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OPINIÓN

Balazos para los niños y trompadas entre adultos

En esos primeros días de febrero sucedieron dos hechos que acapararon la atención del periodismo porteño y como reflejo, de los medios de comunicación de todo el país.

 

Por ANÍBAL GALLAY

 

El primero ocurrió en un partido entre Estudiantes y Gimnasia, ambos de la ciudad de la Plata, pero que dirimían la posesión de una copa, en un estadio de la ciudad de Mar del Plata.

En un determinado momento y originado en una jugada brusca, los jugadores de ambos equipos protagonizaron una gresca que incluyó, empujones, patadas, escupitajos, trompadas… Un espectáculo repudiable. De todos modos hubo en el hecho una cierta paridad: todos adultos y todos deportistas con la misma capacidad física para agredir y defenderse. Al día siguiente los programas televisivos y radiales, y los diarios valoraron estos hechos como vergonzosos, y al mismo tiempo pedían las más duras sanciones que poco menos incluían la prisión y los trabajos forzados. Nadie podría dudar que se trató de un hecho repudiable mereciendo alguna sanción. Pero habrá que insistir que fueron adultos conscientes de su accionar.

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El segundo hecho ocurrió en el Bajo Flores. Había allí un grupo de niños, adolescentes y jóvenes ensayado unos ritmos murgueros. “Los auténticos reyes del ritmo”, en determinado momento fueron reprimidos por agentes de Gendarmería Nacional. Al parecer la Gendarmería había ido a buscar un par de autos robados y fueron agredidos balazos por delincuentes. Y posiblemente recibieron piedrazos por parte de algún vecino. Como reacción los Gendarmes comenzaron una represión con balas de goma, lastimando a los integrantes de la murga, incluyendo niños de ocho años.

Lo notable de todo esto que muy pocos periodistas se indignaron. Y muy pocos pidieron severas sanciones, como las reclamaban para los jugadores de Gimnasia y Estudiantes.

Y más notable aun fue la reacción del Ministerio de Seguridad, a cuyo frente está Patricia Bullrich Luro Pueyrredón, negando la existencia de tal balacera. El diario Clarín tituló: “Dos Gendarmes heridos” y consecuentemente la Ministra fue a consolar a los Gendarmes. Después tuvo que reconocer la existencia de la balacera y los niños heridos, y disponiendo una investigación.

En un país normal (como suelen cacarear los funcionarios del nuevo gobierno) la Ministra responsable de Gendarmería, debió renunciar cinco minutos después de este hecho. Porque esto significa que no controla el accionar de las fuerzas de seguridad. Lo que ocurrió con la Murga y la Gendarmería fue sencillamente terrorismo de estado. Amedrentar, amilanar, azorar, meter miedo, aterrorizar, acallar… Fueron hombres armados por el Estado, para cuidar que se cumpla la ley. He hicieron todo lo contrario: violaron las leyes.

Y retomando el razonamiento del principio, no hubo periodistas que reclamaran una dura sanción para los Gendarmes. Y ello porque vivir en el Bajo Flores es sospechoso y más aun si se trata de integrantes de una murga que tiene un nombre tan altanero como “Los auténticos reyes del Ritmo”

Y ahí esa parte del periodismo, pontificando sobre lo que está bien y lo que está mal. Y para

desgracia de esta Argentina, lo que está bien es casi siempre lo que favorece a los poderosos.

 

anibalgallay52@hotmail.com

 

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