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Moreno propone la disminución de 20% de la remuneración en contratos ocasiones del sector público, la reducción a la mitad del tiempo de vacaciones de los trabajadores públicos y el aporte de un día de su salario al Estado. (Foto: AFP).

Ecuador en llamas, desde adentro

El autor de esta columna es un joven antropólogo ecuatoriano, miembro del colectivo El Mirlo Pardo, que el año pasado estuvo en nuestra ciudad. Aquí despliega las razones del levantamiento de las clases populares de ese país, contra la interpretación simplista que explica los hechos solo por la eliminación del subsidio a los combustibles, lectura a la que califica como superficial. Además se comparte un pronunciamiento de un grupo de artistas e intelectuales sobre el estallido en el país hermano.

 

(*) Por VADIM GUERRERO

El pasado miércoles 2 de octubre, el presidente de Ecuador Lenin Moreno decretó una serie de medidas económicas de corte abiertamente neoliberal con el fin de cumplir con los acuerdos establecidos con el Fondo Monetario Internacional a inicios de este año. Entre ellas, la medida que afecta en mayor grado a las clases populares es la eliminación del subsidio a la gasolina extra y diesel, con lo cual se eleva directamente el costo del transporte público, de los alimentos y de cualquier otro bien o servicio que implique movilización terrestre.

Cabe puntualizar que no solamente se trata de un incremento de hasta un 123% en el precio del diesel (el combustible más económico y más utilizado para actividades comerciales) sino que se liberalizó su precio, es decir cada mes su valor se irá ajustando de acuerdo a los vaivenes del mercado internacional, lo cual sumado a la especulación que ello conlleva, y en el marco de la actual situación productiva del país (atrapada en un modelo primario exportador y subordinada a las dinámicas imperialistas) el panorama más probable es una inflación generalizada en la economía del Ecuador a mediano plazo.

Este tipo de medidas guardan plena coherencia con la dirección política que ha tomado el gobierno de Moreno desde el inicio de su gestión, en la que los grupos económicos más poderosos han sido beneficiados en detrimento de los sectores populares. Hace un año atrás, por ejemplo, el ejecutivo condonó deudas calculadas en aproximadamente 4000 millones de dólares que las empresas más grandes del país mantenían con el Estado. Por otro lado, se enviaron varios proyectos de ley a la Asamblea Nacional con la intención de reformar el código laboral. Entre ellas, Moreno propone la disminución de 20% de la remuneración en contratos ocasiones del sector público, la reducción a la mitad del tiempo de vacaciones de los trabajadores públicos y el aporte de un día de su salario al Estado. Esto sumado al despido sin indemnización de más de 20.000 funcionarios en los últimos días.

En ese sentido, pensar que el pueblo se ha levantado “solo” por la eliminación del subsidio a los combustibles, no solo es una lectura superficial y simplista de lo ocurrido, sino que se enmarca dentro de aquella miope costumbre de analizar la situación de los pobres exclusivamente desde los lentes que sus privilegios de clase les permite. Clasocentrismo que se traduce en indiferencia al hambre y la miseria, y en rabia cuando los que la padecen intentan salir de ella.

Y es desde ahí, desde ese lugar carente de empatía que el gobierno y ciertos sectores de clase media y alta, tildaran a las manifestaciones de estos días como exageraciones de un pueblo ignorante, “zángano” (como lo ha dicho el propio Moreno) que, en lugar de trabajar, entorpece la productividad del país, sembrando el caos y la ingobernabilidad.  Es desde ahí que apelan al “diálogo”, a los “modos de exigir”, y a todos esos maquillados epítetos con los que intentan encauzar la rabia acumulada de un pueblo hambriento hacia acuerdos coyunturales y pasajeros.

Ante esta violencia estructural y sistemática del Estado y la burguesía de este país, las manifestaciones de estos días no solo se justifican, sino que constituyen la mejor manera para que quienes están arriba sepan de una vez que sus privilegios y todo su sistema en el que cómodamente se asientan se derrumbará una vez que los de abajo, tomemos consciencia de nuestro poder y nos organicemos en pos de una nueva sociedad.

