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De “fajame papito” a la reina de belleza

Ya no se elegirán embajadoras de la belleza en la Fiesta de la Playa. Parece un avance en el camino de las persistentes luchadoras por el respeto a la mujer. Se ha avanzado bastante teniendo en cuenta algunas letras tangueras. La mujer –en el tango- pedía que la “fajen” para querer al macho. El machismo sigue en pie, aunque con alguna vergüenza. Ya no habrá embajadoras. Queda en pie el corso que no deja de ser un desfile de desnudeces femeninas.

 

Por ANÍBAL GALLAY de EL MIÉRCOLES DIGITAL

 

La comisión que organiza la Fiesta de la Playa decidió que no habrá elección de reina o embajadora, por lo menos este año. Cabe suponer que ya no  se harán este tipo de certámenes donde la mujer vale lo que valen sus glúteos, sus senos, su simpatía y la armonía de su figura.  En qué consiste ser una reina y porqué existen tales certámenes.  Fue (y es) una actividad machista: “que muestren lo que tienen que para eso Dios las ha hecho hermosas…”. Y de la contracara las propias chicas  (altamente colonizadas en su papel de “minas”) deseosas de ser elegidas y ser por algunos minutos el centro de las miradas. Y ya se sabe que Dios, al fin y al cabo es el primer machista. La Biblia, el Corán lo dejan en evidencia.

¿Que se mide en estos certámenes? No hay que ir muy a fondo. Se valora la la simpatía, y sobre todo sus atributos físicos, que para los machos consisten en  glúteos y un par de tetas turgentes y  apetecibles.

Es posiblemente una exageración comparar estos certámenes con el desfile de fornidos animales en la Sociedad Rural.  Se supone que estos certámenes eligiendo reinas no pasa de un juego, con alto contenido sexual y el papel de la mujer es el de siempre: complacer. De todos modos se ha avanzado bastante.

Fajame papito

Ha corrido mucha agua bajo el puente. Un tango grabado en 1928 con letra de Roberto Fontaina y Víctor Soliño expresaba:

“Mira José, no seas otario.

No andés con vueltas y fajala

Que a la mujer que sale mala

Pa hacerla andar derecha

La biaba es lo mejor.

En cuanto le des cuatro gritos

y la tratés de prepotencia,

palpitará la contundencia

y te dirá loca de amor

“Yo quisiera que me casques pa quererte

Mi papito

Yo quisiera que me dejes de ambulancia

Mi papito

Por favor

Yo me meto cuando encuentro un hombre fuerte

Si me casca

Me enloquece

Pero en cambio no les doy beligerancia

a esos tipo que hablan de amor.”

 

La reina

Las reinas fueron y son todavía un elemento importante en muchas las fiestas. Algunas reinas utilizaron el titulo para abrirse paso en el mundo del espectáculo. Pero fueron las excepciones. Por qué las chicas acuden a estos llamados: un poco de colonización cultural, otro poco de vanidad y  sobre todo ese mandato social: la mujer debe agradar, complacer, servir, someterse, exhibir, mostrar… frente al  macho ávido.

¿Que se mide en estos certámenes? No hay que ir muy a fondo. Se valora la la simpatía, y sobre todo sus atributos físicos, que para los machos consisten en  glúteos y un par de tetas turgentes y  apetecibles.

Un final para la mera reflexión. ¿Y los corsos? En Entre Ríos, liderados por Gualeguaychú consisten en una exhibición explicita de desnudeces femeninas. Como siempre la mujer considerada una pieza digna de ser cazada y devorada por el macho depredador. Es una actividad que genera mucho dinero, se dirá. Tienen razón, pero no por ello deja de ser una actividad  cosificadora de la mujer.

Esto es solo una línea de reflexión.

anibalgallay@hotmail.com

 

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