Un prejuicio muy acentuado asegura que los dirigentes sindicales son corruptos por definición y se complementa con que si no existieran, la Argentina sería un país próspero y rico. El único dirigente condenado es José Pedraza, por instigación en el crimen de Mariano Ferreyra. A ello se suman Marcelo Balcedo (Sindicato de Obreros y empleados de Minoridad y Educación) y …
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