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La historia vista desde acá: Juan Vilar y su imprescindible mirada sobre nuestro pasado

El historiador entrerriano, en los cuatro libros editados por la EDUNER, presenta un panorama del pasado argentino que se puede adjetivar sin temor a dudas con una sola palabra: imprescindible.

 

Por AMÉRICO SCHVARTZMAN, de EL MIÉRCOLES DIGITAL

 

Desde hace algo más de una década estamos en épocas de recordatorios bicentenarios. El pasado que se rememora en las efemérides oficiales, en la tele, en los diarios e incluso en las redes, da cuenta de los próceres y fechas sagradas que se repiten desde hace añares.

De manera invariable, año a año, se reiteran siempre con el mismo tono las narraciones simplificadas que se originaron para crear en escuelas, colegios y universidades, algo que podría llamarse una “conciencia nacional”. Narraciones que en realidad, como dice Juan Vilar en el inicio de su obra, no tienen mucho sustento, ni pruebas ni indicios. Se repite un relato tradicional que fue impuesto pero que en realidad es una interpretación, tan válida como otras. O quizás mucho menos.

De eso trata la tetralogía de Juan Vilar sobre nuestro pasado: de mostrar una interpretación diferente, que permite entender de una manera distinta el pasado argentino y los sucesos que nos trajeron hasta aquí.

Es sabido que hay muchas investigaciones que han arrojado luz al proceso socioeconómico, político y cultural de la Argentina, refutando los ejes centrales de aquel relato. Pero su difusión se limita a círculos especializados: historiadores, académicos, filósofos y otros trabajadores intelectuales, pero sin llegar al gran público, sin capacidad para “influir en el conocimiento histórico del ciudadano ilustrado común”. Las principales obras de difusión y las de mayor éxito editorial, dice Vilar, “abundan en lugares comunes, leyendas sin confirmar e inexactitudes, o interpretaciones sesgadas”.

Las principales obras de difusión y las de mayor éxito editorial, dice Vilar, “abundan en lugares comunes, leyendas sin confirmar e inexactitudes, o interpretaciones sesgadas”.

El profesor Vilar ofrece un manual que sintetiza con rigurosidad y documentación otra historia del Río de la Plata, en la que para empezar afirma que “no existe imparcialidad ni neutralidad en las ciencias sociales”. Entonces ¿dónde queda la aspiración de objetividad? Vilar responde con contundencia: en el uso honesto de las fuentes y en transparentar desde dónde se está contando la historia.

Para eso se propone (y a mi juicio lo logra, pero lo relevante es que cada persona que lo lea saque sus propias conclusiones) refutar o al menos poner en cuestión las miradas que damos por sentadas, cargadas de eurocentrismo (por ejemplo en la forma en que se presenta a los pueblos aborígenes en el relato habitual), y de una posición “principalmente porteño-céntrica”, ya sea en su variante liberal como en la revisionista. En el fondo, y no tan el fondo, no son muy distintas: los que para una son héroes, para la otra son los villanos. Pero las cosas no son tan simples.

 

ABAJO DEL PEDESTAL

“No pocos héroes caerán del pedestal”, advierte el autor en las páginas iniciales. Y en efecto los baja de allí para restituirlos como lo que fueron: protagonistas de disputas políticas, económicas, sociales, religiosas y culturales. Y no santos o demonios, héroes o villanos. La advertencia no es ociosa: para quienes fuimos formados en el culto sanmartiniano es doloroso leer que San Martín “era un monárquico antifederal que llegó a escribir: ‘Me muero cada vez que oigo hablar de federalismo’” (pág. 76 del tomo 1) o que prefería “la vecindad de los portugueses a la de Artigas” (pág. 119, ídem). Para ciertos entusiastas neoartiguistas entusiasmados con la (supuesta) Independencia declarada en el Congreso de Oriente resultará antipático que Vilar les pinche el globo, al afirmar que “no existen pruebas documentales ni el menor indicio” para afirmarlo.

Del mismo modo, es implacable con el revisionismo rosista, mostrando cómo la emancipación se transformó en un proyecto subordinado “a la defensa de los intereses y privilegios de una minoría de propietarios criollos de Buenos Aires”, sin que haya diferencias en sus políticas principales hacia las provincias o respecto de la Aduana, entre unitarios rivadavianos y rosistas “federales”.

