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LA CAMPAÑA POR EL ABORTO LEGAL CUMPLE SU 15 ANIVERSARIO

Una lucha federal, horizontal y feminista

La Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito cumplirá 15 años dando pelea por la ley de interrupción voluntaria del embarazo. Frente a esta fecha, es importante repasar la larga historia de lucha sobre uno de los principales reclamos de los feminismos en la Argentina.

 

Por CLARA CHAUVÍN de EL MIÉRCOLES DIGITAL

 

Llega un nuevo 28 de mayo y en todo el mundo se conmemora el Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres. Fecha que tuvo su origen en 1987 en el V Encuentro Internacional de Mujeres y Salud realizado en Costa Rica con el objetivo de promover el acceso de las mujeres a la salud integral como un derecho. En la Argentina ese día tiene un condimento extra, ya que también se celebra el aniversario de la creación de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, que en este 2020 cumple 15 años de lucha.

El aislamiento social y preventivo por el Covid-19 impedirá una jornada con pañuelazo federal como se venía acostumbrando en los últimos años, pero la Campaña convocará a diferentes actividades virtuales como forma de continuar visibilizando una lucha que no descansa por la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo (IVE). Proyecto de ley que ya fue presentado por octava vez hace un año y aún espera tratamiento parlamentario. El gobierno anunció que el 6 de marzo iba a presentar un proyecto propio, pero esto no sucedió. Hasta el momento se desconoce el texto y cuáles serían sus similitudes o diferencias con el presentado por la Campaña.

En el marco de la situación que estamos atravesando, el reclamo continúa siendo urgente. “El aborto legal es una deuda de la democracia y una emergencia social. Así lo afirmó la Organización Mundial de la Salud (OMS) que durante la pandemia de COVID-19 declaró al aborto dentro de los servicios de salud esenciales. Sin embargo, a pesar de esto, el 27 de abril murió Ivana, de 22 años, por las consecuencias de un aborto inseguro en Pirané, Formosa; y por esos días, en La Banda, Santiago del Estero, a María de 12 años, violentada sexualmente, le negaron la interrupción legal del embarazo, obligándola a gestar, poniendo en riesgo su vida y salud”, expresaron desde el Campaña en un reciente comunicado.

Se hace camino al andar

Aunque se celebren 15 años del inicio de la Campaña, la lucha por la legalización del aborto en la Argentina lleva muchas décadas en su haber de la mano del movimiento de mujeres, no obstante la discusión por el aborto dividió las aguas en una primera instancia. Vale remontarse a la década del ’80 y el regreso de la democracia, cuando activistas retomaron esa pelea truncada por el golpe cívico militar de 1976. Una de esas pioneras fue Dora Coledesky, abogada, sindicalista y militante de izquierda que tras el golpe debió exiliarse a Francia y regresó al país en 1984 con el claro objetivo de dar pelea por el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo.

En 1987, Coledesky participó de la reunión anual de la Asociación de Trabajo y Estudio de la Mujer, ATEM-25 de Noviembre, donde surgió la idea de crear una agrupación para lucha por la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo. Esto pudo concretarse el 8 de marzo de 1988 durante la manifestación en la Plaza de los Dos Congresos. La Comisión por el Derecho el Aborto era una realidad. Ese mismo año, en el tercer Encuentro Nacional de Mujeres que tuvo lugar en la ciudad de Mendoza, se distribuyeron folletos con datos estadísticos de los abortos realizados en el Hospital Muñiz. Esta fue la primera de muchas intervenciones para abrir el debate en torno al aborto dentro del Encuentro.

A fines de los ’80 y comienzos de los ’90, la Comisión avanzó en su trabajo de visibilización y concientización con una mesa, un megáfono y folletos, dos lunes al mes en la esquina de Callao y Rivadavia. La discusión por el aborto logró lentamente filtrarse en distintos espacios como los medios de comunicación, la academia, sindicatos y partidos políticos. Desde los sectores reaccionarios y religiosos también hubo respuestas en contrapartida como lo fue el decreto presidencial de Carlos Ménem declarando el 25 de marzo como el “Día del niño por nacer”.

El estallido social de diciembre de 2001 presentó un nuevo escenario político. En las asambleas barriales, organizaciones piqueteras y fábricas recuperadas, las mujeres tuvieron un papel fundamental. El feminismo escribía una nueva página en su historia y el debate formó parte de esa agenda. En medio de ese clima, Coledesky escribió un informe que fue leído el 15 de agosto de 2002 en la Asamblea Nacional Interbarrial y que expresaba con contundencia:

“El patriarcado, hoy aliado al capitalismo, sostiene que la única función de la mujer es ser madre. Si hemos roto con nuestro sometimiento a las instituciones cuando decíamos ‘Que se vayan todos’, por qué no rebelarnos también contra las imposiciones dogmáticas, fundamentalistas, que con argumentos religiosos quieren imponerse a toda la sociedad atacando la libertad de decidir de las mujeres. Desde diciembre de 2001, la ciudadanía emerge para afirmar su autonomía. Nosotras no podemos permitir que nos sustituyan más, que nos sigan imponiendo sus normas, sus prohibiciones. El aborto ilegal es un problema tan prioritario como el hambre y la desocupación, por eso, las asambleas, los piqueteros y todos los organismos de lucha deben asumirlo, deben incorporarlo a sus demandas, es decir, que toda mujer puede practicarse un aborto en un hospital público, con la sola condición de su consentimiento”.

