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Javier Milei: un político astuto

Javier Milei, la nueva estrella de la política, se muestra como un hombre notoriamente astuto.  Un cúmulo de fisuras quedan expuestas con nitidez cuando se analizan sus actuaciones como diputado y los principios que dice defender. Se destaca el sorteo de los 205 mil pesos de su dieta lo que suena a “hombre nuevo” y no contaminado con los vicios de la “casta política”. Sigue repitiendo los mismos conceptos, pero que suenan como música angelical para la clase media, especialmente cuando ataca a esas “lacras piqueteras que viven de la limosna que reparte el Estado”. La meritocracia opera como el único medio para tener una vida digna, ignorando las dramáticas diferencias entre las distintas regiones.

 

Por ANÍBAL GALLAY de EL MIÉRCOLES DIGITAL

Ha sido noticia durante estos meses que el diputado Javier Milei haga un sorteo con los dineros recibidos en condición de dieta por su labor legislativa. Esto ha merecido el aplauso de muchos, suponiendo que Milei no es una carga para el Estado y que trabaja gratis. Lo cierto es que esos sorteos subyacen importantes contradicciones para quien se considera el paladín de la meritocracia y el achicamiento del Estado.

Milei cobra su dieta como todos los diputados y el Estado nada ahorra. Todos  cobran su dieta y hacen con ese dinero lo que mejor les plazca. Milei decidió hacer un sorteo beneficiando a un argentino por mes, con un dinero, que será más o menos importante según el beneficiado.

Cuando el gobierno otorga beneficios (sean o no planes) se levanta el dedo acusador sobre la demagogia y el clientelismo. Cuando Milei reparte dinero es un acto de generosidad.

Lo interesante de esta singular situación tiene varias aristas que los analistas políticos no han tratado. El primero ya está dicho y consiste en que el Estado gasta en Milei lo mismo que con otros diputados de modo que sigue siendo una carga, según sus propios dichos. El segundo punto tiene ya ribetes ideológicos. Todo el sector liberal-anarquista y sus entusiastas seguidores pone de relieve que el fundamento de una sociedad son los méritos. Dígase que quien se levanta a las 4 de la mañana y trabaja todo lo que puede, terminará siendo exitoso. Desde ya que este camino de la meritocracia todos pueden caminarlo y lograr lo que se proponen. Si se ha nacido en Pluma de Pato (Salta), en El Quebranto (Formosa)  o en Puerto Madero es un punto que nada altera la teoría, según sus defensores. En todo caso tendrá que hacer un esfuerzo mayor, pero todos tienen la oportunidad. Esta idea del individualismo y los méritos personales como sendero que lleva a la eternidad, proviene del calvinismo, versión cristiana concordante con el sistema capitalista.

Milei sortea su dieta, y quien se beneficia no será por sus méritos sino por el azar. El dinero le llueve del cielo contradiciendo la teoría de la meritocracia.

La pregunta acerca de qué vive Javier Milei, la responde el propio economista resaltando que le pagan muy bien por sus conferencias. Sin dudar de ello, solo queda por saber qué entes (públicos o privado, argentinos o extranjeros) abren sus faltriqueras para abonar tales conferencias. Así se podría saber quiénes ponen dinero para la dieta privada de Milei.

Cuando el gobierno otorga beneficios (sean o no planes) se levanta el dedo acusador sobre la demagogia y el clientelismo. Cuando Milei reparte dinero es un acto de generosidad. Se puede acotar que todos los adultos de la familia beneficiada votarán por Milei, de modo que no se aparta de un clientelismo particular.

Además, quienes desean participar deben anotarse y por lo tanto el partido libertario tiene una notable base de datos para trabajar en concreto sobre cada ciudadano. (Hasta el momento de esta nota eran dos millones y medio de inscriptos).

Javier Milei clama que el Estado debe achicarse, continuando aquella línea de la Dictadura formulada en “Achicar el Estado es agrandar la Nación”. Milei hubiera podido donar ese dinero al Estado, colaborando en el achicamiento del déficit, y no sortearlo beneficiando a una sola persona. Esto es por supuesto una ingenuidad, pero se trata de llevar el razonamiento hasta el final. El filósofo Karl Popper le llamó “falsacionismo” y se trata de atacar posibles verdades en el intento de encontrar fisuras, si las hubiera.

Esta puesta en escena de Milei tiene, como se ve, fisuras. Se trata de un caso muy relevante de clientelismo y demagogia. Milei es un hombre astuto y esto le valió que por pocos dineros tenga publicidad que le hubiera costado millones de pesos, y como ya se dijo una importante base de datos de gran valor en tiempos electorales. Las bases de datos se compran, pero Milei la obtuvo por unas chirolas. Y como corolario el aplauso de la clase media, sobre todo cuando habla de la “casta política”, suena a melodía celestial.

La pregunta acerca de qué vive Javier Milei, la responde el propio economista resaltando que le pagan muy bien por sus conferencias. Sin dudar de ello, solo queda por saber qué entes (públicos o privado, argentinos o extranjeros) abren sus faltriqueras para abonar tales conferencias. Así se podría saber quiénes ponen dinero para la dieta privada de Milei.

Milei sortea su dieta, y quien se beneficia no será por sus méritos sino por el azar. El dinero le llueve del cielo contradiciendo la teoría de la meritocracia. 

Esto mismo les cabe a los diputados en general, porque es harto difícil que puedan sostener el nivel de vida con 205.000 pesos.

Javier Milei les sacó a todos unos trancos de ventaja porque los lleva “doblao en malicia y experiencia”, de acuerdo a una letra tanguera de Celedonio Flores.

anibalgallay@hotmail.com           

 

 

 

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