Milagros Guardia jugó al básquet desde niña pero el fútbol la atrapó para hacer un recorrido que la encuentra en Unión de Santa Fe y acaba de lograr el ascenso a primera división.
Hace algunas semanas Unión de Santa Fe logró el ascenso a la máxima categoría del fútbol femenino de AFA tras ganarle a Lanús con un resultado global de 2-0 en la serie final. Las “Tatengas” hicieron historia: por primera vez jugarán en Primera. Entre los abrazos, lágrimas y cánticos de euforia, Milagros Guardia, nacida en Concepción del Uruguay hace 25 años, saboreaba un sueño que empezó hace apenas unos años y que hoy la encuentra en lo más alto.
“Arranqué a jugar en 2019, más o menos, ahí en Gimnasia y Esgrima. Quise probar, porque siempre me gustó el fútbol”, cuenta. Hasta ese momento, su vida giraba alrededor del básquet. “Toda mi vida jugué al básquet en Parque Sur. Pero vengo de una familia muy futbolera: mi hermano jugaba, lo seguía a todos lados, y me encantaba ir a la cancha. Siempre tuve esa pasión, aunque no me animaba a dar el paso”.
Cuando por fin se animó, no paró más. “Desde el primer día que toqué una pelota sentí que era lo que quería hacer. Me fui preparando, entrenando, aprendiendo cada día más. Cuando empecé, nunca imaginé todo lo que iba a vivir después”, confiesa Milagros.
Los primeros pasos
Milagros comenzó en Gimnasia y luego pasó por Atlético Uruguay, con el que disputó la Copa Entre Ríos. “Cada club me enseñó algo. En Gimnasia fue todo nuevo, en Atlético ya me sentía más segura. Después jugué en San Marcial, también la Copa Entre Ríos, y siempre buscaba seguir creciendo”.
La oportunidad de mostrarse a nivel nacional llegó con Santa María de Oro de Concordia, en la Copa Federal. “Ellos me dieron una gran oportunidad. Fui al predio Lionel Andrés Messi a jugar contra Rosario Central. Imaginate lo que fue eso para mí. Verme ahí, frente a jugadoras de Primera, fue un sueño cumplido. No podía creer lo que estaba viviendo”.
Su carrera siguió en San Benito de Paraná, donde volvió a disputar la Copa Federal y también enfrentó a Boca Juniors. “Jugar contra Boca fue una locura. Eran chicas que veía en la tele. Estar ahí, compartir la cancha, fue una experiencia inolvidable. Me dije a mí misma que quería seguir creciendo, que quería llegar más alto”.
El sacrificio y la oportunidad
Después de un año y medio en San Benito, Milagros sintió que su ciclo estaba cumplido, quería cambiar de aire y la distancia con la familia hacia las cosas cada vez más difícil. Estuvo cerca de renunciar a todo y volver para Concepción. Hasta que un día, una charla cambió su rumbo.
“Le dije al ayudante de campo del club que sentía que mi ciclo ahí se había cumplido, que quería volver a Concepción del Uruguay. Y él me respondió: ‘¿Por qué no vas a probarte a Unión? Ellos están jugando en AFA, en la B’. Me insistía, me decía que no bajara el nivel, que tenía condiciones para jugar donde quisiera. Esas palabras me quedaron dando vueltas en la cabeza”.
Milagros consiguió el contacto del técnico de Unión, Paulo Poccia, y se animó. “Le escribí, le conté quién era, y me dijo que me conocía. Me invitó a probarme. Estuve unos días entrenando y por suerte quedé en el plantel. Fue una alegría enorme”.
Sin embargo la rutina y la distancia seguían siendo dura. “Seguía viviendo en Paraná, trabajando y viajando todos los días. Vivía en San Benito, así que tomaba el colectivo o un Uber hasta Paraná y me encontraba con unas compañeras para viajar juntas a Santa Fe. Hacía eso todos los días. Era muy agotador, pero no quería dejar de entrenar. Hasta que hablé con mis papás y les dije que no daba más. Les conté que quería seguir en Unión, que me sentía muy bien en el club. Y ellos no dudaron ni un segundo: me dijeron que me fuera a vivir a Santa Fe, que tenía todo su apoyo. Gracias a ellos hoy vivo a dos cuadras del club. Todo lo que logré es gracias a ellos, que siempre confiaron en mí”.
El debut que no se olvida
Su debut con la camiseta tatengue fue una película. “El primer partido fue contra Deportivo Merlo, estuve citada pero no entré. El segundo, contra Estrella del Sur en el estadio 15 de Abril, íbamos perdiendo 3-0. En el entretiempo el técnico hizo cuatro cambios y yo no estaba entre ellos. El partido se puso 3-2 y quedaba un cambio. De repente escucho que dice: ‘Apúrala a Milagros’. Entré a los 70 minutos y a los pocos minutos hice el gol del empate. Fue increíble”.
“Debutar y hacer un gol en ese estadio fue un sueño. No quería despertarme. Ese día ganamos 4-3 y desde ahí no paramos más. Fue como una señal de que estaba en el lugar correcto”, recuerda con emoción.
El ascenso histórico
Este año, el esfuerzo tuvo recompensa. “No me tocó jugar tanto como hubiera querido, pero siempre di lo mejor. En los entrenamientos, en cada minuto en cancha, en todo. Con mis compañeras y el cuerpo técnico sabíamos que este era nuestro año. El año pasado se habían quedado afuera en semifinales, así que había sed de revancha”.
Y la revancha llegó. Unión se consagró campeón y logró el ascenso a Primera. “Es algo histórico. Es un orgullo muy grande para mí, para el club y para mis compañeras. En la primera final no estuve convocada, pero en la vuelta sí, y pude jugar. Cuando terminó el partido no lo podíamos creer. Lloramos, gritamos, nos abrazamos. Todo el esfuerzo valió la pena”.
El presente y el futuro
En Unión, Milagros ya pasó por varios puestos. “Arranqué jugando de delantera, después me pusieron de volante por derecha y últimamente de lateral. Pero yo siempre digo que donde me necesiten, ahí voy a estar. Lo importante es dejar todo”.
Sabe que el fútbol femenino está creciendo, pero también que queda mucho por hacer. “Por suerte hoy se le da mucha más importancia. Hay chicas que pueden vivir del fútbol, y eso me pone feliz. Ver nenas de cuatro años que ya le piden a sus papás que las lleven a entrenar es hermoso. Antes no pasaba eso. Tengo compañeras que cuando eran chicas no las dejaban jugar por ser mujeres. Hoy hay fútbol femenino en todas las edades, y eso emociona”.
Su sueño inmediato está claro. “Voy a seguir en Unión. Deseo firmar mi primer contrato profesional. Es lo que vengo buscando desde hace tiempo. Este club me abrió las puertas y me hizo crecer como persona y como jugadora. Ojalá pueda seguir devolviéndoles un poco de todo lo que me dieron”.
De La Histórica a Santa Fe, de las canchas de barrio a la elite del fútbol argentino, Milagros Guardia representa el camino de una generación de jugadoras que se abren paso con esfuerzo, pasión y coraje.
Reportaje de Manuel Iconicoff de La Calle.
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