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Agresión, defensa y venganza

Jorge Ríos, de 71 años, mató a Franco Moreira, de 26. Esto ocurrió en Quilmes provincia de Buenos Aires. Se generó una polémica porque el joven Moreira, junto a otros cómplices intentó robar en la casa de Ríos.  Dirigentes  como Patricia Bullrich (ex ministra de seguridad de la Nación) y Sergio Berni (actual ministro de la provincia de Buenos Aires) sostienen que se trató de defensa propia. Sin embargo los hechos no lo corroboran. La emoción violenta, las heridas recibidas y otras particularidades serán, posiblemente atenuantes a la hora del juicio.

 

Por ANÍBAL GALLAY de EL MIÉRCOLES DIGITAL

 

Una desgraciada circunstancia puso nuevamente de relieve la cuestión de la seguridad. Como es de conocimiento generalizado un hombre de 71 años, jubilado mató a un joven de 26 años, quien había intentado robar junto a otros cómplices. En la refriega el joven resultó herido en una pierna. Sus cómplices huyeron y mientras tanto el herido de bala quedó tendido en la vereda, casi sin movilidad a un centenar de metros del lugar de los hechos. En esa circunstancia el jubilado salió a la calle, lo encontró, matándolo con un arma de fuego.

En una sociedad organizada son los jueces quienes dirimen los conflictos y establecen penas, fundadas en leyes y como conclusión  de un juicio justo.

Jorge Ríos es el autor de los disparos y del homicidio. Franco Moreira es el joven muerto. A todo esto el fiscal Ariel Rivas procedió a dictarle prisión preventiva, bajo la acusación de homicidio agravado.

El caso no reúne demasiados elementos para ser polémico. Ríos (el hombre de 71 años) es víctima de un robo y unos minutos después es victimario al cometer un homicidio. Estos casos generan polémica porque en algunos sectores sociales existe una concepción de la justicia que se parece demasiado a la venganza. Y esto más allá de las falencias en la administración de justicia.

Por un lado los medios de comunicación y los inefables conductores y panelistas de programas de televisión quienes suelen hacer gala de una ignorancia supina y alimentan ese concepto revanchista.  Y el público en general repite la retahíla de frases hechas:

  • Es la justicia “zafaroniana” que está del lado de los delincuentes.
  • Los derechos humanos son para los delincuentes
  • Hay que cambiar las leyes
  • Esos delincuentes deben morir
  • Hay que instalar la pena de muerte
  • De debe bajar la edad de imputabilidad
  • Que vuelva el servicio militar y aprendan a ser hombres.

Y no faltara quien agregue que “esa es la justicia k” y otros conceptos cargados de sinrazones. A ellos se suman los dirigentes Sergio Berni y Patricia Bullrich quienes motorizan estas acciones tipificándolas como “defensa propia”.

Estos casos generan polémica porque en algunos sectores sociales existe una concepción de la justicia que se parece demasiado a la venganza.

Y son precisamente las emociones que llevan a conclusiones descabelladas. Un análisis sobre cualquier cuestión debe surgir de un razonamiento y en este caso preciso sustentado en las leyes, específicamente en el Código Penal.

El argumento más  extendido, entre los sectores reaccionarios, es que se trata de un acto de defensa propia. Sin embargo, Ríos  (el jubilado de 71 años) no tenía ninguna posibilidad de ser ofendido (agredido) por Moreira. Nadie puede defenderse de una ofensa inexistente.

Se dirá que era un ladrón que entró en la casa de Ríos y lo agredió provocándole (junto a sus cómplices) heridas, leves al parecer. Dentro de la casa Ríos logró disparar contra los ladrones hiriendo a Moreira en una pierna. Todos huyeron. Es decir que el robo, o intento de robo más la violación de domicilio habían terminado. Ríos, salió con su arma de fuego y luego de patear a Moreira le dispara, matándolo.

Un sector de la población dirá (y lo dice en las redes y en los medios) que Moreira lo tiene bien merecido por ladrón.  En una sociedad organizada son los jueces quienes dirimen los conflictos y establecen penas, fundadas en leyes y como conclusión  de un juicio justo. El peor de los seres humanos sigue teniendo derechos, aunque esto sea cada vez más difícil de asimilar. Justificar este homicidio es retroceder a tiempos anteriores al “ojo por ojo”.

anibalgallay@hotmail.com

 

 

 

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