Para el 2003, se creó en Buenos Aires la Asamblea por el Derecho al Aborto (ADA), donde se elaboró el documento “Por la libertad de decidir. Repudiamos la ofensiva de la Iglesia hacia nosotras: por el aborto litre y gratuito. Para elegir libremente nuestra sexualidad. Para terminar con todo tipo de violencia y discriminación”. Dicho documento fue elaborado para asistir al ENM que tendría lugar en Rosario unos meses después. En el primer día del Encuentro tuvo lugar una asamblea multitudinaria convocada por la ADA. La consigna “Anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir” comenzaban a marcarse a fuego. Además, la organización Católicas por el Derecho a Decidir Argentina repartió por primera vez los pañuelos verdes, que luego se convertirían en un símbolo absoluto de la lucha por la reivindicación de los derechos sexuales y reproductivos.

Estos acontecimientos permitieron trazar los caminos hacia lo que fue la plenaria del 14 de mayo del 2005 en Córdoba, donde por primera vez quedó conformada la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito como espacio articulador de las setentas organizaciones de todo el país que se hicieron presentes. Allí se estableció el 28 de mayo como la fecha para realizar el lanzamiento oficial en todo el país, con colecta de firmas y acciones callejeras. Dos años después, en 2007, se presentaría por primera vez el anhelado proyecto de ley.

Una espera que no descansa

Siete veces debió ser presentado el proyecto de IVE hasta que en el año 2018 fue tratado en las dos cámaras. Sólo se logró la media sanción en Diputados, pero las vigilias del 13 y 14 de junio y 8 de agosto, con millones de pañuelos verdes proveniente de todo el país y tomando las calles del  Congreso, fueron muestra de la masividad de un movimiento que no bajó los brazos. El reclamo por el derecho al aborto voluntario lleva varias décadas de recorrido y militancia, una histórica deuda de la democracia que causó y sigue causando la muerte de muchísimas mujeres en la clandestinidad. Otras obligadas a avanzar con embarazos no deseados, incluso siendo niñas a quienes se les niega el acceso a la ILE (Interrupción Legal del Embarazo), la cual forma parte de la normativa nacional desde 1921 y que garantiza el aborto por dos causales: cuando corre riesgo la vida de la madre o cuando el embarazo es fruto de una violación.

En los argumentos del por qué el aborto debe ser legal, podemos encontrados distintas aristas. Por un lado, es un problema de salud pública ya que es la primera causa de muerte de personas gestantes. Desde un aspecto social, aborto va en consonancia con el derecho a decidir por el propio cuerpo. También es un problema de clase ya que las mujeres pobres corren mayores riesgos a morir en abortos clandestinos. Si nos centramos en los aspectos jurídicos, órganos de tratados de derechos humanos como el Comité de Derechos Humanos, el Comité de la CEDAW y el Comité de los Derechos del Niño, han instado a la Argentina a que despenalice el aborto, proteja la salud de las mujeres y garantice el acceso a los abortos legales. Además, la ley 26.485 de Protección Integral de las Mujeres, garantiza como derecho “decidir sobre la vida reproductiva, número de embarazos y cuándo tenerlos, de conformidad con la Ley 25.673 de Creación del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable”.

Recientemente el Fondo de Población de las Naciones Unidas y ONU Mujeres advirtieron que una de las consecuencias que tendrá la pandemia por COVID-19 será el crecimiento exponencial en la tasa de embarazos no deseados en todo el mundo, a partir de la falta de acceso a anticonceptivos sumado a la escala de violencia y abusos, donde muchas mujeres y niñas son obligadas a estar encerradas con sus agresores. En decir, en períodos de crisis es donde más urgente se hace la necesidad de que el Estado garantice el la plenitud de los derechos de las mujeres.

Una de las grandes victorias de los años de activismos por el derecho al aborto fue visibilizarlo como algo que forma parte de la vida de las mujeres. Echar luz sobre eso que no podía ser nombrado en voz alta y quitarle la condena social, la culpa y la vergüenza. Hablar de la libertad de las mujeres, nuestros cuerpos y sexualidades libres, genera muchísimo rechazo a los sectores más reaccionarios. Históricamente, cayeron sobre nosotras mandatos sociales que nos imponían formas de vida que la lucha feminista vino a romper. Como decía Simone De Beauvoir: “la biología no es destino”, la capacidad de gestar no nos obliga a la inevitable función reproductora. “Parirás con dolor” sentenció el cristianismo. El hecho de abortar representa una negación libre y autónoma ante ese veredicto.

 

Fuentes consultadas:

Alcaraz, María Florencia ¡Que sea ley! La lucha de los feminismos por el aborto legal. Marea Editora, 2018.

Bellucci, Mabel. Historia de una desobediencia. Aborto y feminismo. Capital Intelectual, 2014.

“Hitos en nuestras luchas por el Aborto Legal”. Informe realizado por Economía Feminista: http://lab.economiafeminita.com/aborto/

“Millones de mujeres sufrirán embarazos no deseados durante la pandemia de coronavirus”: https://news.un.org/es/story/2020/04/1473572

 

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