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VEINTE AÑOS DE EL MIÉRCOLES

Contaminación y Valor (2007)

En esta nota del 2 de mayo de 2007, en el semanario El Miércoles se contaba sobre la denuncia por el desvío de un tramo del arroyo Las Ánimas por intereses particulares de un conocido empresario dueño del diario más antiguo de la ciudad. “Contaminación y Valor” era el título de tapa que invitaba a conocer cómo esos intereses privados perjudicaban al río y al resto de la comunidad, y era una de las causas de la contaminación del balneario Itapé.

 

El informe principal de aquel número 261, 13 años atrás, abordaba los pasos y las razones de la acusación que había presentado en el Concejo Deliberante un conocido vecino del Puerto Viejo, en razón de un cambio que se había realizado en el final del recorrido del arroyo Las Ánimas para que la contaminación que llevaban sus aguas no perjudicaran la explotación de Santa Cándida, pero eso mismo era una de las causas del daño continuado al balneario Itapé, al ríacho y al río Uruguay, y, por consecuencia, afectaba la salud y el bienestar de la población. Se pedía que el Municipio restituya el cauce de la cañada para remediar -en parte- que se siga atacando el ambiente. Aún no sucedió.

Así, compartiendo con nuestros lectores algunas de las más relevantes notas publicadas durante dos décadas, celebramos los 20 años de Miércoles, que se cumplen en este 2020.

 

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Contaminación y Valor - Las Ánimas que andan penando (2007)

 

Una denuncia presentada ante el Concejo Deliberante asegura que el curso de agua fue desviado años atrás y que, a consecuencia de esa modificación de su recorrido, se produce un daño continuado por contaminación en las playas del balneario Itapé. El profesional denunciante reclama que se tomen medidas antes de comenzar el nuevo período (2008) de uso habitual del Balneario, "por cuanto la salud y bienestar de la población asistente es responsabilidad del Municipio y exige que se restituya a su cauce original la cañada, evitando así que se sigan aumentando los contaminantes perjudiciales en lugares públicos.

 

Por A. S.

Foto de portada: ESTEBAN SELEME

 

 

En algún momento de la década signada por el autoritarismo y la muerte de la dictadura militar, la familia propietaria de Santa Cándida, en una suerte de ambientalismo de avanzada, habría logrado que se desviara el curso de un arroyo que ya comenzaba a dar muestras de una ingente contaminación de metales pesados como plomo, mercurio, cromo y cadmio.

En las condiciones anteriores, esa agua contaminada terminaba fluyendo hacia el Arroyo de la China. El objetivo de tal transformación en el recorrido del curso de agua, habría sido que la polución no afectara el negocio turístico y recreativo montado en el sitio histórico donde funcionó el saladero y residencia de Urquiza, ubicada a la vera del Arroyo de la China y convertido desde hace años en lugar de reposo para turistas con varios ceros en sus cuentas bancarias. Los memoriosos recuerdan incluso que en ese lugar se realizaron fiestas de casamientos de vástagos de los amigos militares de los Sáenz Valiente, herederos del lugar.

 

AMBIENTALISMO OLIGÁRQUICO

«El nuevo verde oligárquico», definió en su momento el periodista Aníbal Gallay, en la legendaria revista concordiense Panza Verde, describiendo el raro fenómeno de que en 1987 la familia Sáenz Valiente pusiera toda su estructura mass-mediática al servicio de las causas ambientales, mucho antes, muchísimo, de que en la Argentina la ecología comenzara a incorporarse a la agenda pública.

Los problemas de contaminación en los cursos de agua tienen historia en Concepción del Uruguay (Foto Valentín Bisogni).

 

En efecto, por aquellos años, el diario, la radio y el sistema de cable de Ricardo Saenz Valiente emprendieron una campaña sistemática y sostenida en el tiempo, contra una curtiembre instalada en el naciente Parque Industrial de la ciudad, que volcaba sus desechos en el Arroyo de la China, produciendo la muerte de ese curso de agua y de paso, arruinando el negocio turístico de Santa Cándida.

Pero lo que nadie sabía es que el ambientalismo avant la letre de los propietarios del ex saladero fuera tan visionario, llegando a torcer el rumbo de un arroyo para evitar que la contaminación los afecte. Eso sí: importa poco que afecte a los demás, aunque sea a pocos metros y aunque nunca se enteren de ello.

