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¿Y “El Diario”? ¿No será mejor sin patrón?

En los últimos años, el Estado entrerriano tiró a la banquina alrededor de cien millones de pesos en fracasos empresariales, negociados indefendibles y operaciones de desvío de fondos. Y la Constitución habilita (no solo habilita; ¡lo ordena!) promover el cooperativismo y la existencia de medios en manos de sus propios trabajadores. ¿Será muy mal ejemplo que el Estado tome cartas en el asunto y expropie la empresa en la que son socios Urribarri y el ministro macrista de Agroindustria para que sus dueños sean los trabajadores e intenten un camino distinto, más acorde con lo que la Constitución promete pero no cumple? De eso se habla hoy en esta columna.

 

 Por A.S.

—¿Qué tal?
—¿Qué tal? Bien, de diez.
—No me va a salir con eso “de diez, no pego una”.
—No. Yo vengo acertando casi todas. Pero no me quiero agrandar.
—Uh. Cómo estamos hoy. ¿A cuento de qué viene esto?
—De una de las charlas recientes que tuvimos con usté.
—Ahá. ¿Cuál? Recuerdemelá, porque me vino como una amnesia parcial, mire.
—Aquella en la que yo le decía, creo que en marzo, que yo no soy analista económico, pero que para mí estaba bastante claro… Pero espere, que mejor me cito a mí mismo. Acá ´ta. “El macrismo está haciendo un ensayo que se basa sobre todo en el financiamiento externo para ‘normalizar’ la Argentina. Una mirada más neodesarrollista que liberal… ¿Se acuerda que hablamos sobre eso, si estos tipos son neoliberales o desarrollistas?”. Y después agregaba: “Yo no me animaría a decir si este ensayo puede tener éxito o no: las versiones anteriores de modelos parecidos (sólo parecidos, porque no hay dos iguales) terminaron muy mal: Frondizi hace medio siglo, y un poco menos parecido pero más reciente, el menemismo. Creo que este intento puede terminar muy mal por múltiples razones: por ejemplo, que al no verse resultados en corto plazo (póngale uno o dos años más) les corten el financiamiento externo; o que el grueso de la clase media decida que no quiere hacer más esfuerzos, harta de ver cómo se acumulan casos de corruptela no tan visibles como los del gobierno anterior, pero tanto o más graves, como la cantidad de funcionarios tipo Gilligan; o que les vayan fallando uno a uno los cambios que intentan hacer, cosa que hay que reconocer que hasta ahora no pasó, pero en buena medida porque se frenaron: tuvieron que volver atrás con muchas de esas cosas que intentaban hacer”.
—Ah sí, me acuerdo. ¿Y usté dice que eso es lo que viene pasando?
—Algo parecido. Que hayan tenido que ir a buscar financiamiento al FMI es una doble derrota. Por un lado porque ellos mismos se ufanaban de no necesitarlo, y por el otro lado porque prueba que la confianza que creían generar en “los inversores del exterior” macrista no era tanta como para que los que vienen lo hagan dispuestos a invertir en producción y no en la bicicleta financiera de las Lebac, por ejemplo.
—Hay otras explicaciones posibles.
—¿Por ejemplo?
—Una, que siempre haya sido ése el negocio y todo lo demás fuera sólo una manera de presentarlo. No se olvide que todos estos tienen su plata en el exterior y son, en varias formas, socios de esos grandes inversores que ni bola les dan.
—Hmmm. Si fuera así no tendría mucho sentido haber hecho tantos esfuerzos para controlar el dólar. Yo no creo mucho en esa versión: es demasiado conspirativa y poco realista. Prefiero creer que están convencidos de que es la manera de avanzar en su proyecto de transición gradual hacia un capitalismo “normal”.
—Otra opción, menos creíble quizás, es que “el mejor equipo de los últimos 50 años” es en el fondo un grupo de improvisados que apostaron a una fórmula inviable, que podría graficarse con la frazada corta, o mejor, con esos sketches de los Tres Chiflados donde cada cosa que ellos hacían con una mano les complicaba lo que estaban haciendo con la otra.
—Esa última es buena.
—Hecha por Curly era genial.
—Sí. Pero cuando son Macri y Dujovne los que la hacen no da risa, da pena.
—Y esta última explicación también tiene un poco que ver con esa otra cuestión de si este gobierno es neoliberal o neodesarrollista o qué diablos es. También hemos hablado de eso.
—Cierto. Lo único que queda clarito con lo que está pasando es que todos los que vivimos de un ingreso fijo vamos a seguir viendo cómo nuestro poder adquisitivo se va deteriorando a cada minuto.
—Agréguele a eso los despidos y la destrucción de puestos de trabajo. Mire lo que está pasando en nuestra provincia con los medios, nomás.
—Sí, pero no me diga que eso es por causa de las políticas de Macri. No jodamos…
