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Las guerras no se olvidan

El papelón del presidente Mauricio Macri en la ONU fue duramente criticado hasta por periodistas adictos. Como suele ocurrir esto acarreó una catarata de opiniones. Desde una óptica, Macri es un vendepatria que entregó o va a entregar la soberanía. Otros pretenden que se exija el cumplimiento de la recomendación de la ONU de abrir el dialogo. Casi todos parecen ignorar que hubo una guerra en 1982. Perder una guerra acarrea dolores que se extienden largamente a través del tiempo.

Por ANÍBAL GALLAY

El presidente Mauricio Macri  mantuvo una conversación con la primera ministra británica Theresa May, y luego expresó que hubo  compromiso  acerca de todos los temas incluyendo la soberanía sobre las islas Malvinas. Ello fue desmentido categóricamente por funcionarios británicos. Y se tildó a esta escena como un papelón. Tras cartón una cataratas de verborragia (oral y escrita)  de intelectuales, periodistas, políticos, conductores de televisión. Las opiniones van desde suponer que Mauricio Macri ha negociado la soberanía convirtiéndose en un vendepatria, hasta quienes pretenden que se exija a Gran Bretaña, se avenga a dialogar  como dispuso la ONU, hace varias décadas. Casi todos parecen ignorar  que en 1982 la República Argentina perdió una guerra. Guerra, contra Gran Bretaña, ocupante de las Malvinas desde 1833.

El 16 de diciembre de 1965 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó, por mayoría y  la Resolución 2065, que dejaba constancia del conflicto de soberanía planteado y disponía “Invitar a los Gobiernos de la Argentina y del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte a proseguir las negociaciones recomendadas por el Comité Especial encargado de examinar la situación con respecto a la aplicación de la Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales a fin de encontrar una solución pacífica eran atención en la cuestión Malvinas.”

Este fue un  logro diplomático extraordinario. La Argentina lograba que las Naciones Unidas recomendaran a Gran Bretaña sentarse a conversar, porque se trataba de una cuestión colonial. Habrá que aclarar que las Naciones Unidas recomiendan, invitan y no puede obligar por la fuerza. Ya se sabe que Gran Bretaña jamás quiso sentarse a dialogar.  De todos modos es siempre importante que las Naciones Unidas se pronuncien.

Casi dos décadas después, en 1982, un gobierno militar (cuyos generales, almirantes y brigadieres  suelen estar altamente enamorados de la soberanía) echó todo por tierra y decidió ocupar las Malvinas.

Hoy  Gran Bretaña argumenta que la Argentina decidió jugar todo a una guerra. Y como la guerra fue un fracaso, no hay nada que negociar en relación a la soberanía.

Las Malvinas siguen siendo británicas porque Gran Bretaña tiene la voluntad de poseerlas, las posee y puede hacerlo efectivo, mediante la fuerza, claro está.

La indignación, cierto nacionalismo y emotividades diversas no están mal pero no aportan nada. La guerra de 1982 fue un gigantesco retroceso y es tiempo de tenerlo en cuenta.

Macri necesita tener algún protagonismo en este tema tan sensible, de allí su apelación al dialogo, porque queda bien, aunque la cuestión Malvinas le interese muy poco. Habrá que expresar además que durante los gobiernos de los Kirchner, no se avanzó un ápice.

La Argentina tiene argumentos, algunos de significativa solidez. Será bueno argumentar en todos los foros internacionales. Lo que no se puede es andar con bravuconadas y discursos altisonantes, como si la guerra no hubiera existido. La Argentina no olvida sus 649 muertos caídos en combate. Gran Bretaña no olvida sus 255 muertos. Habrá que tener muchísima paciencia porque Gran Bretaña no aceptará ningún dialogo hasta que, como mínimo, ya no haya ningún combatiente vivo. Y para ello faltan décadas todavía. ¿Y mientras tanto? Mientras tanto los gobiernos argentinos irán tomando decisiones sobre otros temas: intercambio cultural, comercial, turístico, rutas aéreas, pesca, petróleo… según la visión que se tenga sobre el tema. Sin dudas  es doloroso ir a Malvinas y necesitar pasaporte para ello. Pero los efectos de una derrota bélica acarrean pesares.

Acotación final: tampoco ayuda inventar héroes como el Gaucho Rivero  y plasmarlo en un billete.

anibalgallay@gmail.com

 

 

 

 

 

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