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ENTREVISTA CON LA ACTRIZ Y DIRECTORA DE “FLOR DE AZÚCAR”

Valeria Blanco y Patricia Miotto: “Estos premios son como un aplauso, pero más grande, de esos que ensordecen”

El unipersonal “Flor de azúcar”, interpretado por Valeria Blanco y dirigido por Patricia Miotto, viene recibiendo importantes reconocimientos: obtuvo los premios a “Mejor Actriz”  y “Mejor Puesta en Escena” en la instancia final del 34º Encuentro Entrerriano de Teatro, en Concordia. Protagonista y directora contestaron las preguntas de El Miércoles Digital.

 

Por A.S. de EL MIÉRCOLES DIGITAL

 

“Flor de azúcar” es un monólogo de Patricia Suárez, que en la voz, la piel y el cuerpo de Valeria Blanco sorprendió, hizo reir y finalmente estremeció a muchos uruguayenses, bajo la dirección de Patricia Miotto. La semana pasada la puesta realizada por este grupo teatral recibió importantes reconocimientos en el 34º Encuentro Entrerriano de Teatro, cuya instancia final se desarrolló en Concordia. Allí las teatristas de La Histórica obtuvieron los premios a Mejor Actriz y a Mejor Puesta en Escena.

 

La obra afronta una problemática difícil y actual: el abuso del poder del varón sobre la mujer, pero desde una perspectiva diferente, la de la mujer que después de aguantar todo, de soportar lo intolerable, de callar ante el dolor, la traición, la infidelidad, el abuso, después de luchar por preservar lo que cree que es amor, de jugarse por su pareja, un día se deja vencer por los demonios de su propio infierno interior y resuelve el dolor de la única manera que parece quedar: la peor.

 

En este breve diálogo, Patricia Miotto –directora– y Valeria Blanco –actriz– cuentan por qué esa obra y qué impacto tuvo en ellas el importante reconocimiento obtenido, que se suma al aplauso del público.

 

¿Esperaban estos reconocimientos?

Valeria: No... Y sí. Sí, porque exponer un trabajo a la evaluación de un jurado, implica el anhelo de la aprobación. Y si además, como en este caso, se presentan otros… De correr una carrera, lo haría para llegar primera… ¿no? (risas). Pero en estos casos, la cosa es bien subjetiva, se ponen en juego infinidad de cuestiones, las circunstancias personales tanto de actores como espectadores, las de tiempo y espacio al momento de la presentación, hasta las sociales e históricas. Entonces, no. Pero quiero decir que de todas formas, cuando se ha trabajado a conciencia, con entrega, responsabilidad y respeto, no importan los resultados, no alteran el producto. Por otra parte, creo que todo reconocimiento involucra el compromiso de  merecerlo… así que significa que debo seguir trabajando.

Patricia: En mi caso, yo sí esperaba que Vale recibiera el de “Mejor actriz”, ya que es una actriz de aquellas que cualquier director de teatro quiere tener. Pero el premio mayor “Puesta en escena” ése no lo esperaba, porque además hubo otras obras realmente hermosas en sus puestas en escena, de una increíble construcción teatral… Por lo tanto me resultaba impensado que lo ganáramos. El reconocimiento del público en verdad, a mi parecer, siempre es un regocijo al alma y al ego de nuestro ser artistas.

 

La obra expresa, en clave de humor negro, una problemática de mucho impacto que tiene que ver con el machismo y el sometimiento de la mujer a los roles impuestos por el patriarcado. ¿Cómo y por qué se decidieron por esa obra, que tiene ribetes sin duda controvertidos?

Valeria: La invitación me llegó de parte de Patricia, que ya había encarado el proyecto con otra actriz que por cuestiones personales (¿qué paradójico no? La actriz había decidido ser mamá, nada más ligado al mundo de la mujer) abandonó el proyecto. Primero, a una amiga-hermana se le dice que sí, siempre… Creo  que acepté  antes de leer el texto (risas). Por otra parte, la propuesta era tentadora desde donde se la apreciara: la metodología de trabajo, que podrá detallar mejor Patri,  la posibilidad de hacer un monólogo, la de construir un personaje tan complejo y que atraviesa tantos estados de ánimo. La temática de la obra diría que fue lo que menos llamó mi atención. Quizás porque soy mujer y vivo inmersa en esta controvertida problemática desde que tengo memoria.

Patricia: La obra llega a mí por un director de teatro de Buenos Aires, Marcelo Mangone, con el que me estaba formando. Él me entrega dos unipersonales: “La boca amordazada” y “Flor de azúcar”. La primera la elegí para actuarla y me dirigió Marife Franco en su momento. En breve vuelvo a desempolvarla para que la dirija Valeria Blanco. Y la segunda decidí dirigirla con el empuje incondicional de mis maestros Andrea Julia y el mismo Marcelo Mangone. La puesta comenzó a ser trabajada a partir de la didáctica de trabajo de César Brie, trabajando desde el movimiento del cuerpo, buscando secuencias repetidas una y otra vez, se trabaja la mirada, la voz, cada movimiento milimétricos. Te diré que es un arduo trabajo del actor y del director, luego se pone el texto y a partir de allí empezamos a delirar cada vez más con esto que le pasaba a esta mujer.

 

En lo personal en tu caso, Valeria, hay una carga muy grande al encarar un unipersonal de estas características. ¿Cómo lo vivís? ¿Cuánta energía te demanda?

Valeria: Voy a intentar poner en palabras lo que vivo cada vez que me paro atrás del telón y espero el momento de entrar. El shock adrenalínico me invade y pienso  que no debe existir consumo de substancia alguna que se le compare… Me digo: “Acordate de respirar”, siento mis latidos en la piel de todo el cuerpo, “¡Dale! respirá!”. Me pregunto “¿Quién carajo me mandó a meterme en esto?, acordate de respirar”, Y me contesto: “Yo solita”, me río de mí en silencio, y más o menos en ese momento piso el escenario, me encuentro con el público … El resto se siente tan placentero como flotar en el río, haciendo “la plancha”,  me dejo llevar y de tanto en tanto por menos de un segundo advierto el paso del tiempo, de las palabras, de los movimientos… Me da…  ¡cuánto me da! Energía a raudales. Que se esfuma rápido, y vuelvo a sentir la imperiosa necesidad de volver a ese lugar.

 

Es muy difícil, casi impensable, vivir de la pasión teatral en una ciudad como la nuestra. ¿Estos reconocimientos compensan los sinsabores?

Valeria: En una ciudad como la nuestra o en otra o en cualquiera, lo único que compensa los sinsabores de la subsistencia es vivirlos con pasión teatral. Los reconocimientos van y vienen. Cuando vienen, los invitamos a cenar.

Patricia: En mi caso, creo no haber vivido sinsabores en relación al teatro. Sé por mí misma y por mis compañeros artistas (que tengo en varios lugares del país y en el Uruguay ) que el arte independiente es terriblemente difícil en todos lados, y que cada uno de nosotros debemos estar preparados para esto. Y como dice Cesar Brie: “…Mientras aprendes debes treparte al escenario y mostrar tu inexistencia. Destino de actor servir de almuerzo a los críticos mientras hambreas. Extraña alquimia la de mentir honestamente, la de mostrar el corazón a través de la ficción y la poesía… lo haces porque es la eternidad y tú sabes que la eternidad no dura…”

Valeria: Estos reconocimientos son un aplauso más. Sí. Son como un aplauso, pero más grande, de esos que te ensordecen.

 

Fotos: Emilce Kueider / Facebook Valeria Blanco

 

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