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La represión civilizada

“No somos indios salvajes”, dijo el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni. Agregó además que la policía está para reprimir “pero para ello hay técnicas”. Según su saber, entender y expresar hay represiones propias de indios salvajes y otras propias de gente civilizada.

 

Por ANÍBAL GALLAY de EL MIÉRCOLES DIGITAL

(Fotografia: INFOREGIÓN de LOMAS DE ZAMORA).

 

Es interesante penetrar en la historia reciente de Argentina para advertir cuán civilizada es la represión. Centenares de muertos corroboran que alcance tiene esta expresión del teniente coronel,  médico, abogado y ministro Sergio Berni.

La policía bonaerense reprimió a los trabajadores de un frigorífico de Quilmes. Se trató, para Sergio Berni, de una represión propia de indios salvajes.

Sergio Berni, es el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires. En estos días sorprendió (aunque no tanto) al afirmar textualmente: “La función de la policía cuando hay un delito es reprimir, pero todo tiene una técnica, no somos indios salvajes".

Esto lo dijo en el marco de una actitud de la policía bonaerense que procedió a reprimir sin su autorización. Pero lo interesante es adentrarse en el concepto “no somos indios salvajes”.

El término se usó durante todo el siglo 19 en Argentina para designar a los pueblos aborígenes, aunque fueran pacíficos. Como se sabe, la civilización es siempre la europea. Hasta no hace tanto tiempo las maestros en las escuelas reprendían a los alumnos revoltosos llamándolos indios.

La represión civilizada

Para el ministro de Seguridad hay una represión propia de indios salvajes y otra que necesariamente será la civilizada. Es la que realiza el Estado, en el uso del monopolio de la fuerza.

Es pertinente en este caso traer a colación algunas acciones del Estado en su condición de represor civilizado. Solo se tienen en cuenta los sucesos durante el siglo 20.

En 1909 se realizó un acto anarquista en Plaza Lorea (Buenos Aires). La policía de Ramón Falcón reprimió y dejó 11 muertos.

En 1919 (gobierno de Hipólito Yrigoyen) el sindicato metalúrgico llevó adelante una huelga. La represión dejó 700 muertos y 4000 heridos. Este hecho se lo conoce como "La semana trágica".

Ese mismo año, pero en Formosa, el Ejercito reprimió a aborígenes pilagá por un supuesto levantamiento. Hubo 15 aborígenes muertos.

Entre 1921 y 1922 los obreros patagónicos llevaron adelante una huelga generalizada. El presidente Yrigoyen envió al Ejército. Como saldo de la represión quedaron 1.500 muertos.

En 1921 se declaró una huelga en "La Forestal" (Villa Guillermina, Santa Fe) La represión dejó 600 muertos.

En 1924, en la reducción  Napalpí (Chaco), los aborígenes se declararon en huelga en protesta por la situación laboral de esclavitud. La represión dejó entre 200 y 400 muertos, según las distintas versiones.

Un caso similar ocurrió en 1947, durante el gobierno de Juan Perón. La fuerza Aérea y la Gendarmería reprimieron a los aborígenes en la provincia de Formosa entre los pueblos de Pozo del Tigre y Las Lomitas. Los muertos alcanzaron a 1.000 aborígenes.

La lista podría extenderse con los fusilamientos de 1956 y la represión durante la dictadura, hechos harto conocidos.

Berni no es un hombre al que le falten libros. Como militar alcanzó el grado de teniente coronel, es médico y además abogado. Sin embargo la expresión “no somos indios salvajes” desnuda una faceta de su pensamiento, propia de un colonizado sin un ápice de pensamiento crítico.

rubengallay@hotmail.com

 

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