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Los sindicalistas y la corrupción

Un prejuicio muy acentuado  asegura que los dirigentes sindicales son corruptos por definición  y se complementa con que si no existieran, la Argentina sería un país próspero y rico.  El único  dirigente condenado es José  Pedraza, por instigación en el crimen de Mariano Ferreyra.

A ello se suman Marcelo Balcedo (Sindicato de Obreros y empleados de Minoridad y Educación)  y Juan Pablo Medina (Sindicato de Obreros Marítimos Unidos), quienes tienen prisión preventiva, sin condena.

 

Por ANÍBAL GALLAY (Especial para EL MIÉRCOLES DIGITAL)

 

Para que sirven los sindicatos

Unas líneas sobre el pasado argentino en ese rubro seguramente no vendrán mal.

En 1904, 1905 y 1909 los trabajadores pretendieron celebrar el Primero de Mayo y la dura represión sumó 56 muertos.

Entre 1921 y 1922 hubo huelgas en la Patagonia procurando reivindicaciones básicas. El Presidente Yrigoyen envía al Ejército al mando del coronel Héctor Varela.

Várela aplicará entonces la pena de muerte “por subversión”. Se calcula en 1.500 el número de peones fusilados. Los estancieros festejarán esto con una fiesta en el local de la Sociedad Rural de Río Gallegos, donde le cantarán a Varela el “for he is a jolly good fellow” (“porque eres un buen camarada”).

Se trata de la represión obrera más sangrienta de la historia argentina. Se hizo durante un gobierno elegido por el pueblo. Nunca hubo explicaciones.

En 1929 se dicta la ley de jornada laboral, estableciéndose en 8 horas. Quedaron fuera de la ley los peones rurales y las empleadas domésticas.

Cabe agregar que este es el país que añoran algunos dirigentes y analistas económicos, teniendo en cuenta que la Argentina era la octava economía del mundo. Época feliz donde se masacraba  cualquier protesta obrera y cualquier intento de vivir con dignidad.

LA NUEVA ETAPA

Con el peronismo comenzará una nueva etapa que consistió en integrar a los sindicatos al gobierno. Los logros fueron muchos, y al mismo tiempo una especie de subordinación de los sindicatos al gobierno que no fue necesariamente positiva.

Cuando se sancionó el Estatuto del Peón, la indignación de la Sociedad Rural fue mayúscula:

“El Estatuto del Peón no hará más que sembrar el germen del desorden social, al inculcar en la gente de limitada cultura aspiraciones irrealizables, y las que en muchos casos pretenden colocar al jornalero sobre el mismo patrón, en comodidades y remuneraciones (…). La Sociedad Rural no puede silenciar su protesta ante las expresiones publicadas en que se ha comentado el Estatuto del Peón y en las que aparecen los estancieros como seres egoístas y brutales que satisfacen su inhumano sensualismo a costa de la miseria y del abandono en que tienen a quienes colaboran con su trabajo. El trabajo de campo, por su propia índole, fue y es acción personal del patrón. Este actúa con frecuencia con los peones en la labor común, lo que acerca a las personas y establece una camaradería de trato, que algunos pueden confundir con el que da el amo al esclavo, cuando en realidad se parece más bien al de un padre con sus hijos.”

(Palomino Mirta: “Tradición y poder: la Sociedad Rural Argentina”)

En el mismo libro se señala que entre 1910 y 1943, cinco de los nueve presidentes fueron socios de la SRA, así como 28 de los 72 ministros. Valga el interesante detalle.

TRIPLE A Y LA DICTADURA

De acuerdo a los datos publicados por el libro Nunca Más, el 30, 2 por cien de los desaparecidos fueron trabajadores.

De esa cifra el 60 por cien fueron delegados sindicales, integrantes de comisiones internas o meros activistas.  Entre los dirigentes más caracterizados fue asesinado Atilio López (Triple A, 1974 gobierno de Isabel Perón.)  Y la dictadura asesinó a Rene Salamanca (SMATA) 24 marzo 1976, y Oscar Smith, el 11 de abril de 1977.

Pretender que dirigente sindical es sinónimo de corrupción es tan necio como “todos los políticos son corruptos”. Glosando a Alejandro Dolina se puede agregar que para un analfabeto todos los libros son iguales.  Son conclusiones sin premisas que las respalden e imbuidas de un clasismo retrógrado.

rubengallay@hotmail.com

 

 

 

 

 

 

 

 

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