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Pidieron duras penas para el cura Moya y el 5 de abril se leerá el adelanto de sentencia

En los Tribunales de Concepción del Uruguay, aproximadamente a las 20.15, concluyó este jueves la jornada de alegatos de cierre del juicio oral y no público contra el sacerdote Marcelino Ricardo Moya, imputado por abusos y corrupción de menores en los hechos ocurridos en la ciudad de Villaguay.

Tanto la Fiscalía como la querella particular pidieron 22 años de prisión efectiva. La defensa reclamó la prescripción de los hechos. El viernes 5 de abril a las 12 del mediodía se leerá el adelanto de la sentencia. Los interesados podrán asistir al cuarto piso para escucharla ya que esa instancia es pública.

 

Informe: JORGE RUBÉN DÍAZ 

Imágenes: MARIO ROVINA

 

Desde las 16 las partes legales intervinientes hicieron sus exposiciones ante el Tribunal compuesto por los jueces María Evangelina Bruzzo, Fabián López Mora y Melisa Ríos, los tres residentes en La Histórica.

Los fiscales Mauro Quirolo y Juan Manuel Pereyra solicitaron una pena de 22 años de prisión efectiva a partir de que quede firme la sentencia, y en caso de conseguir la pena pidieron la prisión preventiva para evitar alguna posible fuga.

Los abogados querellantes particulares Juan Cosso y Florentino Montiel coincidieron con lo solicitado por el Ministerio Público Fiscal.

 

RETIRADO POR EL FRENTE

El sacerdote Moya estuvo presente en los alegatos de cierre como lo hizo al comienzo de los debates aunque no lo hizo en la segunda jornada. Ingresó al edificio por el frente, sobre calle San Martín, aproximadamente a las 15.30. Más de cuatro horas después salió por ese mismo lugar, tal como lo reflejan las imágenes de El Miércoles Digital. Allí lo esperaban los familiares de una de las víctimas, quienes en ningún momento tuvieron actitudes agresivas hacia el acusado.

De todas maneras custodiado por cuatro efectivos policiales y acompañados por sus abogados se dirigió caminando por calle Juan Perón, dobló por Alberdi y en Tibiletti abordó al vehículo particular que lo trasladó a María Grande, su localidad de origen, donde esperará la sentencia, ya que no aseguran su presencia en el adelanto de lectura del fallo. Recordemos que en el primer día de los alegatos introductorios el cura fue retirado por la zona de estacionamiento de los jueces (ver nota: El cura Moya salió por la zona de…).

 

“CREO QUE EL TRIBUNAL OTRA VEZ HARÁ JUSTICIA”

En diálogo con este medio el letrado querellante Florencio Montiel explicó a modo de síntesis cuales fueron sus argumentos en los alegatos “hicimos un análisis basado en el conjunto de todo el plexo probatorio arrancando por el testimonio de Pablo (Hucks) que fue sumamente conmovedor, elocuente, lleno de verdades y muy descriptivo, mechándolo con los testimonios de los psicólogos, psiquiatras, y también de las declaraciones de ex compañeros de escuela como de Acción Católica que tenían conocimiento directo con el caso, y también con el testimonio de los padres”.

El abogado resaltó las declaraciones de los ex curas José “Pepe” Dumoulín y José Carlos Wendler “que fueron fundamentales a la hora de poner luz de que la Iglesia se enteró en su momento del abuso que sufrió Lorenzo Frutos y no hizo nada. Uno de los testimonios fue de un sacerdote contemporáneo a Moya y cuando se lo comunicó a todos los popes de la Iglesia Católica de ese momento (Estanislao Estéban) Karlic, (Norberto) Martina, (Mario) Maulión y (Juan Alberto) Puiggarí, todos hicieron oídos sordos”.

Sobre los planteos de los abogados defensores Néstor Paulete y Darío Germanier, opinó que: “continuaron con el tema de la prescripción e hicieron un análisis -que nosotros no creemos el correcto, ni aplicable al caso- de la simplificación de los delitos. A las claras quedó demostrado, y creo que el Tribunal otra vez hará Justicia con respecto a estos casos de abuso por parte de sacerdotes” concluyó.

 

DE QUÉ SE TRATA EL CASO

El médico Pablo Hucks, y el estudiante de Derecho, Eduardo Frutos fueron quienes hicieron la denuncia contra el sacerdote en el mes de junio de 2015.

Moya llegó a Villaguay como vicario parroquial y docente del Colegio La Inmaculada y ahí, en esos lugares, y quizá en otros tantos más, abusó de menores. Eso dice la denuncia que presentó el médico Pablo Huck el 29 de junio de 2015 en los Tribunales. Todo sucedió a mediados de los años 90 y dentro de los puntos de la denuncia relató que el sacerdote le practicaba sexo oral y lo masturbaba.

Dos años después de aquella denuncia, el 29 de junio de 2017, el juez de Garantías de Villaguay, Carlos Ramón Zaburlín, rechazó el planteo de los defensores del cura, que reclamaron la prescripción de la causa por abusos a menores, e hizo lugar al pedido que formularon en forma conjunta la fiscal Nadia Benedetti y los querellantes Florencio Montiel y Juan Pablo Cosso, y elevó el expediente a juicio oral.

La resolución de Zaburlín fue recurrida por la defensa, pero el 31 de julio de 2017, el Tribunal de Juicios y Apelaciones de Concepción del Uruguay rechazó el planteo de prescripción formulado por los abogados defensores y confirmó la elevación a juicio.

La causa nuevamente fue recurrida, y llegó a la Cámara de Casación Penal de Paraná el 14 de agosto de 2017. El jueves 11 de octubre último, ese tribunal, en voto dividido, rechazó la vía de la prescripción. El proceso penal fue caratulado “Marcelino Moya s/Promoción de la Corrupción agravada”.

click en las imágenes para ampliar

 

 

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