El Miércoles Digital Concepción del Uruguay – Entre Ríos
Los mexicanos tienen mala prensa, hace años que para millones de personas somos un pueblo violento, sin gobierno y sin control. Duele muchísimo pero no se puede hacer gran cosa para revertir el efecto que han implantado en el territorio los señores de la muerte. Por eso cuando pasan cosas como la del domingo pasado en Los Angeles, es importante decir que también hay mexicanos brillantes y con las manos limpias.
(*) Por SALOMÓN REYES
Los principales premios de esa noche fueron para dos mexicanos altaneros, chingones y con muchos huevos como para mirar de frente y sin agacharse, a la todopoderosa Academia de Cine y arrebatarle dos de sus preseas más codiciadas y recordarles de paso, que el cine no se termina en el Río Bravo.
También es bueno saber que no son sólo cuatro los mexicanos notables que respiran y habitan el transformer hollywoodiano pero estos cuatro, son los capos más visibles. Ellos no descansan, no se doblegan, no abandonan cuando la ven imposible, no reculan cuando reciben un NO, no van a 'rajarse a su tierra' como dice el refrán mexicano. Por eso, los Oscar recibidos el domingo, son una consecuencia lógica de su testarudez. El mismísimo director Mike Nichols le dijo al Negro que no hiciera Birdman, que sería su suicidio artístico. Todos sabemos lo que hizo el Negro.
Algunos han dicho que debe decirse cine hecho por mexicanos y no cine mexicano, si le hacemos caso al manual del productor, podría ser correcto porque la plata la ponen los gringos, pero qué sería de Gravity o Birdman sin el guión de Alfonso Cuarón o de G. Iñarritu y los argentinos que colaboraron con él, de la virtuosa fotografía de El Chino Luvezki y el diseño de sonido del finísimo Martín Hernández. Si eso no son historias de mexicanos, qué son. Además tanto Cuarón, Iñarritu y Guillermo del Toro, el otro director mexicano integrante del cuarteto, tienen una habilidad muy apreciada: son capaces de conseguir decenas de millones de dólares para financiar sus proyectos y lo que es mejor, hacerlas rentables. Una virtud que también la Academia premia, sin decirlo.
Antes de darle la estatuilla a Birdman, Sean Penn hizo una frase brillantísima que encerró un guiño cínico para las autoridades migratorias –Who gave this son of a bitch his green card?
Quién le dio a este hijo de puta su residencia en los USA. La frase que algunos han criticado, es una broma entre buenos amigos y cabrones que se conocen bien desde que se encontraron en 21 Gramos y una forma graciosa de reconocer el talento del paisano mexicano. Porque ese domingo G. Iñarritu no solo ganó como director y por mejor película sino se hizo un sitio como símbolo del latinoamericanismo exitoso y la forma más extravagante y difícil del mexican dream. Alejandro G. Iñarritu, Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro y Emmanuel Luvezki han perforado la puerta, apunta de buenas películas, del corazón mismo del show business americano y de la máquina más grande del entretenimiento.
Cuando el Negro le pasó el micrófono a Michael Keaton éste sintetizó la experiencia cinematográfica de los mexicanos. –Estos tipos son tan audaces como se puede ser. Sí, hay mexicanos tan audaces, que no me avergüenzo de gritar ¡Viva México cabrones!
(*) Director y Guionista
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