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VEINTE AÑOS DE EL MIÉRCOLES

La guerra del agua llegó a Entre Ríos (2003)

En esta nota del 12 de noviembre de 2003, el -momentáneamente- quincenario El Miércoles contaba que "La guerra del agua llegó a Entre Ríos", algo que en estos tiempos de verdín y bajantes extremas parece no tan notable, pero en aquellas épocas no mucho se hablaba. Se advertía sobre la compra de miles de hectáreas en nuestra región por parte de multinacionales con el objetivo de apropiarse del recurso.

Aunque en aquel número 123, casi 17 años atrás, se abordaba como nota principal el “millón de errores” que Juan Miguel Lacava, ex secretario de Hacienda del Municipio, en el juicio millonario que sostenían -por Banco Pelay- la ciudad con el ya fallecido Sixto Minetto. Como una de las destacadas, también se apreciaba este informe, que advertía sobre la presencia de multinacionales en la zona. Por eso, dos vecinos aseguraban que venían por las reservas de agua y pedían políticas de Estado para proteger tan preciado bien.

 

Así, compartiendo con nuestros lectores algunas de las más relevantes notas publicadas durante dos décadas, celebramos los 20 años de Miércoles, que se cumplen en este 2020.

 

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EL AVANCE SILENCIOSO DE LAS MULTINACIONALES EN LA REGIÓN

 

La guerra del agua llegó a Entre Ríos (2003)

 

En los últimos años, las reservas de agua de Entre Ríos se han convertido en blanco de varias empresas multinacionales, ante la mirada indiferente del Estado. En medio de esta guerra, el médico Gustavo Calivari y el profesor Daniel Ballester plantean la necesidad de trazar políticas de Estado que protejan el agua y permitan recuperarla como «bien social y vital para la humanidad».

 

Por ADRIÁN PINO

 

Las nuevas «necesidades» del capitalismo en este nuevo siglo hicieron que la guerra por la rentabilidad se trasladara a la propiedad de los recursos naturales. Así asistimos a la compra de la Patagonia, con el desembarco en el sur argentino de empresas y particulares extranjeros que adquirieron grandes extensiones de tierra, con su correspondiente control sobre los cursos de agua, recursos minerales, etc.

Ante la mirada indiferente del Estado, los recursos naturales fueron «privatizados», en consonancia con las políticas neoliberales que desmantelaron la estructura estatal argentina. Con la suficiente claridad conceptual para comprender que la próxima pelea estará dada por el control de los recursos naturales, y en particular por el agua, empresas como Benetton o personajes como Ted Turner se apropiaron –a precios irrisorios– de gran parte de estos recursos.

 

Apropiarse de los recursos

Estas operaciones de apropiación –económicas en el fondo– se fueron dando de la mano de un cambio de conceptualización respecto de la utilización de los recursos. Tecnócratas y académicos al servicio de los intereses transnacionales fueron conformando los cambios necesarios que permitieran considerar al agua, ya no como un recurso vital y un bien social, sino como un bien de carácter industrial, pasible de ser explotado comercialmente.

Y aquí es donde debe centrarse la alerta porque, como señala el médico Gustavo Calivari, este tipo de conceptualización abre la puerta para «la explotación irracional», al servicio de «grupos privilegiados» que pretenden lucrar con este bien vital para la humanidad.

 

Un bien vital

«Es imprescindible categorizar el agua como un bien vital y social», afirma Calivari, respaldado por Daniel Ballester, un docente que desde el aula promueve el debate entre sus alumnos. «El Estado tiene el deber y la responsabilidad de proteger y administrar el agua, tanto como bien fundamental para la vida, así como bien estratégico», agregan. Es el Estado quien debe ejercer su soberanía «a través de políticas de aguas para su protección y uso humano... Incluso –agregan– consideramos que la protección del agua debería tener estatus constitucional».

Aunque resulte una obviedad, hoy parece necesario reafirmar que «el agua es un elemento básico para el sostenimiento de la vida, la salud y la dignidad humana». Puesto que «ahora parece que hay que probar la relación costo-beneficio de proveer agua a las comunidades –explicó Calivari a El Miércoles–, aunque no se cuestione que para mantener un campo de golf se consuma diariamente tanta agua como la que necesita una comunidad de cien familias».

Doctor Gustavo Calivari.

