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Microplástico: la contaminación que no se ve

Desde hace mucho sabemos que el plástico es un problema ambiental que se acumula en los basurales y llega a todos los rincones del mundo, pero ahora también llegó a nuestros ríos y a su fauna.

 

(*) Por MARIO ROVINA 

 

No sólo los océanos están contaminados por plásticos: los ríos no escapan a esto y los ríos de Entre Ríos, especialmente el río Paraná, no desentonan en esta catástrofe ambiental global, ya que sus costas, playas e islas están abarrotadas de productos de ese material, la mayoría de un solo uso y casi todos relacionados con la industria de la alimentación.

Además, como si esto fuera poco, tres de las especies más representativas de la fauna del río Paraná padecen de primera mano las consecuencias del lugar que los plásticos conquistaron en las formas de producción y de consumo capitalista: un grupo de sábalos, rayas y armados estudiados por científicos del Conicet presentaron microplásticos en sus aparatos digestivos que pueden haber sido ingeridos a través del agua, del sedimento o de otros peces usados como alimentos.

"En realidad, la contaminación por microplásticos es irrecuperable al día de hoy, ya que no hay disponible ninguna tecnología ni barata ni efectiva que permita removerlo del ambiente".

Así se desprende de una investigación que desde hace un tiempo llevan adelante científicos del Instituto Nacional de Limnología (Conicet/UNL) liderados por Martín Blettler (del laboratorio de Hidro-ecología del Inali) en colaboración con la Universidad francesa de Tours.

Lo que se ve y lo que no

La acción de los rayos UV, la fricción del agua y la arena, entre otros factores, degradan el macroplástico; lo fragmentan y lo transforman en microplástico de origen secundario. Esto quiere decir que antes fue otro producto ‒por ejemplo, botellas, bolsas plásticas y restos de telgopor‒ y que se ha reducido o desgastado hasta fragmentos menores a 5 mm.

La primera especie estudiada fueron los sábalos, los peces más numerosos en las aguas de la cuenca del Paraná y un ícono cultural de toda la región del Litoral. En relación a eso Bletter explicó que todos los ejemplares estudiados (que fueron recogidos en diferentes lugares del río a la altura de la ciudad de Paraná) presentaron restos de plásticos en su aparato digestivo.

“Recogimos ejemplares en distintos lugares con mayor o menor contaminación para tener una descripción más holística y encontramos para sorpresa nuestra que el cien por ciento de los sábalos tenían microplásticos en su tracto digestivo”.

Después de un primer estudio con sábalos, los científicos ampliaron su espectro de búsqueda a otras dos especies muy conocidas en la región: las rayas y los armados. Para el caso de estos peces, los análisis mostraron aún mayor presencia de microplásticos que en las otras dos, probablemente porque es una especie omnívora que come “de todo un poco”.

“Nos pasó algo tragicómico porque dentro del estómago de un armado encontramos un triangulito de plástico de un sachet de shampoo. Es un ejemplo de lo contaminado que está el río”, explicó el investigador, que agregó que estas partículas muchas veces imperceptibles a simple vista están en el agua y en los sedimentos.

“Un carnívoro como la raya al ingerir otros peces lo incorpora a su propio organismo, es un fenómeno que se llama biomagnificación donde un contaminante pasa de una presa a su predador tras la captura”.

Si bien en la cuenca del río Paraná hay lugares más o menos impactados por esta problemática, nada hace suponer que es un problema local solamente. “Tres especies con distintas dietas muestran lo mismo y esto significa que el río está fuertemente contaminado por microplásticos, que a pesar de que no se ven a simple vista están ahí” señaló el experto.

Verónica García, al frente del programa marino de la Fundación Vida Silvestre Argentina (FVSA), coincide con el diagnóstico de los investigadores del Litoral, "en los censos que realizamos, con otras 17 organizaciones, siempre los fragmentos de plásticos representan los residuos más importantes. Los plásticos que llegan a los cuerpos de aguas se originan en las ciudades y la cantidad va a estar relacionada con el tamaño poblacional y la gestión de residuos. Los cuerpos de agua, como ríos y mares transportan y conectan otras localidades por eso creemos que es importante que haya una política nacional y que las municipalidades atiendan la problemática".

Un problema sin solución

En realidad, la contaminación por microplásticos es irrecuperable al día de hoy, ya que no hay disponible ninguna tecnología ni barata ni efectiva que permita removerlo del ambiente. “Nos vamos a tener que acostumbrar a esto porque aún no hay forma de limpiarlo. Sólo podemos intentar evitar el ingreso de nuevos plásticos al sistema”, asegura Blettler.

"Recogimos ejemplares en distintos lugares con mayor o menor contaminación para tener una descripción más holística y encontramos para sorpresa nuestra que el 100 por ciento de los sábalos tenían microplásticos en su tracto digestivo".

Las soluciones de fondo son otras y deben pasar, según estimó el experto, por más y mejor educación y acción política con el foco puesto en las grandes marcas industriales que son las que generan el problema. “La población tiene que visualizar que esas marcas no tienen el derecho a utilizar plásticos así, o deben al menos garantizar que luego se van a reciclar, lo cual en realidad no ocurre hoy”, señaló.

“El componente cultural juega un papel clave desde que adoptamos un modo de vida que continuamente demanda saciar nuestra voracidad por los plásticos. Lamentablemente, somos parte de una sociedad caracterizada por 'usar y tirar' (throw-away society); esto sumado a nuestro bajo compromiso ambiental y a los deficientes sistemas de tratamiento de residuos con los que contamos explica la alta contaminación encontrada en nuestros estudios”.

Desde el punto de vista legal, los científicos están trabajando con varias ONG y funcionarios públicos el concepto de responsabilidad compartida: “Cada vez que realizamos un trabajo de recolección, limpieza o muestreo, registramos las marcas comerciales de los envases que encontramos. Entonces, entre todos deberíamos ejercer presión social para exigirles a esas empresas que se hagan cargo, en forma compartida, del deshecho de esos productos. Si una empresa determinada tiene la libertad de elegir qué envase utilizar para un determinado producto, también es responsable por el destino final de ese envase”.

En ese sentido, en la provincia de Santa Fe se está por presentar un proyecto de ley para incorporar estos aspectos de responsabilidad compartida en el manejo de los residuos sólidos urbanos. Lo que sería un gran avance en materia de legislación para obligar a las empresas que producen plásticos en grandes cantidades a hacerse cargo de los residuos que provocan.

(*) Nota publicada en La Vanguardia Digital

 

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