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Perspectiva entrerriana sobre la boleta única

Un cambio en el modo de votar presidente de la Nación alteraría el efecto tradicional de una simultaneidad entre elecciones provinciales y nacionales. Para tener en cuenta ahora que se pone en dudas el desdoblamiento en Entre Ríos.

 

Una variable nueva se suma a las especulaciones que por estos días se esbozan para las elecciones del año que viene en Entre Ríos. ¿En qué afectaría que el Congreso de la Nación apruebe la boleta única de papel (BUP)?

Lo primero que hay que recordar es que ese nuevo sistema de votación regiría sólo para los cargos de presidente y vice, senadores y diputados nacionales. Para que se aplique en la elección de gobernador y vice, legisladores provinciales, intendentes y concejales, la Legislatura provincial debería aprobar una ley como la que impulsó el gobernador Gustavo Bordet en 2018 y que fracasó por la oposición de los diputados de Cambiemos y el kirchnerismo.

La aclaración no es redundante si se toma en cuenta la manera confusa en que varios medios porteños han informado estos días sobre cómo regiría la BUP en la hipótesis de una simultaneidad entre elecciones nacionales y provinciales.

Otra cosa que hay que recordar es que es el gobernador Bordet quien tiene la facultad de convocar a elecciones provinciales en forma separada de las nacionales. Tiene tiempo para hacerlo hasta fines de diciembre. Si llama a elecciones, la legislación provincial le habilita la fecha del segundo domingo de junio, con internas en abril y cierre de listas en febrero. Si para fin de año Bordet no hace nada, el próximo gobernador entrerriano se elegirá en octubre de 2023, en simultáneo con el presidente de la Nación.

 

De manual

El manual de la especulación indica que si un gobierno nacional está mal, el gobierno provincial del mismo signo político buscará tomar distancia con un desdoblamiento electoral. Por eso es que la oposición empezó a lanzar candidatos y hacer campaña: dieron por descontado que Bordet se separará en 2023 del gobierno de los Fernández y apretaron el acelerador para llegar bien armados al cierre de listas de febrero.

Siguiendo el clásico manual, Juntos por el Cambio de Entre Ríos preferiría que hubiera elecciones simultáneas para que la campaña se nacionalice y el debate pase por la inflación y la interna del Frente de Todos. Y que no se plebiscite la gestión de Bordet, que sigue siendo el peronista de la provincia que mejor mide, que no es el responsable de la inflación y que comparte electorado con Juntos por el Cambio, como lo demostraron las dos elecciones de 2019, en las que ganaron en Entre Ríos Bordet y Macri.

Pero 2023 no es 2019. Esta vez Bordet no va por la reelección; el gobierno nacional en crisis no es el de Macri, sino el de Alberto Fernández; el peronismo no está unido; y JxC no lleva para la gobernación a Atilio Benedetti (una radical que ya había perdido antes y que no contaba con el apoyo de todo su partido), sino a Rogelio Frigerio, el postulante más competitivo y novedoso que ofrece la oposición entrerriana en dos décadas de peronismo.

En contra del manual, el desdoblamiento electoral empezó a ser bien visto en Juntos por Entre Ríos, no sólo por lo antes dicho sino por dos razones más poderosas:

1.- La irrupción de Javier Milei como una figura en ascenso, que amenaza con convertir la polarización de los últimos años en un escenario electoral de tercios. Y lo hace restando mayoritariamente votos a JxC. Pero para que eso pase en el orden provincial, Milei tiene que estar en la boleta. Si se desdobla, su rostro no se verá en los cuartos oscuros donde se elegirá al próximo gobernador entrerriano. En esta lógica, desdoblar es para Juntos por Entre Ríos reducir al mínimo el daño del efecto Milei. El líder libertario carece de referentes de peso en la provincia, en condiciones de traccionar votos propios.

 

2.- Al separarse la elección provincial, Juntos por Entre Ríos evitaría que la interna nacional interfiera. El desdoblamiento liberaría a los precandidatos a gobernador de Juntos por Entre Ríos de tener que definirse en la interna nacional de JxC y, con ello, provocar divisiones en sus propias filas. Particularmente, le evitaría un dolor de cabeza a Frigerio, que se preservaría de la feroz interna que hay en el PRO por la presidencia de la Nación.

La dirigencia entrerriana que acompaña la precandidatura a gobernador de Frigerio apuesta a que la definición nacional se produzca recién en junio de 2023, ya con el ex ministro de Macri como gobernador electo. Un adelantamiento de una definición nacional abriría internas donde hoy no las hay. Y la idea de Frigerio ha sido siempre ampliar la base de sustentación de su candidatura para ganar la provincia.

Recalculando

Pero en las últimas semanas empezó a especularse más con la posibilidad de que Bordet se decida por la simultaneidad, básicamente porque puede perjudicar más a JxC. Tanto se entusiasmó la dirigencia opositora con el desdoblamiento como herramienta para evitar el efecto Milei y para limitar la injerencia de la interna nacional, que Bordet en una de esas opta por la simultaneidad, prendiéndole una vela a San Guzmán para que la inflación se encauce y se llegue a octubre de 2023 en un escenario más favorable. Octubre está cuatro meses después de junio, son 120 días más para apostar a que la reactivación económica que ya existe se sienta en una recuperación del poder adquisitivo de toda la población, incluida la base electoral del Frente de Todos.

El peronismo se mueve en Entre Ríos como si tuviese más tiempo. Aún no tiene candidatos a gobernador definidos y ni siquiera se sabe si habrá internas.

Pero qué pasaría si la boleta única de papel que impulsa JxC en el Congreso logra ser aprobada, se generan las condiciones políticas para que sobreviva a la posibilidad de un veto presidencial y termina aplicándose para las elecciones nacionales del año que viene.

En un escenario de simultaneidad, convivirían en Entre Ríos dos sistemas electorales: el presidente se votaría con BUP y el gobernador (y los demás cargos provinciales y locales) con boleta sábana, por partido. Es decir que se eliminaría el efecto arrastre del presidente para con el gobernador.

Ese domingo de octubre de 2023 habría dos elecciones en Entre Ríos. Cada elector debería votar dos veces: en un primer acto, elegiría presidente marcando con una cruz en una BUP. Y luego, en un segundo acto, ingresaría al cuarto oscuro para seleccionar, entre las distintas alternativas de boleta sábana, al gobernador. Nada de arrastre.

Aunque simultáneas, las elecciones nacionales y provinciales se realizarían con mecanismos distintos. No habría efecto dañino de Milei sobre Frigerio (o el candidato de JxC provincial que fuese). La cabellera despeinada del libertario no estaría a la cabeza de una larga boleta sábana y sólo se vería en la BUP, compitiendo como opción con el candidato a presidente de JxC. Y Frigerio (o el que fuera) encabezaría la boleta sábana provincial.

También se liberaría del efecto arrastre (para arriba o para abajo) el candidato a gobernador del peronismo.

Lo que no podría evitarse es la incidencia del proceso nacional sobre el provincial. La campaña sería imposible de provincializar y el candidato a gobernador pasaría a un segundo plano. El postulante a gobernador del peronismo ataría su suerte más que nunca al escenario nacional y, claro, Frigerio debería definirse en la interna nacional del PRO, ya no podría decirle que si a palomas y halcones.

Fuente: Página Política.

 

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