 

(*) Vadim Guerrero. Graduado en Antropología cultural (Universidad Politécnica Salesiana de Ecuador). Maestría en Estudios de Recepción Mediática (Universidad Andina Simón Bolívar - Sede Ecuador). Integra el Colectivo de artes libertarias El Mirlo Pardo. Vive en Quito.

Ecuador: “Un punto de inflexión del conflicto social en América Latina”

Declaración de artistas e intelectuales ecuatorianos ante el estallido en el país hermano.

 

Compañeras y compañeros, hijas e hijos del pueblo latinoamericano,

 

A estas horas de la noche, quisiéramos poder decirles que hemos detenido la avanzada neoliberal en Quito, que el traidor y asesino de Moreno ya no es presidente del Ecuador y que su paquetazo ha sido derogado. Pero no, la campaña de Quito, iniciada con el paro nacional indefinido del 03 de octubre continúa, y el cobarde de Moreno se refugia con las élites de Guayaquil y gobierna desde ahí en estado de excepción.

 

Este es un punto de inflexión del conflicto social en América Latina en que la articulación del pueblo se desarrolla en la misma medida con que se fortalece la hegemonía neoliberal –aquel pacto entre los sectores comerciales, financieros, mediáticos, mineros y terratenientes de la burguesía que connotan al estado oligárquico–. La violencia estatal fascista es usada para resguardar los intereses y privilegios de esos sectores, aplacando la indignación y la ira del pueblo movilizado contra el avance y profundización del neoliberalismo en nuestros países, con la militarización de la represión y la mutilación de derechos y garantías fundamentales.

 

La forma cómo los gobiernos democráticos neoliberales reprimen la protesta popular, a la vez que usan el cerco mediático para engañar a la opinión pública nacional e internacionalmente, evidencia el nivel de articulación de los sectores hegemónicos y su complicidad para matar y saquear al pueblo. Esta articulación hegemónica neoliberal resguardada por las fuerzas armadas de cada uno de nuestros países, se encuentra integrada a los circuitos de poder del gran capital imperialista norteamericano, que coordina desde el FMI el desarrollo del fascismo en América Latina.

 

Desde Quito, una centena de compañeros y compañeras de todos los países de América Latina, estamos comprometidos con la victoria del pueblo ecuatoriano y no vamos a parar hasta que Moreno reciba la justicia popular. La lucha del pueblo del Ecuador contra el rearme neoliberal es justa, es masiva, es indígena, es estudiantil, es campesina, es anti-minera, es de izquierda, es progresista, es feminista, es popular, es anarquista, es trabajadora, es anti-fascista, es de clase, es latinoamericana.

 

Apelamos a la solidaridad internacional con el pueblo ecuatoriano en la lucha que inició el 03 de octubre y que mañana continuará pese al estado de excepción, al toque de queda, a la militarización de la represión; y hacemos el llamado a nuestros compatriotas a movilizarse a las embajadas y consulados del Ecuador allá, así como a los organismos defensores de derechos humanos a mantenerse alerta y condenar la violencia y muerte promovida por el gobierno de Moreno.

 

¡FUERA MORENO, FUERA MILITARES!

¡ABAJO ESTE GOBIERNO COBARDE, TRAIDOR Y ASESINO DEL FMI!

¡ABAJO EL REARME NEOLIBERAL!

¡VIVA LA LUCHA DEL PUEBLO DEL ECUADOR!

 

Quito, 09 de octubre de 2019

 

Carolina Álvarez

Max Araujo

Miguel Barreiros

Alex Défaz

Angelita Flor

Mayra Flores

Aida Imbaquingo

Carlos Quizhpe

Mireya Levy

David Maila

José Manuel Mejía

Alexandra Romero

Typhaine Leon

Renata Mantilla

Soledad Campaña

Vadim Guerrero

Mayly Torres

 

 

 

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