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Antonieta de Barros: la alegría de luchar

Florianópolis es llamada la "isla de la magia", ese hermoso paraíso de playas soñadas, con grandes fiestas de carnaval, destino elegido por muchos para vacaciones o por qué no también para vivir. Pasando el centro, camino hacia el sur de la isla en dirección al aeropuerto uno puede admirar el morro revestido de coloridas casas que parecen caer sobre los autos que entran en el túnel acortando el viaje por debajo del cerro. Curiosamente dicho viaducto lleva el nombre de una mujer, Antonieta de Barros.

 

Por JAVIER ALEJANDRO GAUNA

 

Nacida en 1901 en la ciudad de Florianópolis, Antonieta se destacó como profesora y periodista. Fundó y dirigió su propio periódico que ya a principios de los años 20' promovía la igualdad de género y el anti racismo. Orientó siempre sus ideales a la educación de las clases pobres como herramientas para conquistar la dignidad.

Durante sus años de periodismo bajo el seudónimo "Maria da Ilha" (María de la isla) supo escribir: "Las criaturas (...) necesitan para vivir, en el sentido humano de la palabra, de cultura. Sin cultura no se consigue la independencia moral, sello distintivo de quienes son genuinamente libres, dueños de su conciencia, conocedores de su valor, integrados en su individualidad."

Su lucha por los derechos de las mujeres y las minorías negras la llevó a incursionar en la política siendo elegida diputada del Estado de Santa Catarina en 1934. Primera mujer en conseguirlo en la región y primera mujer negra en ocupar ese cargo en todo Brasil.

Esta hija de esclavos liberados enfrentó sin miedo una discusión de aquella época que hoy por suerte nos parece hasta ridícula. A principios del siglo XX se decía que las mujeres no podían ejercer cargos de importancia debido a su predisposición biológica (inferior).

Las dictaduras de los 40' la alejaron de su puesto volviendo en los años 50' como representante de la socialdemocrácia, vinculada aun a las luchas sociales, militando sin dejar de lado su faceta literaria y docente.

Su repentina muerte en el año 1952 no fue el fin de su trayectoria. El curso que ella misma creó para educar a chicos carenciados continuó, mientras sus obras literarias se reproducieron siendo una interesante guía de lucha para su género y raza.

En esta isla mágica no sólo hay arena y papel picado. La vida de Antonieta de Barros, aquella morena de gran sonrisa contagiosa, constituye un hito en la historia de Brasil. Por eso aconsejo a mis paisanos que cuando pasen por aquí, no sólo se conformen con relajarse en la "República Argentina de Canasvieiras". Hay mucha cultura en los empedrados catarinenses. Aprovechemos para disfrutarla al máximo.

 

Javier Alejandro Gauna. Escritor uruguayense radicado en Brasil.

 

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