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¿Dónde está Tehuel?: a un mes de su desaparición, reflexión sobre un sistema transodiante

El joven trans de 22 años se ausenta de su hogar desde el 11 de marzo y su búsqueda está cada vez más detenida.

 

Por SELENA RENIERO (Colaboración especial para EL MIÉRCOLES DIGITAL)

 

Exactamente hace un mes, el jueves 11 de marzo alrededor de las 19, Tehuel De La Torre salió de su casa en San Vicente, Buenos Aires, y jamás volvió. Aunque en principio se dijo que se dirigía a una entrevista laboral para trabajar como mozo en Alejandro Korn, su papá aseguró en La Garganta Poderosa, el pasado 3 de abril, que ya había conseguido ese trabajo y que ese día se había ido a laburar. Más allá de las confusiones, necesarias de aclarar para reconstruir la historia, Tehuel sigue sin regresar a su casa.

Actualmente hay dos detenidos por la causa. Luis Alberto Ramos, de 37 años, quien ofreció el trabajo a Tehuel, y Oscar Alfredo Montes, de 46 años, imputado por falso testimonio y encubrimiento. A pesar de que toda la evidencia recolectada en rastrillajes apunta a ellos, ambos se niegan a declarar y la desaparición de Tehuel parece estar quedando cada vez más abajo del papeleo de la fiscal a cargo.

Los casos de desapariciones de personas en nuestro país estremecen. Cada semana nos encontramos con mujeres que nunca volvieron a sus casas o quienes jamás llegaron al lugar al que debían ir. Eso sí, que los medios de comunicación- y estamos hablando de los más grandes- difundan esos casos es casi una cuestión de lotería, o mejor dicho, de un privilegio macabro. Un sistema entero de estereotipos, prejuicios sociales e intereses políticos, define qué caras importa buscar y cuáles no merecen ni 5 minutos de espacio televisivo. Y eso fue exactamente lo que pasó con Tehuel.

Un periodismo que lastima

Para que su desaparición tomara mayor conocimiento y difusión, fueron necesarias movilizaciones de agrupaciones autoconvocadas y organizaciones que luchan por los derechos de las personas LGBTQ+, en conjunto con un fuerte reclamo constante de la familia.

Es transodio y no transfobia, porque uno puede tenerle fobia a las arañas o a las alturas, pero no a una persona.

A partir de ello, los medios más importantes del país difundieron durante un par de días la foto de Tehuel contando brevemente lo que había sucedido. Si, brevemente, porque la desaparición de un chico trans no puede ser agenda en un medio hegemónico. Luego de eso, en apariencia la responsabilidad periodística ya estaba cumplida y Tehuel dejó de aparecer en los noticieros que lideran el rating diario.

Hay que decir que la mayoría de casos de desapariciones o muertes de personas transgénero no llegan a los medios masivos. Y si lo hacen, son tratados de manera despectiva o violenta, negando la identidad autopercibida de la persona y actuando fuera del derecho instituido por la Ley de Identidad de Género(N. 26.743) sancionada en 2012. Mientras el paradero de Tehuel sigue siendo desconocido, para algunos noticieros se volvió más importante tratar al joven con pronombres femeninos en vez de centrarse en la gravedad del asunto.

Ser víctimas del sistema

Tehuel falta hace un mes en su casa. Se fue a trabajar y nunca volvió. Su familia lo busca, los culpables no declaran y la comunidad travesti-trans está harta de vivir con miedo. Su desaparición no es una más del montón, no es una cara cinco minutos en la tele que después se tapa con el casamiento de algún deportista europeo famoso.

Tehuel es una víctima más de una sociedad transodiante y machista, que cada día golpea física o psicológicamente a aquellos que solo desean poder vivir su identidad de género en paz. Igual que vos. Igual que yo.

Hablar de transodio en este sistema que oprime con su ignorancia, sus prejuicios, su reproducción de discursos despectivos, sus golpes a puño cerrado a la salida de un boliche, es hacerse responsable de todo un contexto que llevó a que Tehuel hoy no aparezca.

Es transodio y no transfobia, porque uno puede tenerle fobia a las arañas o a las alturas, pero no a una persona. Es transodio, porque Tehuel apareció en la tele solo a partir de la movilización de la gente, y encima, fue nombrado como “la chica que fue a una entrevista laboral y no volvió”.

Es transodio, porque cada año personas trans mueren golpeadas solo por su identidad de género. ¿No lo has visto en la tele? Está bien, porque no seguramente no salió. Lo que no se nombra no existe, y en nuestro país existe un sistema social, mediático y legislativo claramente transodiante.

Históricamente, cada cosa salida de la norma estuvo mal vista o cuestionada. La violencia estructural hacia las personas que se autoperciben con el género opuesto al asignado al nacer existe, duele y mata. Ignorarla solo nos vuelve más cómplices.

La esperanza de vida de una persona trans ronda los 40 años, de los cuales más de la mitad seguramente estén cargados de impotencia, resistencia y valentía. Ante un sistema que muchas veces les da vuelta la cara, una precariedad laboral que persiste ante la floja implementación del Cupo Laboral Trans y una sociedad que juzga y lastima, qué difícil se vuelve animarse a salirse de lo establecido y ser.

Hoy seguimos buscando a Tehuel. Mañana construyamos un país que no violente identidades.

 

 

 

 

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