo”, asegura, “genera una grieta, y aquí sí el término es más válido que nunca, entre quienes están dentro del sistema, quienes se aferran como pueden para no ser excluidos y quienes ya no tienen esperanza de reinsertarse”.

 

Por FERNANDO POERIO (Especial para EL MIÉRCOLES DIGITAL)

 

Es sabida la crisis del sector automotor. Y si así no lo es, acá dejo un poco de información acerca de un tema que conozco, sobre un rubro al que hace 35 años pertenezco y en que me desempeño. En los últimos años el sector automotor en el país sufre una crisis que no sorprende seguramente a quien lea esto.

Pero existe un detalle que no es menor y que sí puede sorprender, y es el siguiente: aún en esta crisis se están comercializando vehículos, esto no ha cambiado, pero sí ha cambiado –y de una manera drástica y dramática para el rubro al que pertenezco– los sectores sociales que están comprando automotores.

...la actualidad del sector automotor es solo un ejemplo. Lo verdaderamente preocupante es el cambio social que se está produciendo, generando una grieta –y aquí si el término es más válido que nunca– entre quienes están dentro del sistema, quienes se aferran como pueden para no ser excluidos y los que definitivamente se cayeron y ya no tienen un mínimo de esperanza de reinsentarse dignamente.

Al tratarse de un bien registrable, es estadísticamente fácil analizar esto que estoy diciendo y el cambio producido en estos años. Seré claro: lo que se está vendiendo son todos productos del más alto rango de precios, fundamentalmente Pick up y SUV.

Pick up lanzadas recientemente cuyo costo está por arriba de los diez millones de pesos (80.000 dólares oficiales) se agotaron solo en el prelanzamiento acá en nuestra provincia, y así sucedió con casi todas las unidades de precio superior a cinco millones de pesos.

Mi conclusión es clara y contundente: esto es un plan diseñado para décadas y no una crisis pasajera como tantas otras como las que hemos sufrido. El deterioro y la acentuación de la concentración vinieron para quedarse, y aunque suene pesimista, es la realidad cotidiana que surge de la observación empírica.

Mientras –y esto también es lo significativo– las unidades históricamente destinadas a la clase media ya casi no se producen, muchas se discontinuaron y las que se encuentran en el mercado de 0 Km deben ser promocionadas con tasas subsidiadas para poder comercializarlas. Imaginen ustedes lo que sucede entonces con las unidades usadas.

Como señalé, muchas fábricas han discontinuado los productos populares y accesibles para los sectores que aún aspiran a tener su propia movilidad (el más emblemático es el Gol de VW, hoy la unidad más económica ronda los cuatro millones de pesos en esa marca) y, migrando y mirando hacia el otro extremo de los precios, se instaló una fábrica de Pick up en Córdoba para Nissan, Renault y en un futuro Mercedes.

Por su parte Ford dejó de fabricar autos en su emblemática planta de Pacheco donde ahora solo produce Pick up. Seguidamente se retiró de Brasil, lo que marca su mirada global del continente (adelantando mi análisis).

Si usted leyó hasta acá y le interesa poco el tema créame que lo entiendo y casi compartiría su mismo interés, si no fuese porque a corto, mediano y largo plazo nos afectará a todos, no solo al sector automotor, que de por sí no es chico, con su enorme influencia sobre el resto de la economía (desde el que fabrica la cuerina para el tapizado, hasta el kiosco en que el obrero desempleado o precarizado ya no gastará sus pesos).

Lo que quiero señalar y dejar en claro es que estas multinacionales implementan decisiones a mediano plazo, y que todas ellas fueron tomadas hace un tiempo, para ser ejecutadas en un futuro mediato e inmediato. Es lo qué está sucediendo y hay que preguntarle ¿será por diez, quince años o ya no son reversibles estas medidas en su planificación estratégica y económica? Así nos veían hace seis o siete años y así nos ven por varios años mas. ¿Cómo? Como un país con una clase media devastada que no puede mantenerse a la que cada día se le hace más difícil vivir, comprar insumos y ya no hablemos de automóviles, que al fin hablar de autos es solo una muestra de algo mucho mayor.

Haga el ejercicio de apartarse del sector automotor (del que escribo porque es el que conozco con números reales, pero lo que menos importante es que el análisis quede centrado en el sector) y llévelo a cualquier rubro que se le ocurra, o directamente mejor haga el análisis de la sociedad que se está formando.

Mi conclusión es clara y contundente: esto es un plan diseñado para décadas y no una crisis pasajera como tantas otras como las que hemos sufrido. El deterioro y la acentuación de la concentración vinieron para quedarse, y aunque suene pesimista, es la realidad cotidiana que surge de la observación empírica. Y es esa misma realidad que hoy nos genera dudas, o cada vez más certezas, de que a nadie le importa cambiarla en beneficio de la actividad en particular y de la sociedad en general.

Vuelvo reiterar al precio de ser cansador, la actualidad del sector automotor es solo un ejemplo. Lo verdaderamente preocupante es el cambio social que se está produciendo, generando una grieta –y aquí sí el término es más válido que nunca– entre quienes están dentro del sistema, quienes se aferran como pueden para no ser excluidos y los que definitivamente se cayeron y ya no tienen un mínimo de esperanza de reinsertarse dignamente.

 

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