Así, define a la oligarquía porteño-bonaerense como una suerte de elenco estable que durante el siglo XIX frustró las pretensiones federales e igualitarias de los caudillos del litoral y desconoció los derechos de los pueblos que ella misma proclamaba, y lo hizo “con tanta injusticia e incapacidad” que ocasionó la disgregación del Paraguay, del Alto Perú y de la Banda Oriental, y la resistencia tesonera de las demás provincias, hasta su derrota definitiva a sangre y fuego. Ese elenco estable en cuyas manos quedó el poder central tiene nombres y apellidos, y son los que homenajean calles, ciudades, monumentos, a lo largo y ancho de la Argentina.

Pero Vilar también repone en la historia a los proyectos alternativos, los que impulsaron otras figuras que, desde Artigas en adelante, expresaron intereses sociales, económicos, ideológicos muy diferentes a los que triunfaron. Asimismo, es la historia de cómo fueron traicionados, derrotados y calumniados. Y a la vez, de muchas de las actuales frustraciones que marcan los principales rasgos socioeconómicos, políticos y culturales de lo que somos hoy como país.

 

LA OBRA

Se trata de cuatro libros editados por la Editorial de la Universidad de Entre Ríos (EDUNER) que conforman una sola obra. En realidad, una obra en desarrollo: hay dos más aun inéditos, que completan el panorama de la historia argentina que ofrece Vilar.

El primero, publicado en 2014, es Revolución y lucha por la organización. Primera y segunda décadas de la revolución 1810-1829.

En sus páginas Vilar revisa los años siguientes a la Revolución de Mayo, analiza el proceso mundial en que se da, el contexto y las acciones de quienes encabezaron el movimiento revolucionario por la independencia mientras buscaban una forma de organización nueva. Describe con rigor la tensión entre quienes pretendían conservar los privilegios de la ciudad-puerto frente a los intentos desde el Litoral (la Liga de los Pueblos Libres) por organizarse de una manera distinta: a partir del principio federativo, en igualdad y con respeto a la soberanía de los pueblos. Este primer tomo brinda al lector una interpretación aguda sobre el período que va de 1810 a 1829, dando cuenta de los cambios socioeconómicos y culturales, de la feroz guerra librada y de los aspectos centrales de la propuesta de Artigas, así como de las causas y consecuencias de su derrota.

Su obra refuta o al menos pone en cuestión las miradas cargadas de eurocentrismo y de una posición “principalmente porteño-céntrica”, en su variante liberal como en la revisionista, que no tan el fondo, no son muy distintas.

Le sigue La Confederación Argentina. Época de Rosas 1829-1852 (2016), en donde se concentra en la época inmediatamente posterior: otras dos décadas fundamentales para comprender la evolución de los sucesos y que está marcada por los conflictos acerca de cómo organizar el Estado Nacional, en donde más allá de los discursos de las élites, una de las claves ineludibles del análisis es la lucha por la renta aduanera, controlada desde el Virreinato por Buenos Aires y a la que la ciudad-puerto no quería renunciar.

Luego viene Hacia la derrota Federal. La Confederación Argentina 1852-1862 (2017). En este tercer tomo Vilar se diferencia de las interpretaciones clásicas utilizadas para valorar el conflicto en el Río de la Plata a partir de 1810, sintetizadas en antinomias sesgadas tales como «unitarios o federales» o «civilización o barbarie». En coincidencia con algunos ilustres antecedentes (no solo historiográficos sino que también fueron protagonistas, tales como el propio Artigas, Alberdi, Peyret o Alem, por mencionar algunos) la hipótesis de Juan Vilar es que la pugna fue inexorable por los intentos decididos de las elites porteño-bonaerenses (ya fueran «unitarios» como el Triunvirato, el Directorio o el grupo rivadaviano, ya «federales» como Rosas) por imponer por la violencia su hegemonía a las provincias, conservando por supuesto el monopolio aduanero. El enfrentamiento contra los gobiernos federales de las provincias que pretendían un gobierno nacional más equitativo y con reparto de dicha renta era así, inevitable. En la década que analiza en este tomo se inscribe el único intento de las provincias por conducir el país, capitaneado por Urquiza; pero el choque culminó con el triunfo definitivo de Buenos Aires, donde pesó de manera decisiva su poder económico y que marcó el desarrollo ulterior de los hechos.