—No dije eso. El fenómeno de los medios oficialistas en los que se volcaron enormes recursos públicos durante la década anterior y que a partir de diciembre de 2015 despidieron personal, vaciaron o malvendieron sus activos, merecería estudios serios y alguna intervención de parte de los poderes del Estado. Empresarios inescrupulosos como Spolzky y Garfunkel, que recibieron miles de millones en publicidad oficial, son el paradigma de ese insólito e inédito proceso. Pero no son los únicos.
—Claro que no son los únicos. Mire El Diario.
—Sí, claro. Ahí iba.
—Usté sabe que “El Diario” de Paraná fue fundado más de un siglo atrás para defender la visión del radicalismo entrerriano. El autor de “Periódicos y periodistas de Entre Ríos”, Aníbal S. Vázquez, cuenta que apenas 45 días después de la salida del periódico, su primer director, Luis L. Etchevehere, renunció para asumir la Vicegobernación de la provincia. Y ese diario, con más de un siglo de historia que se entrelaza con las luchas políticas de la provincia, está en una agonía que la semana pasada sacudió a todos al despedir a más de medio centenar de sus trabajadores gráficos y de prensa.
—Y la historia de ese diario se entrelaza con todo lo que tiene que ver con la política. También con los negocios. Afuera parecerá increíble, pero en Entre Ríos todos sabemos que el ex gobernador y hoy titular de la Cámara de Diputados de la provincia es uno de los dueños del diario paranaense.
—A través de testaferros.
—Por supuesto. Ramiro Nieto, cabeza visible de NEA Capital Creativo SA, que posee más del 60% de la empresa. Pero quizás lo más insólito es que son socios con un rival político: el ministro de Agricultura de Cambiemos, Luis Miguel Etchevehere. El ministro y su familia todavía son miembros de casi el 40% restante.
—Sí, todo eso se sabe. Además de que la empresa hace rato viene atrasada en el pago de salarios, tiene deudas de aportes patronales y con las obras sociales; y con procesos judiciales que la involucran. El más destacado es una acción de la Procuraduría contra la Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) contra la familia Etchevehere a la que acusa de “defraudación” y de autotransferirse siete inmuebles con el objetivo de vaciar “El Diario”. Originada en el marco de la pelea del kirchnerismo con la Sociedad Rural –Luis Miguel Etchevehere era su presidente– la causa no avanzó demasiado y, por supuesto, la Procelac no se metió con los socios kirchneristas de la familia.
—Por supuesto.
—Esos socios, encabezados por el empresario rosarino Ramiro Nieto, tuvieron excelentes negocios con el kirchnerismo –nacional y provincial–: era uno de los encargados de las transmisiones de Fútbol para Todos y de actos oficiales que la Presidencia de la Nación realizaba en el interior del país. En Entre Ríos manejaba las emisiones satelitales de actos oficiales o del Iafas, que le pagaba unos 10 mil dólares mensuales en concepto de publicidad.
—Y no es el único diario que compraron. Además de “El Diario” de Paraná, se quedaron con “La Acción”, de Nogoyá; “El Heraldo”, de Concordia; y “La Calle”, de Concepción del Uruguay. Hasta donde se sabe. Y es un secreto a voces en esas mismas redacciones que el verdadero dueño era el mismísimo ex gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, con un control total de los contenidos, al punto que su ministro de Comunicación, Pedro Báez, o alguno de sus otros alcahuetes, supervisaba (y modificaba por teléfono) las tapas de los diarios. Los trabajadores de “El Diario”, en el muro de feisbuc en el que vienen denunciando todo esto desde hace tiempo, hablan de ese período como “los años oscuros en los que el medio estuvo virtualmente intervenido por el gobierno provincial”.
—Es más, en el caso de “La Calle”, el tradicional diario uruguayense que fuera de la familia Sáenz Valiente, se publicó que la operación se concretó con cheques antedatados a cubrirse con publicidad oficial de la provincia. “Una típica maniobra de la burguesía peronista entrerriana: fue el pueblo quien pagó la adquisición oficialista de ese diario. Quizás no sea temerario suponer que las otras dos compras se financiaron del mismo modo”, publico en su momento “El Miércoles Digital”.
—Todo demasiado obvio, demasiado vergonzoso, demasiado a la vista. Ahora bien, ¿qué se hace frente a todo esto? Porque entre los actuales despedidos y el riesgo de los demás, hay unos 120 puestos de trabajo en riesgo…
