En estas horas Javier Milei convoca a sesiones extraordinarias, entre otras motivaciones, herir gravemente la ley de protección de los glaciares.
Por JORGE OSCAR DANERI (*)
No será extraordinario lo que suceda en el Congreso de la Nación. De concretarse, resultarán decisiones desertificadoras de la política y su sentido, de los ecosistemas, sus cuencas, culturas y economías.
Las cuencas que nacen desde las aguas de los Andes, vistiendo de arco iris los territorios, serán apropiadas, paso a paso o abruptamente, de mano de esta privatización corporativa de la política y los mundos milenarios de los reinos de vida que se sustentan en las aguas glaciarias, dejarán de ser Pachamama, madre naturaleza.
La fiesta de las empresas mineras será por unas dos o tres décadas. Las regiones andinas sacrificadas, quedarán para siempre.
La negación del cambio climático por el actual gobierno y las provincias que lo apoyan política y legislativamente, delirio apropiador y privatizador de los ecosistemas de los que somos humedal, monte y cordillera, nos lleva a conmovernos con el grito de la tierra y sus entramados periglaciares.
En palabras de Gastón Soublette, este "tipo humano" que no sentipiensa el ecocidio que ejecuta y del que serán recordados hasta que la memoria deje de ser, si la tendencia vigente al servicio del poder concentrado, expresión de la riqueza de unos pocos arrogantes y violentos, militarizadora del lenguaje oficial - en estas horas manifestado con los aviones guerreros que surcan los cielos de la paz sin razones o geopolítica mínimamente comprensible- salvo esa enfermedad patriarcal del poder vigente y alienado al imperio del Norte como un juego simbólico hacia la nada.
El impacto de las reformas que se proponen a la ley de Glaciares -en relación a las medidas de las políticas públicas que se deberían adoptar para la adaptación al cambio climático en el área protegida- no se corresponden en lo más mínimo con nuestros compromisos como País, bajo escenarios compatibles con el Acuerdo de París sobre Cambio Climático.
En el marco de la legislación vigente en nuestra tierra, los pueblos deben saber qué organismos científicos participaron en la elaboración de la propuesta legislativa que se impulsa, los dictámenes formales emitidos por el IANIGLA, CONICET, etc.
¿Expondrán los funcionarios competentes de las áreas ambientales, hídricas, diversidad biológica, en el seno del parlamento nacional, sobre qué evaluación de riesgo hídrico se realizó previa a impulsar esta reforma?, ¿sobre poblaciones y actividades que dependen de las cuencas alcanzadas por la protección existente del sistema de glaciares y sus ecosistemas asociados?
¿Debatirán en las Comisiones del Congreso de la Nación sobre los procesos de consulta previa que no se llevaron a cabo con comunidades locales y pueblos originarios?, ¿sobre las herramientas que garantizan la participación de la comunidad científica y académica y el acceso de los pueblos a la información vinculada al proceso de modificación de la norma jurídica? que de ser sancionada violaría todas las normas que así lo disponen.
Cualquier modificación a los presupuestos mínimos ya establecidos de protección ambiental*, debe desarrollarse a la luz del día, con participación pública y sustento científico, de la mano de los principios de no regresión, progresividad ambiental y el derecho humano al agua.
De no ser así, modificar semejante norma jurídica en unos días, violando todo lo aqui expuesto, no es solo inconstitucional, es una agraviante burla a las convenciones internacionales de Cambio Climático, Diversidad Biológica, Desertificación, de protección de los humedales de importancia internacional, el Acuerdo de Escazú y además, es una violación del espíritu constituyente reformador de 1994. Pero por sobre todas y todos sus responsables, es un ecocidio anunciado por miles, es lo que exponen los silencios de las nieves eternas gritando desde las voces y cantos de los pueblos originarios, de los científicos que se pretende callar y prohibir el uso de muchas de las palabras aquí expuestas, de las comunidades que cada día salen en paz a las calles a gritar con las voces propias de sus hielos eternos corriendo por sus cuerpos espíritus revelados frente al sinsentido, a semejante desolación.
En el Congreso de la Nación, no están ahora Marta Maffei, Pino Solanas, Arturo Illia o Lisandro de la Torre. Pero están los pueblos movilizados, mendocinas y mendocinos entonando las canciones de la ética intergeneracional de lo humano y no humano. Están floreciendo en las calles, sus canales y viñedos, el torrente glaciar en la paz de las comunidades organizadas, celebrando las vidas frente a la exclusión, la expulsión, la represión y la no libertad. Ellos saben de los gritos de la madre tierra y sus silencios que transforman en cantos esperanzados, de que aún en semejante contexto político, sí es posible detener esta iniciativa degradante de nuestras aguas y sus tierras, como de la política al servicio de los pueblos y su madre, la Pachamama.
Cantemos, rememos, marchemos, celebremos las resistencias anclados en la afectividad del pensamiento ambiental latinoamericano, del Abya Yala.
Leonardo Boff nos convoca a "sentir, amar y pensar como tierra", de eso se trata , grito de la tierra, grito de los pobres.**
* Se concede una tutela ambiental uniforme o común para todo el territorio nacional, y tiene por objeto imponer condiciones necesarias para asegurar la protección ambiental.
** Leonardo Boff, "Ecología, grito de la tierra, grito de los pobres". Ediciones Lohlé - Lumen, Buenos Aires, 1996, página 235.
(*): abogado, especializado en derecho ambiental.
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