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Que sigan volando

Un ambicioso proyecto intenta rescatar al Tordo Amarillo, una de las especies de aves más amenazadas de Argentina.

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Por MARIO ROVINA

El tordo amarillo (Xanthopsar flavus) es un ave típica de los pastizales naturales y humedales pampeanos que se extendían en el siglo pasado desde el sur de Misiones hasta el sur de Buenos Aires. En la actualidad es una de las especies más amenazadas y acaba de ser categorizada como “en peligro crítico de extinción” en la Argentina. Esta categoría es la de mayor riesgo para cualquier especie silvestre.

En el año 2000 ya se estimaba una pequeña población de unos 1500 individuos repartida en dos áreas aisladas: en el sur de Entre Ríos y en el noreste de Corrientes. Los estudios más recientes, indican que continúa en disminución y se estima que suman tan solo 600 individuos entre las dos poblaciones.

Su principal amenaza ha sido la transformación y pérdida de su ambiente reproductivo. Las quemas sin la debida planificación, la ganadería intensiva, la aplicación de agroquímicos y hasta la aparición de cazadores de aves fueron disminuyendo sus poblaciones.

Por todo esto es que la organización Aves Argentinas y el CONICET desde 2015 llevan adelante un proyecto junto con la Dirección General de Recursos Naturales de la Provincia de Entre Ríos, la Dirección de Recursos Naturales de Corrientes, el grupo Aves Gualeguaychú, la Reserva El Potrero y los Clubes de Observadores de Aves de Entre Ríos y Corrientes, para estudiar la especie e intentar desarrollar estrategias para salvarla de la extinción.

 

AL RESCATE

Las amenazas sobre las poblaciones de tordo amarillo no desaparecerán a corto plazo, por lo que se requieren cambios en las prácticas agrícolas y ganaderas para que estas tengan en cuenta la biodiversidad.

Otra manera de protegerlos es realizar acciones de “manejo intensivo” de los individuos. Esto implica trabajar en el campo enfocándose en la reproducción, para lograr que al final de la temporada reproductiva haya más crías que sobrevivan. Ahí es donde entra el proyecto “Tordo Amarillo”.

Para esto, primero se localizan las colonias de reproducción, de las que todavía quedan dispersas en los pastizales de Corrientes y Entre Ríos. Una vez identificado el sitio de nidificación comienza una tarea de observación sigilosa desde lejos, para así poder determinar la ubicación exacta de cada nido dentro de la colonia. Ahí es donde comienza el trabajo de los “Guardianes de Colonia”.

 

LOS GUARDIANES DEL TORDO AMARILLO

La búsqueda de nidos y el monitoreo de su desarrollo debe hacerse con mucho cuidado para no afectar el entorno.

Los Guardianes de Colonias en primer lugar custodian los nidos y pichones, alejando depredadores, especies parásitas como el tordo renegrido y, principalmente, disuadirán con su sola presencia a potenciales cazadores y traficantes de aves.

Las aves rapaces, zorros y serpientes detectan con gran habilidad los constantes movimientos de las aves cuando alimentan a sus pichones en los nidos. Es algo habitual, pero en casos de aves que nidifican en grupos o colonias, implica que un gran número de presas se concentren en un solo lugar y la acción de un solo animal puede arrasar con todos los pichones de una sola vez.

Es por ello que apenas nacidos los pichones, una de las acciones que realizan los guardianes, es colocar protecciones físicas en los nidos para disminuir los riesgos de predación. Esto implica la colocación de una malla metálica alrededor de cada nido, que impide el paso de animales medianos y grandes, pero que permite el ingreso de los adultos de tordo amarillo para que puedan seguir alimentando a sus pichones. También se colocan cámaras de vigilancia para monitorear el nido.

En segundo lugar tomaran datos como el comportamiento de las colonias, medidas, peso, fotos y muestras, y toda acción que sucediera alrededor de los nidos. Los pichones de tordo amarillo son además marcados con anillos metálicos numerados con su identificación individual y con una combinación de anillos de colores que permiten reconocer la colonia de donde provienen.

Estos tordos amarillos y sus guardianes tienen una oportunidad única para evitar la extinción de esta especie en Argentina, para que el emblema de nuestros pastizales pueda seguir volando.

LOS RESULTADOS

El reciente informe de la campaña 2017 presentado hace poco por Aves Argentinas detalla las acciones llevadas a cabo durante la última temporada de reproducción, donde se destaca principalmente que el manejo de los nidos y pichones puede tener un resultado favorable para evitar la depredación.

Con las medidas de manejo aplicadas lograron que el éxito de cría en los nidos protegidos sea el doble del éxito de cría de los nidos sin proteger en una situación natural. Es decir, el doble de nidos con pichones que lograron salir del nido sin ser depredados gracias a la técnica aplicada.

Además durante la pasada temporada se dejaron ver los primeros individuos anillados en temporadas anteriores. Esto abre un panorama muy positivo para el seguimiento de individuos a lo largo de los años. Esto permite comprender sus movimientos en la provincia y los sitios donde encontrarlos. El informe destaca que se pudo ver en Entre Ríos un adulto anillado en una de las colonias monitoreadas en 2016 cuando apenas era un pichón.

El informe también muestra las diferentes acciones que se llevan a cabo en las localidades cercanas a los sitios de nidificación, donde se realizaron charlas y  entrevistas en medios de difusión, con el objetivo de informar y generar conciencia sobre la situación ambiental actual y más específicamente tratar a nivel local la problemática que enfrenta el tordo amarillo.

Este ambicioso proyecto se encuentra en sus comienzos, por lo cual es fundamental evaluar cada una de las acciones y resultados con mucho cuidado. Sin embargo, los logros en la protección de los nidos sugieren que, con ayuda, los pocos que logran reproducirse podrían generar tantos pichones como lo haría una población mucho más grande.

Estos tordos amarillos y sus guardianes tienen una oportunidad única para evitar la extinción de esta especie en Argentina, para que el emblema de nuestros pastizales pueda seguir volando.

(*) Nota publicada en La Vanguardia Digital

 

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