—Yo tengo mi opinión. No siempre las opciones son tan claras como ahora. Como yo la veo, una opción es seguir esperando, presenciando cómo estos “empresarios” inescrupulosos y funcionarios corruptos liquidan esa empresa y se quedan con los activos que posee. La otra opción es tomar “El Diario” de Paraná, sacarlo ya mismo de las manos de sus "dueños", convertirlo en cooperativa en manos de sus trabajadores y reclamar que el Estado cumpla con lo que debería hacer en estos casos.
—¿Y qué es lo que debería hacer en estos casos, para usté?
—Mire, en los últimos años el Estado entrerriano malgastó dinero en una larga lista de fracasos empresariales, negociados indefendibles (algunos que ya son objeto de procesos judiciales). Recordemos los casi 6 millones tirados a la basura en el escándalo de las cosechadoras truchas, los 28 millones invertidos en el Frigorífico San José, los 8 millones en Cotapa, los 31 millones con la firma Nelly Entertainment S.A. (del hijo de De Vido), los millones de pesos de deuda que el Estado le condonó a la empresa Pietroboni (era un millón en 2005, actualizado serían cuatro o cinco veces más), los 24 millones tirados en la agencia de publicidad del cuñado de Urribarri. Todo esto, sólo en los últimos doce años.
—Si no saqué mal la cuenta, ahí se fueron más de cien millones. ¿Entonces?
—Entonces, hay que revisar la Constitución.
—¿Por qué? ¿Qué dice?
—Mire los artículos 70 y 76 de la Constitución Provincial. Ya que tanto se llenaron la boca con su carácter avanzado y progresista. ¿La tiene a mano?
—Creo que sí, a ver. Déjeme un minuto. Empiezo de atrás para adelante, ¿puede ser?
—Claro.
—En el artículo 76 la Constitución entrerriana, reformada en 2008, dice que el Estado debe “estimular la tendencia cooperativista” y “la conformación de empresas de la economía social, basadas en los principios del bien común y en la gestión solidaria”. También le ordena “proteger las organizaciones de ese carácter” pero “garantizando su naturaleza y finalidad”, por ejemplo “controlando que las cooperativas de trabajo sean fuente de empleo decente”. Además obliga al Estado a “alentar la propiedad y gestión cooperativa de empresas por sus trabajadores”, a “brindar tratamiento impositivo adecuado a su naturaleza”, y permite “concederles exenciones fiscales a las que colaboren con el desarrollo de la provincia”.
—Se lee claro, ¿no?
—Totalmente. ¿Y cuál era el otro?
—El artículo 70. Léalo.
—En su artículo 70 establece que el Estado “promoverá la propiedad y gestión de medios de comunicación social por parte de organizaciones sociales, cooperativas y comunitarias sin fines de lucro”. Epa.
—También está clarito, ¿no?
—Ajá. Eso parece. No requiere mucha interpretación para darse cuenta de que se podría hacer algo ahí… Con mucho menos de cien millones.
—Tal cual. Yo creo que el conflicto de “El Diario” de Paraná es una ocasión inmejorable para encarar desde otro lugar casos críticos como éste. Es decir, para que las empresas vaciadas por sus capitalistas sean expropiadas por ley (cosa que también está prevista en la Constitución) y convertidas en cooperativas en manos de su personal, con el respaldo financiero y logístico del Estado.
—Esos dos artículos dan un marco constitucional, ¿no? Ahora, la expropiación tendrá que cumplir con todos los requisitos.
—Por supuesto: una ley que declare su utilidad pública, pero también un concienzudo proceso de auditoría para determinar el costo y las deudas, sin perjuicio de las responsabilidades legales y eventual pérdida de derechos de sus actuales propietarios en caso de comprobarse acciones de defraudación o vaciamiento.
—¿Usté dice que sería positivo que, por una vez, los recursos de los entrerrianos fueran usados para cumplir con la Constitución, garantizando fines que ella contempla, asegurando a los 120 trabajadores y trabajadoras de “El Diario” no sólo la fuente de trabajo sino, sobre todo, la posibilidad de ser dueños de su propio destino?
—No hay modo de que yo lo hubiera dicho mejor. El primer paso para eso sería que los propios trabajadores (los despedidos y los que siguen por ahora) se decidieran y tomaran el edificio. Todo lo otro viene después.
—En todo caso no sería el único. A esta altura ya hay experiencia.
—¡Y cuánta experiencia! Desde las primeras empresas recuperadas por sus trabajadores, nacidas en la crisis del 2001, hoy se estima que hay más de 400, presentes en 21 de 24 provincias. Una reciente, acá en Entre Ríos: la cooperativa VIDA, en Concepción del Uruguay...
—Bueno. ¿Pero no sería un mal ejemplo?
—Ja. A eso tampoco hay modo de que lo dijera mejor.
—¿La seguimos en la próxima?

(*) Nota publicada en la edición gráfica de Análisis

Nota relacionada: El diario La Calle cerró su imprenta...

 

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