El cuarto tomo es El Estado Nacional Argentino 1862-1880 (2019). En este Vilar se sumerge en los veinte años fundantes de la organización del Estado Nacional, ya producida la derrota federal definitiva. El centralismo porteño toma su forma última, unitaria y “liberal”, pese al discurso constitucional de federalismo. La Guerra de la Triple Alianza que destruyó al Paraguay, la instalación de los ferrocarriles, el exterminio o esclavización de las poblaciones aborígenes y la ampliación de las fronteras marcan los rasgos principales de un Estado-nación capitalista dependiente, donde los sectores del privilegio interno se alían de manera servil al capital extranjero, marcando de ese modo los rasgos que, un siglo y medio después, subsisten en nuestro país.

Son cuatro libros editados por la EDUNER que conforman una sola obra, en desarrollo: hay dos más aun inéditos, que completan el panorama de la historia argentina que ofrece Vilar.

En cada uno de estos trabajos Vilar desarrolla su valoración alternativa a la impuesta canónicamente. La liquidación del federalismo, la actitud de Urquiza respecto de los intereses porteños (a la que no duda en adjetivar como “la traición de Urquiza”) pero también la hegemonía rosista, expresando los mismos intereses de la oligarquía porteña: “el férreo centralismo y el privilegio fundamental del monopolio de la renta aduanera”. Evidencia el europeísmo de las élites que se enfrentaron a Rosas y cómo esa mentalidad operó a favor de una organización nacional que constituye “una democracia para pocos, un federalismo desvirtuado”, y por si fuera poco, “el criterio de que el enemigo debía ser exterminado”: el racismo hacia los pueblos originarios, el desprecio por el gauchaje y la eliminación de toda disidencia son caras de una misma moneda en las que eventualmente pueden estar Mitre y Sarmiento pero también Roca, Rosas y sus adláteres.

Los cuatro tomos de esta obra extraordinaria constituyen un estudio serio, fundamentado, necesario, de una historia contada y analizada “desde acá”, es decir, desde los intereses de los pueblos del Litoral del Plata, los que resultaron más desfavorecidos por el rumbo que tomaron los sucesos del pasado, configurando así los caracteres centrales que persisten en la Argentina del presente.

Se trata de una obra imprescindible: para docentes de todos los niveles (no solamente los de Historia) que quieran aportar a un conocimiento cabal del proceso social que nos trajo hasta acá; para periodistas que quieran hablar con fundamentos sobre nuestra realidad en lugar de repetir los discursos oficiales; para trabajadores intelectuales que desde las ciencias sociales o la filosofía quieran expandir el amplísimo aporte que realiza Vilar; para militantes de los derechos humanos, del ambiente, de la igualdad y la diversidad, que encontrarán en nuestro pasado común claves que alimenten sus luchas de hoy; en fin, para ciudadanos y ciudadanas que quieran saber de dónde venimos para no reiterar los errores del pasado.

Foto: Juan Vilar en su mesa de trabajo (Revista Charco)

EL AUTOR

Juan Antonio Vilar es profesor de Historia, egresado del Instituto Nacional del Profesorado Secundario, de Paraná. Ejerció la docencia superior durante 16 años y 31 la universitaria. Dictó cursos y conferencias relativos a historia nacional y latinoamericana. Publicó en diversos medios artículos sobre temas de historia. Integra el Centro de Estudios Junta Abya Yala por los Pueblos Libres.

Como dice Tirso Fiorotto en una nota reciente, Vilar está lejos de la imagen de un profesor encerrado entre libros: “participa de actividades físicas en el club y de manifestaciones populares; no falta a una sola reunión de las asambleas y centros de estudio que lo tienen de protagonista (ni llega un minuto tarde), y en los encuentros es de los que prefieren callar y escuchar”.

Son conocidas sus posiciones en defensa de la recuperación del federalismo, así como su participación en debates y reclamos sobre deuda externa, sobre ambiente y biodiversidad y otras causas que encuentran en él un decidido compromiso.

Pueden adquirirse ingresando a: https://eduner.uner.edu.ar/catalogo/

 

 

 

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