 

LA DENUNCIA

Esta historia desconocida se desprende de los términos de la denuncia realizada el pasado 23 de abril, por parte del ingeniero Carlos Hartwig, quien realizó una presentación ante el Concejo Deliberante de Concepción del Uruguay, acompañando documentación que muestra el curso de agua original y las modificaciones que, según el profesional, pudo verificar con una herramienta tan sencilla y moderna (y al alcance de cualquiera que entienda algo de informática) como lo es el Google Earth, un programa que permite visualizar imágenes tomadas desde satélites, prácticamente de cualquier lugar de la tierra.

La nota está dirigida al titular del Concejo, Hugo León Ansaldi, y en ella se solicita que el Legislativo comunal «tome las medidas necesarias para evitar se continúe con un daño continuado por contaminación en las playas del Balneario Municipal Itapé».

 

CAMBIO DE CURSO

Hartwig describe que, mediante el software mencionado, pudo observar «una situación particular con el recorrido de la Cañada Las Ánimas, detectando que el último tramo de aproximadamente 600 metros corre en línea recta, lo cual no ocurre en la naturaleza ya que la misma no construye líneas rectas, sino que siguen las pendientes naturales». Esta constatación, que puede verificarse en la imagen que se muestra en estas páginas, le hizo recordar al denunciante análisis de los barros del balneario realizados años atrás por la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU), donde se podían observar contaminaciones de metales pesados como el plomo, mercurio, cromo y cadmio «que suponíamos se debía al desagüe de la cañada Las Ánimas, metales que ponen en riesgo la vida humana por sus efectos cancerígenos, teratogénicos y mutagénicos con consecuencias a corto, mediano y largo plazo».

Uno de los gráficos presentados en la denuncia muestra la línea recta que hace el curso del arroyo (Gentileza Carlos Hartwig).

«Al unir ambos elementos y verificar lo observado pude concluir que en algún momento se habría cambiado el curso de la cañada Las Ánimas desviando su curso que anteriormente desembocaba hacia el oeste depositando el agua contaminada de los días de lluvia y de los establecimientos de la ciudad hacia un humedal o pajonal que se puede observar desde la Defensa Sur y luego era vertido parcialmente potabilizado hacia el Arroyo de la China».

Esta modificación del curso, asegura el denunciante, trajo como consecuencia una contaminación en forma permanente a lo largo del tiempo «que continúa produciéndose ya que no cesa de volcar el agua contaminada de las lluvias y de todo lo que se vuelca en dicha cañada».

Hartwig fundamenta su pedido de que el Concejo intervenga, diciendo que este daño permanente «me afecta en forma personal y afecta a mi familia que asiste al Balneario Itapé, corriendo el riesgo de ser afectado por los metales pesados que se volcaron y siguen volcándose debido a este desvío del curso que además afecta a todas las personas que asisten al Balneario».

 

UNA PILETA DE DECANTACIÓN NATURAL

En la presentación, Hartwig señala que el agua que se vierte en un humedal «es parcialmente potabilizada por las plantas que el mismo tiene y funciona como una pileta de decantación y absorción de contaminantes natural. Su desvío y volcado directo al Riacho Itapé hace que la contaminación de las calles y techos de la ciudad que se lavan los días de lluvia lleguen rápidamente y sin depurar al balneario y se depositen en él, y existen estudios que demuestran que el momento de mayor contaminación de una desembocadura de un arroyo sobre un río es aproximadamente una o dos horas después que comienza a llover sobre la ciudad».

La presentación concluye instando a que este daño, que se mantiene hasta el presente, «sea inmediatamente reparado por quien o quienes lo hayan cometido, o en su defecto por quienes son los propietarios del terreno donde se realizó la obra que produce este perjuicio a la ciudad».

Y a la vez, reclama que se tomen las medidas necesarias antes de comenzar el período de uso habitual del Balneario (es decir la temporada 2007-2008) «por cuanto la salud y bienestar de la población asistente es responsabilidad del Municipio, restituyendo a su cauce original la cañada evitando se sigan aumentando los contaminantes perjudiciales en lugares públicos».

 

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