A la hora de señalar a los responsables de esta situación, Calivari y Ballester apuntan directamente: «La responsabilidad más importante recae en quienes gobiernan, donde los nombres son circunstanciales », señalan, para recordar que en nuestra ciudad se han vivido varios casos de indiferencia o negligencia de parte de las autoridades en casos como «la fumigación con pentaclorato de sodio en Villa Las Lomas, o en su momento con los terribles efectos que generó la actividad de la curtiembre Cersa. Por eso es necesario que los políticos no se desesperen en el discurso, sino en la acción».

 

«Si esto sigue así, Juan Pueblo muere»

«Se trata de decisiones geo-políticas. Si el Estado negocia, como lo está haciendo, el ingreso de residuos radiactivos, por ejemplo, Juan Pueblo muere», explica Ballester, en alusión a la falta de conciencia –en el mejor de los casos– por parte de los funcionarios.

Mientras tanto, las multinacionales avanzan rápidamente en la adquisición de zonas estratégicas que cuentan con reservas de agua (ver «Entre Ríos en la mira...»).

 

Una buena categorización

Nuestro país posee la segunda reserva de agua dulce subterránea del mundo. Pese a ello, es evidente la ausencia de medidas de Estado en la conservación de estas reservas.

Por eso Calivari y Ballester sostienen que «si el Estado categoriza el agua como bien vital y social, ejerce su soberanía política sobre este recurso, evitando que grupos de capitales privados se apoderen de él y lo administren y exploten a su antojo».

Mientras se demoren estas decisiones políticas de fondo, la Argentina continuará perdiendo terreno ante el avance de capitales extranjeros que se han ido apropiando en silencio de los recursos y hoy incluso impiden la llegada hasta zonas de libre acceso, como lagos o flujos de agua que los nuevos «dueños» se encargan de delimitar. La pérdida sobre el control de los recursos naturales, y en especial sobre el agua, no es una pérdida más, sino que implica una progresiva pérdida de soberanía que, en el futuro, puede poner en riesgo el acceso de la población del país a este recurso elemental para la vida. Informes mundiales lo confirman: en los próximos 25 años, la mitad de la población mundial va a tener dificultades para encontrar agua suficiente y potable para el consumo humano.

Un buen negocio

A la luz de la rentabilidad que arroja el negocio, este avance cobra otra dimensión. En el 2002 se repartieron 200 mil millones de dólares en el negocio del agua, que para este año promete ser mayor. Un paquete monopolizado por dos empresas que avanzan a paso agigantado en este negocio y ya se han repartido cerca del 90 por ciento de la producción mundial: se trata de las firmas francesas «Suez» y «Vivendi», una de las cuales ya desembarcó en la Argentina cuando participó de la privatización de Obras Sanitarias en Buenos Aires y otras provincias.

Entre Ríos, en la mira de las multinacionales

El recurso del agua es un bien cada vez más escaso en todo el planeta. Concientes de ello, las multinacionales avanzan en forma silenciosa en la adquisición de terrenos estratégicos en los que se encuentran las reservas de agua más importantes. «Por falsa información, los entrerrianos creemos que tenemos mucha agua y por lo tanto no configura un problema», explica el médico Gustavo Calivari. Pero el problema es real y forma parte de las decisiones geopolíticas de las potencias del mundo. Un informe del servicio de espionaje de EEUU elevado a la Casa Blanca y al Congreso alerta que «habrá guerras muy intensas para apoderarse de fuentes de agua potable», batalla que se pronostica para el año 2015. Y Entre Ríos es uno de los destinos de esta guerra: «Nuestra provincia forma parte del Acuífero Guaraní, que es la segunda reserva mundial de agua dulce subterránea, con más de 1,5 millones de metros cúbicos de agua», cuenta Calivari. De hecho, se sabe que hay dos multinacionales que están adquiriendo miles de hectáreas en la zona fronteriza argentino-uruguaya. «Esto es real –confirma Calivari–, y el objetivo de la compra de estos terrenos son las reservas de agua».

Los excluidos del agua

Las cifras respecto del problema del agua en el mundo son contundentes: cuando Sudáfrica privatizó la provisión de agua potable, 20 millones de personas se quedaron excluidos del servicio por no poder pagar la tarifa. Hoy existen en el mundo 1100 millones de habitantes que no tienen acceso al agua potable. Cada seis segundos muere un chico por la ingesta de agua contaminada. Hay 3000 millones de personas que no pueden acceder al agua en condiciones sanitarias adecuadas.

 

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