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Esperanza de Vida al Nacer (y el ANSeS)

En el siguiente artículo el médico uruguayense Daniel De Michele hace un repaso a los habituales malos tratos de nuestro sistema político (desde hace décadas) para nuestra tercera edad, incluso hace una comparación con el Japón. Lea y compare.

Por DANIEL DE MICHELE

La cantidad de años que viviremos viene determinada por múltiples factores, entre los que sobresale el ambiente, así como el funcionamiento de nuestras estructuras biológicas y la herencia.

Vivir en un medio saludable y proveedor de alimentos accesibles, no es lo mismo que vivir en sitios rodeado de peligro y con una naturaleza agresiva y sin alimento. Uno vivirá menos años de lo esperado. La Epidemiología contemporánea define a la Esperanza de Vida al Nacer (EVN) como el número de años que se espera viva una persona en determinado lugar, si las condiciones de vida se mantuvieran estables.

En la Argentina en 1880, la esperanza de vida promedio al nacer una persona era de 32 años tanto en hombres como en mujeres.

Cien años después en 1980, la posibilidad de vivir superó los 70 años para mujeres y unos 63 para los hombres. Las últimas mediciones de 2024 muestran leve mejoría en últimos 20 años, con una media de 77.5 años para las mujeres y 72 años para los hombres.

Vivir cada vez más años es producto del avance de las ciencias de la salud, la alimentación, la mejoría del hábitat y otros factores. El mayor aporte fue el desarrollo de las vacunas y la provisión de agua potable.

Los estados utilizan el indicador Esperanza de Vida al Nacer para predecir las necesidades que generará la planificación del cuidado de sus ancianos y diseñar estrategias para cumplir estos objetivos.

En el extremo más eficiente de mundo hablando de Esperanza de Vida al Nacer, hallamos a Japón donde las mujeres logran una edad promedio de 87 años y los hombres de 81 años (datos de 2023)

En un país como Japón, con un muy pequeño territorio habitable, esta prolongación monumental de la vida ha generado un problema nuevo y la necesidad de nuevas soluciones. Ya no tienen más espacio digno para proyectos habitacionales, salvo que construyan en las laderas de las montañas/volcanes.

Solucionaron el déficit de espacio físico con la implementación de un megaprograma de turismo externo, que invita a sus ancianos a conocer el mundo occidental en confortables aviones de compañías aéreas asociadas al programa.

Cualquiera que ande de turismo por ahí, verá miles de japoneses bajando de los aviones, haciendo turismo en todos los destinos. Viejos nipones disfrutando de la vejez y conociendo el mundo. La población anciana japonesa, se halla disfrutando continuamente en hoteles de 4 y 5 estrellas en otras metrópolis del mundo (o en el aire, volando en un Airbus A380).

Un ministro japonés dijo una vez; “Si todos los aviones del programa de Turismo para Tercera Edad de Japón, aterrizaran al mismo tiempo en nuestros aeropuertos, no habría lugar para ellos ni para los pasajeros en tierra si quisiéramos ponerlos en ningún sitio.”

Nuestro ANSeS, parece dominar estos indicadores epidemiológicos pues a los 70 años, obliga a los viejos a querellas administrativas, judiciales en 1ra, 2da y Corte Suprema y Divina Corte, que se consumen los últimos 10 años de vida de sus jubilados. El stress en un anciano acorta la vida un poco mas, ainda.

Si como dijo Cafierito en el Congreso, el stock de juicios de jubilados al ANSeS en trámite, llega a casi 269.000, tamos al horno. Esto ocurre porque la locura obedece a una estrategia política de no cumplir con los índices de aumento que propuso la misma ley.

Eso luego OBLIGA a los jubilados a reclamar y sin saberlo ni quererlo, se sientan en el tobogán que conduce al fin de la curva de Esperanza de Vida. UD reclama y el ANSES apela. (Salvo en el caso de las pensiones de Cristina, donde nunca nadie apeló nada)

Someter a una espera de 10 años a un jubilado es peor que avisarle que jamás cobrará la plata que le deben porque su muerte tiene día fijo. Cobrarán los letrados patrocinantes jóvenes al fin del combate y con suerte la viuda.

Sostener este sistema de financiación de lo impagable con los últimos años de vida de los que produjeron la riqueza es poco menos que un genocidio diseñado para extinguir el problema, financiado por los que dejan la vida en el alambrado peleando.

Muchos políticos y jueces se están haciendo los distraídos con este crimen silenciosamente tolerado –además- por la toda población. ¿Podrían parar con esta locura?

 

 

 

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