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Meritocracia

Una publicidad de una empresa multinacional es llamativa. Parece un intento de explicar que Mauricio Macri es presidente porque responde a una  lógica profundamente racional.  El gobierno de los ricos sería, de acuerdo a ese concepto, el estado natural de las cosas. Se está allí, dirigiendo un país, porque tiene los méritos para ello. Esto es antiguo, tanto como el capitalismo y adosado a ello la feroz moral calvinista.

 

*Por ANÍBAL GALLAY

 

La empresa Chevrolet presentó una publicidad titulada meritocracia. Allí se hace una suerte de exaltación de los méritos  como el camino para tener. Tener  dinero, fama, poder, bienes… y todo lo que fuera. Se plantea  que todo lo que se quiere lograr se logra sin importar para nada el contexto, ni las variables objetivas. ¿Pero de que se habla cuando una empresa multinacional pone sobre el tapete el mérito y la meritocracia?

La moral calvinista

Este concepto de la meritocracia se emparenta con la predestinación. El tema fue abordado por teólogos como Agustín de Hipona, pero Juan Calvino lo llevo a su expresión más nítida. Este concepto indica que Dios omnisciente sabe quiénes serán salvos y quienes condenados. Para colmo y exprimiendo los  capítulos 7 y 14 del Apocalipsis de Juan, se pone en el debate el número de personas que se salvaran: ciento cuarenta y cuatro mil, es decir doce mil por cada una de las tribus de Israel.

Desde ya que había aquí una contradicción importante con respecto al libre albedrio.

Se pensó que con esta idea de la predestinación no había ningún lugar para ser buena gente porque al fin y al cabo se estaba salvado o condenado de antemano.

Sin embargo en la realidad fue al revés. Las personas empezaron a considerar que la posesión de los bienes materiales era un signo positivo. Signo de que era un predestinado a la salvación formando parte de los ciento cuarenta y cuatro mil elegidos.  El esfuerzo, el tesón, la constancia serian coronados con el éxito, medido en dinero y riquezas. Eso permitía atisbar con cierta esperanza que Dios había dispuesto que era un alma destinada a la gloria eterna. Eran los meritorios.

Max Weber escribió el libro “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”. Allí desarrolla cómo influyó Calvino en particular en la acumulación de riqueza. La acumulación de riqueza era una manifestación de la satisfacción divina. Esa acumulación debía hacerse al menor costo posible por ello no era contradictorio con  la explotación, ni la esclavitud.

Meritocracia

“Gobierno de los meritorios”, o “Gobierno del mérito” son acepciones posibles del término propuesto.

La empresa Chevrolet en su publicidad propone que quienes deben dirigir la sociedad son  quienes  están dentro del grupo de meritorios. Para no ir demasiado lejos la propuesta apunta a que gobiernen los adinerados. El esfuerzo personal exitoso, la riqueza, es traducción concreta de los méritos.

Desde una perspectiva más directa. Que gobiernen los ricos no es, per se,  ni malo ni bueno sino el estado natural de las cosas. Proponer alguna alternativa, como un gobierno de los trabajadores, es alterar el plan divino con claros tonos heréticos.

La publicidad parece estar estar destinada a apoyar al presidente Mauricio Macri.  Si se repasan los hombres y mujeres del elenco gobernante queda claro que se trata de una autentica meritocracia ya que a ninguno de ellos nadie les regaló nada en este valle de lágrimas, según la publicidad de la multinacional. Simplemente han acumulado méritos y Dios los ha elegido.

 

rubengallay@hotmail.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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